Crónica de The Who en Barcelona. Concierto que se celebró el pasado 14 de junio en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
Texto: Toni Rodríguez
¡¡¡¡¡Allí estábamos, media tarde de un día agradable, haciendo tiempo para entrar al Palau Sant Jordi de la que prometía ser una ocasión especial, nada menos que THE WHO!!!!! O lo que es lo mismo, Roger Daltrey y Pete Townshend, por desgracia, ya no podemos disfrutar de John Entwistle y Keith Moon, DEP. La banda británica, una de las más relevantes e influyentes de la historia del Rock. Tras más de 60 años recorriendo escenarios de todo el planeta, se presentaba por primera vez (y probablemente última) en Barcelona y, además, acompañados por la Orquesta Sinfónica del Vallés.
Seis décadas, se dice pronto, contemporáneos de THE BEATLES y THE ROLLING STONES y al igual que ellos, rondando los 80. Muchos que no los habíamos visto anteriormente, teníamos curiosidad por qué era lo que íbamos a ver esa noche, al menos yo la tenía.
Siempre te viene a la cabeza la imagen de los WHO más salvaje, la de Daltrey haciendo volar el micro sobre su cabeza, como unas hélices de helicóptero y Townshend agitando su brazo derecho como un molinillo para hacer rugir su guitarra, pero con una Orquesta detrás, era toda una sorpresa….
De forma progresiva y ordenada, iba llegando el personal al recinto, sin aglomeraciones, sin avalanchas, todo eso queda para otros o quedó en otras épocas. Público de lo más variado, allí tenían cabida varias generaciones, personas de estilos o gustos muy diferentes, de ambientes muy diferentes, de estética muy diferente, había adolescentes y veteranos muy veteranos, había punks, rockers, mods, metaleros, la familia completa, nietos, padres, abuelos, mucho traje y corbata en la zona VIP, cosa que, con todo el respeto del mundo, todavía no me acostumbro a asimilar.
Un concierto de Rock, lo asocias con energía, con sudor y calor, con cervezas frías derramadas por el suelo, con gente apretujada… y ver esas zonas amplias, ajardinadas, exclusivas, con mobiliario de jardín y carpas para resguardarse del sol, bebiendo copas de vino blanco y aperitivos, pues la verdad, parecen más los prolegómenos de cualquier partido de tenis del Trofeo Godó que no un concierto de Rock…
Entramos al Palau Sant Jordi, no había demasiada gente de momento y primera sorpresa, toda la zona de la pista llena de sillas y eso ya te daba pistas de que no ibas a ver a los WHO de los 60 o 70, a esos jovencitos que saltaban de un lado al otro del escenario como posesos, destrozando todo lo que tenían cerca, da igual que fuese una guitarra, una batería, o una pared de amplis…. A ver, en cierta medida es normal, esos chicos ruidosos y provocadores ya no tienen 20 años, eso pasó hace muchas décadas….
Con el Palau bastante vacío, sale a escena el telonero, el Sr. Simon Townshend, hermano pequeño de Pete y también guitarra de apoyo en THE WHO. Él sólo, guitarra en mano, ofreció un concierto acústico de 30 minutos clavados, que serviría para animar un poco el ambiente y hacer más amena la espera.
Actuación difícil, hay que reconocerlo, con poca gente, temas desconocidos para la mayoría de los allí presentes y un set un irregular, a caballo entre el folk y el pop….
A las 21.30h y con puntualidad inglesa, como no podía ser de otra manera, empiezan a subir al escenario y a ocupar sus puestos todos los componentes de la Sinfónica del Vallés, vientos, cuerda, percusión, director de la Orquesta y tras ellos y de forma pausada, aparece el resto de la banda, Simon, el hermano pequeño de Pete y guitarra de apoyo, Zak Starkey (hijo de Ringo Starr de THE BEATLES) batería, los dos teclistas, bajista y por fin, Daltrey y Townshend, el primero con tejanos azules y una camiseta negra y el segundo, con un elegante traje negro con gorro a juego para iniciar el show.

La primera parte del concierto se basaría en su grandiosa obra del 69, esa grandiosa Ópera Rock llamada “Tommy”.
“Overture” primer tema de su disco, fue el elegido para arrancar el espectáculo y aquí ya se intuía la importancia que iba a tener la orquesta, haciendo suyas las canciones y predominando por encima del resto de la banda.
Continuaron con 1921, en el que ya pudimos apreciar que la voz de Daltrey seguía estando en forma y que Townshend no había perdido la presencia escénica que siempre tuvo.
“Amazing Journey” y “Sparks” fueron las siguientes, siguiendo el orden del disco y generando la atmósfera harmónica que en él se recrea. En todas las canciones hasta el momento, la orquesta sonaba precisa y les daba una textura especial a los temas, estando vientos y cuerda muy presentes.
Y llegó el primer cañonazo de la noche, “Pinball Wizard”, arrancando con esa guitarra acústica y la voz de Daltrey para llegar al riff de Townshend, haciendo el primer molinillo de la noche. Aquí, es donde por primera vez en lo que llevábamos de show, sonó la banda rockera que todos tenemos en nuestra mente. Guitarra distorsionada, una base rítmica como una apisonadora, con el Sr. Starkey aporreando toms y platos a diestro y siniestro y los pies, brazos y cabezas de los asistentes se empezaban a mover, como si de un reflejo involuntario se tratase.
Primera ovación de la noche y continuamos para Bingo.
“We`re Not Gonna Take It” fué la siguiente, tema pop con mucho regusto a BEATLES. Con ella acabarían el bloque “Tommy”
Llegó el turno de otro de los temas esenciales de THE WHO, “Who Are You”, de su disco homónimo del 78, canción utilizada en infinidad de películas, series de TV, publicidad, etc.… y la verdad es que sonó de lujo, con los sintetizadores del principio del tema y las voces harmonizadas, para pasar a un tema de rock grandilocuente.
“Eminence Front” de su álbum del 82 “It´s Hard” sonó a eso, a tema ochentero, con una estructura simple y arreglos funky bailable y seguir con “Ball and Chain”, de su último disco, editado en 2019 y el único tema actual que tocaron, cierto es que pasó sin pena ni gloria.
Final del primer bloque y la orquesta abandona el escenario para dejar a la banda sóla ante el peligro, aunque realmente, ese peligro era el que todos estábamos esperando, ver a la banda real de rock, sin adornos ni artificios.
Con “You Better You Bet” del disco “Face Dances” del 81, nos presentan sus credenciales y ahí podemos empezar a vislumbrar la banda de rock que hasta ese momento había quedado tapada por la opulencia sinfónica de la Orquesta.
“The Seeker”, como un puñetazo en la cara, sonó rabiosa, sucia, ruidosa…. a eso que alguna vez llamaron Rock. Ahí es donde Townshend se desenvuelve como pez en el agua y Daltrey se deja las cuerdas vocales y hace volar el micro….
“I Can See For Miles” del “The Who Sell Out” del 67, sonó descarada con los guitarrazos de Pete y la batería desenfrenada de Starkey y dieron paso a una emocionante “Substitute” con un riff de guitarra inicial que te hace levantar del sillón con solo escucharlo.
“Another Tricky Day” fue, probablemente, la que se podían haber ahorrado en este tramo del concierto y sustituirla por muchos otros temas que al final no sonaron en esa noche, como incomprensiblemente “My Generation”, no sé si porque el mensaje ya no les cala o porque igual es demasiado acelerada para los tiempos que corren, cada uno tendrá su teoría.
Y el tiempo se paró cuando empezaron a sonar los teclados y los redobles de batería, acompasados con un juego de luces espectacular, hasta que explota la guitarra en “Won´t Get Fooled Again” del “Who´s Next” 1971. Ese fue el momento donde vimos a la banda de verdad, a la que todavía se le podía oler algo de rabia, de peligro, del cuerpo a cuerpo… Townshend golpeando las cuerdas de su guitarra con su brazo giratorio, una y otra vez y Daltrey de un lado a otro del escenario. Starkey hace un trabajo notable en la batería, todo sea dicho, pero en temas como éste, echamos de menos al psicópata de las baquetas que era Keith Moon, uno de los baterías más expresivos y dementes que ha habido y a John Entwistle y su peculiar forma de mover la mano izquierda por el mástil de su bajo, como si de una araña se tratase.
Después de la tormenta, llega la calma y nos regalaron un “Behind Blue Eyes” en acústico, acompañados de violín y cello preciosa y muy emotiva.
La Orquesta vuelve al escenario, por lo visto, la parte banda de rock ya ha llegado a su fin.
Ahora le toca el turno a otra de sus obras Magnas, “Quadrophenia” de 1973 es el disco en el que van a basar la última parte del espectáculo.
Empiezan a sonar las primeras notas de “The Real Me” y ya se ve por dónde van los tiros, tema perfecto para arrancar esta parte, animado, bailable, gamberro, la banda cada vez más metidos en su rol y los arreglos de la orquestan, vuelven a dirigir el cotarro.
“I´m One” le da una pausa al concierto para acabar con ese rollo más americano, con guitarras blueseras y slide.
“5:15” es el que suena ahora, otro tema de carácter puramente rockero, de los que te entran ganas de saltar o de ponerlo a todo volumen en el coche, conduciendo por una carretera infinita y polvorienta….
Llega el turno de “The Rock”, uno de los temas más progresivos de THE WHO, y es en éste en el que aprovecharon todos para el lucimiento personal, la verdad es que el tema da para eso y la Sinfónica del Vallés aquí nos mostraron su potencial y ganaron la batalla. Melodías folk, con toques medievales, marcha militar y crescendo épico nos llevan hasta “Love, Reign O´er Me” que es la pieza con la que cerrarán la parte “Quadrophenia”
Se acerca el final de la noche, el escenario queda totalmente a oscuras y empiezan unos destellos intermitentes verdes y blancos, todo en silencio cuando empieza a sonar un sintetizador asincopado jugando al engaño de ver si entran o no las notas en su tempo. Se suma un piano, acordes poderosos y marcados al que en breve se le une la batería y poco después la voz que empieza a explicar una historia, del viaje de un campesino escocés con su familia, cruzando los desolados campos para llegar a Londres. “Baba O´Riley”, el tema de los temas, el más épico, el más conocido, el broche perfecto para acabar un concierto plagado de clásicos atemporales que perdurarán en el tiempo mientras la humanidad guarde cierto gusto y admiración por la música y por el ROCK con mayúsculas, aunque viendo lo que hay fuera, no sé cuánto durará ese tiempo
Crucemos los dedos esperando poder seguir diciendo durante mucho tiempo…
LARGA VIDA a los Dioses de Rock…

Hasta aquí ha sido la crónica de The Who en Barcelona. Próximamente os seguiremos anunciando en la sección de crónicas.