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Death – Spiritual Healing

Discográfica: 

Combat Records

 

Fecha de edición:

16 de Febrero de 1990

 

Componentes:

Chuck Schuldiner: Voz, guitarra
James Murphy: Guitarra
Terry Butler: Bajo
Bill Andrews: Batería

 

Death, la principal idea a través de la cual el añorado Chuck Schuldiner quiso compartir su talento con todos nosotros, no necesita ninguna presentación. Es lo bueno de hablar de un grupo (a pesar de tratarse del bueno de Chuck y una formación normalmente no demasiado estable) conocido por todo seguidor del heavy metal y apreciado, en mayor o menor medida, por cualquier fan del metal extremo. Se trata, en concreto, de una persona reconocida por ser un genial músico y además alguien carismático y amable, y en general, de un grupo acerca del que parece haber una casi total unanimidad a la hora de destacar una carrera sin un mínimo atisbo de mediocridad.

Todo, gracias a siete discos de estudio editados en once años (poco antes del muy temprano fallecimiento de Chuck) y que son muestra de que es posible mirar hacia adelante con éxito y buen gusto en un género a veces tan poco propenso al cambio como es el death metal. El primero de todos, Scream Bloody Gore (1987), es ampliamente considerado el primer disco de death metal, y el segundo, Leprosy (1988), es quizás el trabajo más famoso del género y uno de los más apreciados dentro del mismo. Spiritual Healing, de 1990, es el que se va a comentar ahora y aquel en el que Chuck empezó a dejar atrás los temas de horror y violencia de los dos primeros, para dedicarse a escribir sobre asuntos más sociales e incluso filosóficos. La música también evolucionó a partir de aquí, gracias a canciones más complejas y con más cambios de tiempo y detalles, que harían que con el tiempo Death llegaran a ser considerados death progresivo. No soy muy amigo de tanta etiqueta pero está claro que la música de Leprosy no es igual que la de los últimos discos del grupo, a pesar de que seguimos hablando de death / thrash y, sobre todo, de unos niveles cualitativos al alcance de muy pocos. Chuck siempre fue mucho más que death metal, además de un visionario.

Pero antes de seguir con el disco me gustaría comentar otro de los factores que han hecho de la trayectoria del grupo una de las más logradas, y que no es otro que la lista de músicos que han pasado por las distintas formaciones de Death, ya sean poco conocidos en su día o más famosos, pero absoluta realeza dentro del metal extremo en todos los casos. En Death han tocado Chris Reifert, Rick Rozz, Paul Masvidal, Steve Di Giorgio, Gene Hoglan, Andy LaRocque o los también fallecidos Sean Reinert y Scott Clendenin, entre otros. En Spiritual Healing quizás todavía podría decirse que Death era un grupo al uso (teniendo en cuenta, además, que el primer disco sólo lo habían grabado dos personas), ya que se mantuvo Bill Andrews (quien ya había estado en Leprosy) a la batería, y se unieron Terry Butler al bajo y el más que famoso y experimentado guitarrista James Murphy (ex todos). Como nota curiosa decir que Andrews, Rozz y Butler coincidieron en Massacre, y éste último es también miembro de Obituary en la actualidad. Spiritual Healing se grabó en los famosos estudios Morrisound de Tampa, la producción corrió a cargo del propio grupo y del productor Scott Burns, y la también notoria portada fue obra, por última vez en el caso de Death, del no menos famoso Ed Repka.

“Living Monstrosity” es una de mis canciones preferidas de todo el catálogo del grupo. Sin más. Este tema, que trata sobre la adicción a las drogas durante el embarazo y sus posteriores consecuencias, empieza con un viejo riff del grupo que ya había aparecido en la canción “Back From The Dead” y que apareció en una maqueta de igual nombre de 1985. Cerca del segundo minuto, el frenético impulso del tema frena un poco para que Chuck y Murphy compartan una genial melodía con efecto flanger que precede a un brutal asalto sónico, con un largo solo de guitarra compartido por ambos, y que resulta incluso mejor que el tremendo y ya comentado riff de apertura. Death hasta se permiten un inicio bastante doom en “Altering The Future”, antes de cambiar de tercio con un riff más habitual (dentro de lo que son los parámetros del grupo) y la inevitable velocidad posterior, aunque no es ésta última la característica más destacable del tema. Aún así hay sitio para una parte algo más violenta, después de que Chuck grite la frase que da título a la canción, con más variedad por parte de Andrews y el doble bombo, antes de que todo vuelva a empezar desde ese riff anterior.

“Defensive Personalities” es más rápida, pero sigue conteniendo suficiente variedad como para mantener la atención del oyente. Lo que más me gusta del tema es el segundo y muy agresivo riff del mismo, que aparece muy pronto, justo después de la primera frase de Chuck, y que se repetirá otras veces más adelante. También el trabajo de Andrews, introduciendo sus detalles con los pies durante los solos del propio Chuck y de Murphy. Y en cuanto a dichos solos, hay que destacar que las ocho canciones del disco contienen partes solistas de ambos guitarristas, ya sea en un orden u otro, o separadas en distintas secciones del tema. Nada sorprendente en lo relativo a Murphy, pero destacable en cuanto a Chuck, por si acaso alguien estaba pensando en él como uno de esos (por otra parte habituales) cantantes guitarristas que sólo tocan partes rítmicas. Muy lejos de la realidad esto último, ya que no sólo fue un guitarrista genial y, seguramente, bastante infravalorado, si no que en algún disco de Death fue, de hecho, el único guitarrista.

El comienzo de “Within The Mind” me recuerda un tanto a aquellos de “Zombie Ritual” o “Evil Dead”, ambas canciones contenidas en Scream Bloody Gore, aunque en esos dos casos la melodía inicial desembocaba rápidamente en sendas explosiones de velocidad y violencia, y aquí todo eso es más sutil y a medio tiempo. Grandioso solo el de Murphy, primero del tema. El de Chuck cierra la canción y ambos están ejecutados sobre una genial sección rítmica con acordes abiertos. “Spiritual Healing” empieza de manera arrolladora con (al igual que pasó en Leprosy y su tema título) una grandiosa demostración de tapping por parte de Chuck que lleva años como tono de llamada en mi móvil. Con sus cerca de ocho minutos, este tema no sólo se convirtió en el más largo de la carrera del grupo hasta el momento, si no que siguió siéndolo durante años, hasta que fue superado por “Perennial Quest” como cierre del álbum Symbolic (1995), y posteriormente por “Flesh And The Power It Holds”, que apareció en The Sound Of Perseverance (1998), el último disco de estudio de Death. Así que se puede encontrar de todo en esta canción sobre el uso de la violencia por temas religiosos, incluso lo que creo identificar como un inquietante sintetizador en 3’30’’, cuando Chuck grita la frase título, antes de que empiecen los solos. El bajo de Butler retumba como si no hubiese un mañana en las partes más lentas, aunque el tema es bastante veloz en general. Como curiosidad, decir que uno de los riffs de la parte intermedia es también material antiguo del grupo, ya que se había usado previamente para abrir un tema llamado “Legion Of Doom”, que no fue más allá de su fase demo en los inicios de Death.

No es que me disguste “Low Life”, ni mucho menos, pero en mi opinión es el factor que aleja el disco de una nota casi perfecta, aunque solamente por su riff inicial, que se me antoja bastante poco imaginativo para lo que es este grupo. Dicho esto, el resto del tema se encarga de llevarme la contraria con otro gran trabajo de Butler y sobre todo con una brutal y muy rápida sección instrumental en la que ambos guitarristas comparten hasta seis solos, nada menos. El riff inicial volverá a aparecer, eso sí, pero a quién le importa ya? Final muy doom, una vez más. “Genetic Reconstruction” tiene una letra genial y muy distópica, aunque preocupante hasta cierto punto. En cuanto a la música, que es lo que de verdad importa, se trata de otro temazo en la línea general del disco, con cambios de tiempo y ambientes, otra tanda de brillantes solos y un riff principal bastante asimilable, tanto como para que se te quede rápido en la cabeza, algo que supongo que no es lo más habitual en el género. Genial la tremenda frase inicial de “Killing Spree”, último tema del álbum y también el más breve, acerca de alguien que parece ser la víctima más propicia de un engaño para llevar a cabo una matanza. La canción es, en líneas generales, bastante rápida y violenta, con menos matices que las demás. Como si quisiese hacer honor a su nombre. Me encanta la parte que empieza en 1’26’’, y que lleva a la de los solos de guitarra, que curiosamente es la única en la que el grupo en general se da un pequeño respiro en cuanto a la velocidad.

Nunca sé cómo clasificar los discos de Death. Spiritual Healing tiene que estar, perfectamente, entre los mejores. Pero, por otro lado, cualquiera de ellos debería estarlo. Incluso Human, el que menos escucho, me parece una barbaridad. Esto no hace más que destacar la impecable carrera de un músico sin igual, quien seguiría dando muestras de su inagotable talento (también en Control Denied, la banda paralela que creó a finales de los noventa) hasta que la enfermedad se lo llevó por delante, en 2001, cuando contaba con sólo treinta y cuatro años. En 2026 se conmemorará el primer cuarto de siglo desde su fallecimiento y espero que haya algo, lo que sea, que sirva para celebrar su persona y su legado como se merecen.

Texto: Diego Torres Vicente.

Temas:

1.Living Monstrosity
2.Altering The Future
3.Defensive Personalities
4.Within The Mind
5.Spiritual Healing
6.Low Life
7.Genetic Reconstruction
8.Killing Spree

By Redacción Metal Hammer

Metal Hammer és una marca legendaria en toda Europa en cuanto a la difusión de la escena del hard rock y heavy metal. El primer número de la revista se editó en diciembre de 1987.

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