Con «Senjutsu» la Doncella de Hierro suma ya diecisiete largos. Una cifra nada desdeñable, sobre la que el grupo ha construido una carrera inigualable, llevándoles hoy en día a llenar estadios con decenas de miles de personas en cada concierto. Iron Maiden están en uno de sus mejores momentos desde un punto de vista de impacto mediático y presencia en directo, y quizás ello haya contribuido a que la banda se sienta más cómoda para seguir explorando y ampliando sus horizontes sonoros en cada disco desde el lanzamiento de “A Matter Of Life And Death” en 2006.
Aunque esto de explorar no es nuevo para la banda: poco tienen que ver el sonio de “The Number Of The Beast” con el de “Somewhere In Time”, el de “Powerslave” con el de “Seventh Son” o el de “Fear Of The Dark” con el de “Brave New World”.
En cualquier caso, “Senjutsu” llega en un momento en el que la banda llevaba mucho tiempo en la carretera, sumidos en una de las giras más ambiciosas de su carrera hasta la fecha, y tras presentar “The Book Of Souls”, su último disco de estudio, que vio la luz en 2015 y que, a día de hoy, mantiene a los fans divididos de forma bastante notoria, con un sector valorando el disco como uno de los mejores trabajos de la Doncella, o al menos de los mejores desde el “Seventh Son”, y otros con una opinión totalmente contraria. Puedo adelantar que “Senjutsu” seguirá un camino similar.
El disco comienza con “Senjutsu”, tema homónimo que nos da la bienvenida con una potente percusión y algunos sonidos evocativos del lejano oriente, sutiles pero efectivos. Después el tema cobra un tono épico y potente con la entrada de la voz y las guitarras, que a medida que avanza el tema van ganando protagonismo, hasta adueñarse por completo del mismo. Destaca la presencia de ciertos toques de teclado, que aportan la armonía a las guitarras y contribuyen a crear una atmósfera llena de claroscuros y con una sensación absolutamente bélica. La canción casi podría pasar como banda sonora de alguna batalla de fantasía medieval. El efecto de los teclados le aporta cierta melancolía a la melodía, y el tema brilla con luz propia gracias a unos solos afilados y muy característicos de la banda, y a un Bruce que continúa en su línea habitual.
Desde este primer tema, podemos percibir la que es para mí una de las grandes virtudes de la producción de «Senjutsu«: hay varios momentos en varios temas de este disco en los que la voz, aún estando presente de forma activa (es decir, Bruce está cantando), adopta un papel menos frontal, funcionando como un instrumento más en el global de la canción. Esto permite que la canción respire libremente y que cada pieza encaje en su sitio, sin ver uno de sus elementos forzado al frente de forma constante.
El segundo corte ya es conocido por todos: “Stratego” fue el segundo single elegido por la banda como adelanto a este disco, y se trata de un tema mucho más sencillo y clásico de Iron Maiden. El bajo de Harris cabalgando como siempre, las guitarras dibujando una melodía que parece sacada directamente del “Somewhere In Time”, un puente épico y potente con Bruce desatado y un estribillo pegadizo y muy coreable. Y de nuevo, los teclados hacen acto de presencia, con un protagonismo y un uso armónico que la banda no había repetido desde “Seventh Son Of A Seventh Son”. Cinco minutos, sin “virguerías” ni exageraciones. Sinceramente, me resulta muy complicado entender el descontento de un sector de los fans con este single: es el tema con más sonido a Maiden clásico que la banda ha sacado desde el 2000. Y puede que incluso desde unos años antes.
Si podría llegar a entender un poco mejor la polémica con “The Writting On The Wall”. Básicamente porque es un tema muy atrevido, en el que Maiden comienzan rebajando un poco las revoluciones y presentando unas guitarras con tintes folk y country muy poco habituales en su sonido. De hecho, es casi la primera vez que las utilizan… aunque en “Dance Of Death” hubo algún atisbo similar, en temas hoy recordados con bastante afecto como “Paschendale”. Y seré sincero: cuando escuché el tema por primera vez, no me impresionó. Me dejó un poco frío. Sin embargo, a medida que lo he ido escuchando en repetidas ocasiones, ha ganado muchos enteros, y se ha convertido en una de las canciones que quiero escuchar sí o sí en los futuros directos de la banda: su puente, su estribillo y esos solos son “crema”.
Tal y como comentábamos Adrian Smith y yo en la entrevista que podéis leer en el número 401 de Metal Hammer, Steve Harris se ha dado todo un festín compositivo en este disco, con cuatro canciones que, juntas, sobrepasan los cuarenta minutos. La primera de ellas llega bastante pronto, en cuarto lugar en el tracklist del disco, y lleva por título “Lost In A Lost World”. Con nueve minutos y medio de duración, es la más corta de las 4 epopeyas de Harris en “Senjutsu”, y quizás es también la que menos me ha impresionado, sin que ello signifique ningún demérito en ella (más bien un mérito en el resto).
Una guitarra acústica, un leve sintetizador de fondo y la voz de Bruce nos dan la bienvenida a un tema que comienza oscuro, misterioso y con cierto aire melancólico. Es un comienzo que me recuerda ligeramente a “The Talisman”, de “The Final Frontier”. El tema finalmente rompe con la aparición de un potente riff, trasformando el tema en un corte con a mitad de camino entre el medio tiempo y la canción rápida y con un tono general que lo convierte en un tema muy evocativo, aportando ciertas cualidades casi visuales a la lírica. El conjunto es un tema bastante clásico de los últimos años de Harris, que conseguirá sacarle una sonrisa a cualquier fan de Maiden en su última etapa, y quizás incluso a los que se sienten mucho más arraigados en sus discos clásicos.
Con “Days Of Future Past” la banda vuelve a presentarnos un tema rápido y con duración de single (solo cuatro minutos, el más corto del disco). Se trata de una composición conjunta de Adrian Smith y Bruce Dickinson, y tiene un sonido quizás más “moderno” o contemporáneo que el de otros temas «Senjutsu«, en lo referente al tratamiento de las guitarras y el desarrollo estructural. No obstante, siendo Iron Maiden la banda que es, lo acaban convirtiendo en uno de esos temas cañeros que gustan a todos los fans, con un “break” en el estribillo que facilitará que el público lo coreé en directo. Es posiblemente uno de los temas que pasará más desapercibido en las primeras escuchas, pero que con cada nueva vuelta resulta más y más agradable. Lo veo un claro candidato a entrar en futuros setlist del grupo.
“The Time Machine”, con Janick y Steve como fuerzas creativas, se nos presenta con un comienzo misterioso en el que rápidamente las guitarras ganan protagonismo, con melodías en las que predomina un enfoque mayor, resultando en un tema bastante animado y en general alegre, matizado con ciertos cambios en su estribillo y justo antes del primer solo, en el que destaca la base de Harris en su clásico bajo galopante. El tema, hacia el minuto cuatro aproximadamente, nos regala una pequeña melodía que recuerda fuertemente a algunas de las que pudimos disfrutar en “Brave New World”, antes de dar un nuevo giro, con un riff muy oscuro y un nuevo solo, tras el que el tema regresa a su primera realidad, con Bruce exhibiendo su buen estado de forma.
“Darkest Hour” vuelve a repetir la dupla Smith/Dickinson y lo hace con un tema a medio tiempo, casi rozando la linde de la balada (aunque sin llegar atravesarla en ningún momento, en mi opinión), para presentar un tema melancólico, oscuro y con cierta épica oscura. Es un tema casi tétrico, arraigado líricamente en un destacado y oscuro momento de la SGM. Es mi tema favorito del disco. Me parece una auténtica genialidad, con una fuerza incontestable que exuda de una rabia contenida, interpretada a la perfección por Bruce a la voz, y con un acompañamiento instrumental impecable, inteligente y que sabe construir el momento hasta un estribillo épico y casi catártico. Me recuerda, hasta cierto punto, al trabajo de Bruce en solitario en discos como “The Chemical Wedding”. Un tema para disfrutar, y que aunque me parece algo difícil, espero que acabe viendo la luz en directo más pronto que tarde.
Llegados a este punto de «Senjutsu» comienza una recta final sorprendente, con tres temas firmados por Harris que presentan una duración de diez minutos y veinte segundos, doce minutos y cuarenta segundos y once minutos y veinte segundos respectivamente. El primero de ellos es “Death Of The Celts”, un tema con una sensación general que recuerda mucho al sonido de “Brave New World”, y en concreto, no puedo sacarme de la cabeza cierto parecido con “The Nomad” (y puede que, incluso, con “The Clansman”, de “Virtual XI”).
Es un tema que avanza, casi inexorable, tomándose su tiempo antes de llegar al primer estribillo, pero sin hacer prisioneros, atrapando al oyente poco a poco en su entramado de riffs, haciéndonos desear con expectación la llegada de ese escurridizo estribillo, que tras aparecer una única vez nos abandona en brazos de un afilado solo, que nos guía a un cambio de ritmo y dinámica en el tema: es el momento que la banda ha elegido para lucirse, y tiene espacio de sobra para ello. El tema regresa contenido, a tempo lento, sobre una acústica y guiado por la voz de Bruce, sin volver a regalarnos en ningún momento ese ansiado estribillo. Quizás una de las canciones estructuralmente más progresivas de la carrera de Iron Maiden.
“The Parchment” ha sido uno de los temas que más me han sorprendido del disco. En la primera escucha fue la que menos huella me dejó del trío final, y sin embargo con cada nueva vuelta que le he dado al disco, he ido descubriendo detalles y matices que la han convertido, me atrevería a decir, en una de mis favoritas de este plástico.
Se trata de un tema complejo, quizás el que más detalles ocultos tiene del disco y el que tiene la instrumentación más completa y abundante. Cuenta con varias partes bien diferenciadas, que le aportan una apariencia de “suite” progresiva bastante notoria, que si bien no es nueva para Maiden a estas alturas, no deja de ser poco habitual. Hay bastantes guiños al sonido de discos como “Brave New World”, “Dance Of Death”, “Seventh Son” y “The Book Of Souls”, una herencia fruto sin duda de haber compuesto y grabado este tema durante una gira plagada de temas de todas sus etapas. Es una canción que aún considero “en descubrimiento”, y que no puedo juzgar de forma plena, porque creo que acabará siendo mucho más de lo que es en este momento.
Finalmente, «Senjutsu» presenta su canto del cisne con “Hell On Earth”. Como curiosidad, este es el primer tema de la discografía de Iron Maiden que tiene la palabra “Hell” en el título. Pero dejando de lado la lingüística, hablemos claro: “Hell On Earth” es un TE-MA-ZO. Lo pongo en mayúsculas y separado por sílabas para que nadie se confunda. Posiblemente la mejor de las cuatro composiciones de Harris en este disco. Se trata de un corte épico y que avanza ganando en intensidad, capaz de aunar en sí mismo la tradición clásica de estos temas de Iron Maiden, con la tendencia más reciente en estas composiciones de Harris, resultando en un tema fresco y actual, pero con un pequeño toque nostálgico y familiar ¡Y qué guitarras! ¡Y Bruce!.
No quiero cerrar esta review con un típico resumen y una opinión. Esa algo que no contentaría a nadie, y además sonaría demasiado lapidario. Solo diré que, como fan de Iron Maiden, estoy muy satisfecho, y os animo a darle una oportunidad «Senjutsu» con oídos frescos, sin prejuicios ni ideas de lo que “se espera de”. Solo disfrutando de la música.
Ya van diecisiete. Y que sean muchos más.