Crónica de Geoff Tate en Barcelona. Concierto que se celebró el pasado 7 de mayo en la sala Razzmatazz II de Barcelona.
Texto: Jacin Calvo; fotografías: Alfredo M. Geisse
El pasado domingo 7 de mayo, tuvimos la gran suerte de poder disfrutar en la sala Razzmatazz II de la espectacular voz de Geoff Tate, ex-vocalista de Queensrÿche. El cantante de Seattle interpretó, íntegramente y con exactitud, dos de los álbumes que marcaron la época dorada del quinteto americano, «Rage For Order» (1986) y «Empire» (1990), siendo ambos discos una gran influencia para futuras bandas que experimentaron nuevos horizontes hacia el metal progresivo.
La gira europea de Tate dio comienzo en Ibiza el pasado 5 de mayo, ofreciendo 5 conciertos más en España en las ciudades de Bilbao, Barcelona, Madrid, Murcia y Burgos a cargo de la promotora Etin Produccions. Una extensa gira por Europa que tendrá su punto y final el 21 de noviembre en Stockholm tras visitar 54 ciudades de nuestro continente.
A las 19:15, con la sala prácticamente vacía, comenzaba la actuación de un joven inglés llamado Josh presentando cuatro temas de su E.P. «Neon Nightmare». Unas canciones tranquilas, interpretadas con una guitarra acústica y una espectacular voz que atrapan al oyente. Aun no siendo el estilo más adecuado para una noche de rock como la del momento, hay que reconocer que lo hizo realmente bien y se ganó el sincero aplauso de los pocos presentes.
Leksi
A las 19:45 en punto tomaban posiciones los chicos de Leksi, de los cuales tres de ellos también formaban parte de la banda de Geoff Tate, el guitarrista James Brown, el baterista Daniel Laverde y el bajista Jack Ross.
El quinteto liderado por Alex «Leksi» Heart, nos brindó un repertorio de 20 minutos de un moderno Hard Rock americano con un excelente sonido, pero sin acabar de convencer del todo a un público que ya empezaba a cubrir gran parte del aforo. Sonaron temas como «Hold Your Breath», «Contact» o «Reality». Escasa conexión con el público por parte de los componentes y poca complicidad entre ellos mismos fueron detonantes para que no dejasen un buen sabor de boca entre los asistentes, ya impacientes por ver al ex-Queensrÿche en acción subido en el escenario.
Geoff Tate
Pocos minutos pasaban de las 20:30 cuando comenzaba a sonar la intro de «Walk In The Shadows» que anunciaba entre penumbras el inminente repaso del álbum «Rage For Order» corte a corte, uno tras de otro y en el mismo orden que la obra publicada en el año 1986.
En primer lugar, aparece en escena Daniel Laverde ocupando posición en su batería electrónica conectada directamente a la mesa de mezclas. Seguidamente, el bajista Jack Ross se coloca delante de la tarima de la batería permaneciendo estático a la espera, y posteriormente aparecen los guitarristas James Brown posicionándose a la derecha del escenario y Kieran Robertson a la izquierda del mismo. Por último, entra en escena Geoff Tate al mismo tiempo que arranca la música, entrando la señal de inicio por monitoreo interno In-ear (pinganillo).

Todos los instrumentos carentes de amplificación y conectados por línea directamente a la mesa de mezclas, dejaba mucho espacio libre en el escenario para que los chicos de Geoff camparan a sus anchas por las tablas, de un lado a otro, disfrutando del momento y haciendo disfrutar a los espectadores. Cabe destacar que cada nota que sonaba estaba perfectamente medida y equilibrada de volumen para que las secuencias o sonidos pregrabados sonasen lo más parecido posible al disco original.
Un aspecto negativo que considero que debe ser remarcado, hace referencia a la abundancia de coros pregrabados. Siempre he dicho que el playback le resta magia al directo, y en este caso creo poder decir que el abuso de playback en los coros rozaba el descaro. Por lo demás, solo tengo palabras positivas y elogios para describir lo que vivimos en la sala Razzmatazz II el pasado domingo 7 de mayo.
Pudimos ver a un grandísimo cantante que a sus 64 años se encuentra en un excelente nivel de voz y no difiere mucho de aquel estandarte que selló la mejor época del quinteto americano Queensrÿche. Podemos decir también que Geoff está cantando a tan solo un semitono por debajo en comparación con las grabaciones de los primeros álbumes. Eso es realmente excelente con la edad que tiene, y no hay muchos cantantes que hayan mantenido ese registro con esa edad.
Las respuestas de agradecimiento del público y los sentimientos de satisfacción de Geoff, crearon un especial vínculo de simbiosis de principio a fin entre la banda y el público, que no cesó de cantar y corear cada tema del disco hasta concluir con la última «I Will Remember».
Pasados unos quince minutos de descanso, la joven banda de Geoff Tate volvía a la carga con un nuevo cambio de vestuario para interpretar la segunda parte del concierto.
Los diez temas íntegros del álbum «Empire» publicado en el año 1990 comenzaban a sonar con los primeros acordes de «Best I Can», siendo ésta coreada a pleno pulmón por todos los asistentes.
Tras unas palabras de agradecimiento de Geoff, nos presenta la pieza «The Thin Line», donde el vocalista nos deleita con un melódico solo de saxo tal como exige el guion del segundo corte.
Seguidamente la gloria para los oídos comenzaba con esa línea de bajo a semicorcheas que marca la introducción de «Jet City Woman», donde se vio un público entregando el máximo esfuerzo de voluntad por corear el estribillo de tal manera que temblaba la sala entera al completo.
Temas tan esperados como «Empire» o «Silent Lucidity», llegaban uno tras otro hasta completar la última pieza que cierra el clásico L.P. de los chicos de Seattle «Anybody Listening?».

Los músicos se retiraron del escenario acompañados de una grandiosa y calurosa ovación ofrecida por una multitud muy agradecida con lo presenciado, una multitud insaciable de más clásicos de Queensrÿche, y que repetida e insistentemente reclamaron los bises al cántico de otra, otra, otra…
Finalmente, la banda de Geoff Tate concluía su show interpretando el single de su primer álbum «Queen Of The Reich», guinda final de un pastel realmente suculento y apetecible con el que la visita de este pedazo de cantante con mayúsculas, nos dejó un exquisito sabor de boca a todos los afortunados que tuvimos la suerte de presenciar su magnífica actuación.

Resumiendo, en pocas palabras, se puede decir que ver un concierto del señor Tate es encontrarse con: Un alto nivel vocal, una excelente calidad de sonido, un buen trabajo interpretativo, una buena actitud y una buena puesta en escena de los músicos, una excelente complicidad con el público, un generoso feeling mutuo y una buena compenetración entre los cinco componentes. Realmente tienen muchas cualidades positivas para recomendar a todos que no se pierdan a Geoff Tate en concierto, a pesar de las adversidades circunstanciales.
Hasta aquí ha sido la crónica de Geoff Tate en Barcelona. Próximamente os seguirémos informando en nuestra sección de crónicas.