Bandas: Eisbrecher – Heldmaschine
Lugar: Sala Salamandra – L’Hospitalet de Llobregat – 11 de abril de 2025
Fotos: Quico Gras
Texto: Edu A. Crime

Hay noches en las que es un verdadero placer asistir a un concierto. Noches en las que todo encaja: afluencia de público, sonido, banda telonera, interacción bandas-público, repertorios…y la del pasado viernes fue una de esas noches.
Con una sala Salamandra prácticamente abarrotada hasta la bandera (debió faltar poco para llegar al “sold out”) los germanos Eisbrecher se presentaba por segunda vez en nuestro país. Ciertamente, es como poco curioso que, con una trayectoria tan dilatada como la suya, Eisbrecher únicamente hayan ofrecido, contando este, dos shows en nuestro país, y ambos en la provincia de Barcelona (el primero fue en 2023 en la mediana de Razzmatazz). Si debemos tener en cuenta lo vivido en esta ocasión, no sería extraño que la banda se replantee incluir más a menudo a nuestro país en sus próximos itinerarios europeos.
La banda que se está encargando de abrir los shows de este periplo europeo es Heldmaschine. Una de las bandas de formación más reciente, de ese movimiento denominado “Neue Deutsche Härte” (algo así como “Nueva Dureza Germana”) Una denominación que pretende aglutinar a una pléyade de bandas que comenzaron a aparecer a mitad de los 90’s, que comparten ciertas señas de identidad, a saber, sonido machacón a base de riffs contundentes y repetitivos de corte industrial, pinceladas gótico-electrónicas, ritmos casi bailables, y letras en el idioma de Wagner. Una “escena” liderada por, lo han adivinado, los ya inalcanzables Rammstein, que no es sino otro intento más de homogeneizar a un puñado de formaciones que, es cierto, comparten estos tractos identificativos, pero que no es menos cierto, poseen igualmente señas propias de identidad. Donde unos Megaherz resultan algo más góticos, Oomph! (auténticos pioneros de la escena) inciden algo más en la electrónica y lo industrial, y los propios Eixbrecher utilizan casi por igual todos esos elementos, con un resultado final más, digamos “rockero”. Y, si se sigue tirando del hilo de las influencias compartidas, resulta bastante obvio que todo acaba (o comienza) en el caldo primigenio de Kraftwerk, la seminal banda electrónica, que, no me cabe duda, forma parte de la dieta musical de todas estas bandas.
Heldmaschine: o de cómo conectar con una audiencia y adueñarse de un escenario
Fue el propio frontman de Eisbrecher, el imponente Alexander «Alexx» Wesselsky, el encargado de presentar a sus compatriotas Heldmaschine. Wesselsky es, además, toda una “celebrity” de la TV germana, así que pueden imaginar lo bien que se maneja en esto de presentar cosas. Se mostró sorprendido al comprobar que había varios asistentes que portaban camisetas de Heldmaschine. Así, la banda apareció en escena portando una especie de visores con luz incorporada, que también incorporaba el curioso pie de micro, para encarar “Eiszeit”, primer tema de la noche que, asimismo abre su recién editado álbum del mismo nombre.
Heldmaschine consiguieron, desde el primer minuto, romper el proverbial hielo y tuvieron a la ya numerosa audiencia comiendo de la palma de su mano. Desde la sobria pero imaginativa puesta en escena, pasando por la cordialidad y el buen hacer de su “frontman”, una banda de lo más resolutiva, hasta, por supuesto, la calidad de los temas, Heldmaschine ofrecieron un show impecable. Durante los siguientes temas, la implacable “Schlag Mich” y una absolutamente demoledora “Meine Welt” (con unos “samples” muy a lo Psyclon Nine), el quinteto se adueñó completamente de las tablas. Se nota cuando una banda se encuentra a gusto sobre el escenario, y esta fue una de esas ocasiones. Obviamente, su set se basó en el último álbum, dejando únicamente tres huecos para temas de trabajos anteriores. La pegajosa “Schachmatt” fue uno de mis momentos favoritos del show, siendo coreada por toda la audiencia. “Webterrorist” resultó probablemente lo más bailable de la velada; y con dos rescates de álbumes anteriores, “Springt” y una divertidísima “®” llegaron al final de su actuación. De una manera totalmente eficaz, Heldmaschine lograron condensar en apenas cuarenta minutos una propuesta que convenció por completo a un público que despidió a la banda con vítores y aplausos. En un quebradizo castellano leído, el “frontman” comentó que esperaba que, tras el concierto, hubiera nuevos fans de la banda entre el público. Pueden contar con quien firma estas líneas como uno de ellos.
Setlist Heldmaschine
Eiszeit
Schlag Mich
Meine Welt
Karl Denke
Bestie
Schachmatt
Webterrorist
Springt!
®





Eisbrecher cuentan con todo a su favor y ofrecen un show de matrícula de honor
La enérgica actuación de Heldmaschine constituyó un aperitivo idóneo, como anticipo a la que se nos vino después encima con la descarga de los protagonistas de la noche, Eisbrecher. Y es que, amigos míos, el recital que ofrecieron Wesselsky y los suyos fue para enmarcar. Parece que, sabedores de lo poco que se han prodigado hasta el momento por estas tierras, la banda puso especial mimo en esta segunda presentación en nuestros escenarios.

Arropados por la intro “Minus 90 Grad”, la banda se posicionó sobre las tablas para acometer el primer tema de la noche, “Everything Is Wunderbar”, dupla que, igualmente, abre su más reciente trabajo, Kaltfront. No se me ocurre una mejor manera de iniciar el show; una pieza dinámica y “up tempo” que ya requiere la participación del público durante el pegajoso estribillo. Participación que, dicho sea de paso, fue total desde el primer minuto. La comunión con la banda fue instantánea y no flojeó en ningún momento, en gran parte gracias a un inmenso Wesselsky, que se erigió en maestro de ceremonias y llevó el peso del show, sin desmerecer en absoluto a una banda que demostró un engrase y una contundencia casi irreales.
A la irrompible base rítmica compuesta por los ya habituales Achim Färber (batería) y Rupert Keplinger (bajo) hay que añadir la templanza del también muy veterano Jürgen Plangger a las rítmicas, y la más reciente incorporación en la persona de Marc ‘Micki’ Richter, como guitarra solista, que hizo gala de un gusto exquisito para las partes solistas, así como de un entusiasmo del todo contagioso. Arropados por sonido como hace mucho, pero mucho tiempo que quien suscribe no disfrutaba en una sala de conciertos, Eisbrecher no dieron respiro a la audiencia, y acometieron unas impetuosas “Himmel, Arsch Und Zim” y “So Oder So” que sonaron atronadoras. Es en piezas como la primera, donde puede apreciarse que la supuesta homogeneidad en el sonido de las bandas de esta escena está más motivada por el hecho de utilizar el alemán como medio lírico, que en la propia música. Esos riffs entrecortados y marciales los han fagocitado sin rubor alguno artistas tan exitosos como todo un Rob Zombie, y, hasta cierto punto, bandas como Deathstars, por ejemplo, sin que, por ello, hayan sido comparadas.
El ritmo del show fue inmejorable, con una alternancia inmaculada entre momentos más atmosféricos y otros más frenéticos. No olvidemos que estos tipos se las apañaron para condensar un set de, atención, veintidós temas (más solo de batería e interludio acústico), ¡en poco más de hora y media! ¡A eso es lo que yo llamo aprovechar bien el tiempo! Aunque Eisbrecher cuentan ya en su haber con nueve álbumes de estudio, en esta ocasión, la parte del león del repertorio se la repartieron, obviamente, su último Kalfront, por un lado, y el aclamado Schock, editado en 2015, por el otro. Si bien, personalmente, considero Die Hölle Muss Warten (2012) como su mejor trabajo discográfico, no seré yo quien se queje de las opciones elegidas. Kalfront es, directamente, uno de los trabajos más sobresalientes de su carrera, ¿y quién podía resistirse a piezas como “Wafen, Wafen, Wafen”, con esa intro de armónica a cargo de Wesselsky, o la monumental “Dein Herz”? Igualmente, el tema título reflejó la pasmosa facilidad con que esta banda combina en un mismo tema riffs cortantes con estribillos infecciosos.

Por supuesto, no faltaron rescates de trabajos anteriores como “Leider” o “Im Guten Im Bösen” donde sí podían apreciarse tractos estilísticos muy deudores de Rammstein, con una cierta querencia por lo gótico. Ello no supuso flaqueza alguna en cuanto a la respuesta de un público, como digo, entregado en cuerpo y alma desde el primer acorde. Es destacable que, más allá de un juego de luces muy elaborado, y algún que otro cambio de vestuario, el peso del show de Eisbrecher lo carga la propia banda sobre sus colectivos hombros, con una ejecución impecable, una entrega a prueba de balas, y un carisma que, en el caso de Alexander Wesselsky, le rezuma por cada poro. Así, no hizo falta “atrezzo” alguno para disfrutar de otros temas de Kalfront, como la febril “Zeitgeist” o una más atmosférica “Eizseit” que contó con uno de los citados cambios de vestuario, -en este caso rozando lo paramilitar-, muy en la línea estética del vídeo juego Wolfenstein.
Es evidente que Eisbrecher no se toman a ellos mismo demasiado en serio (¡estos tipos estuvieron sonriendo durante todo el concierto!), y no faltaron momentos sobreactuados, muy divertidos, y algún que otro guiño a la música teutona más comercial. Valgan como muestra, esos breves compases del celebérrimo hit 80’s, “Da, da, da”, que popularizó la banda Trio, que ejecutó Färber durante su entretenido solo de batería; o el interludio acústico durante el cual, Wesselky tomó varias Polaroids de varios segmentos del público. El citado interludio contó con Wesselsky y Plangger interpretando “Tränen Lügen Nicht” otro de esos hits inmortales de los que, por otra parte, casi nadie parece conocer su origen (Busquen, busquen…)
Para la recta final del concierto, Eisbrecher combinaron presente y pasado de la banda. “Sturmfahrt” y “FAKK” fueron sendos puñetazos en el plexo solar, que contrastaron con una divertidísima “This Is Deustch”, embutida entre ambas, y única selección del ya lejano Sunde (2008) (curiosamente, el disco que me puso en contacto por primera vez con la banda).
Tras la parte principal del show, no fue necesario esperar demasiado para volver a tener a la banda sobre el escenario. La primera selección de lo que acabaría siendo un prolongado bis resultó ser uno de mis temas favoritos de la banda, el adictivo “Zwischen Uns”, que, sin embargo, quedó algo deslucido al no contar con la sugerente y meliflua voz de la actriz, cantante y modelo alemana Nina de Lianin. No obstante, hay que decir que Jürgen Plangger hizo un buen trabajo a la hora de defender sus partes vocales. Tuve que esperar hasta ese momento para poder disfrutar de la única pieza rescatada de mi querido Die Hölle Muss Warten, la tremenda “Verrückt”. Su ya habitual cover de “Out Of The Dark”, del también artista teutón Falco, supuso el final definitivo de la velada, no sin antes contar con toda la banda saludando satisfecha desde el escenario. Después de la obligatoria foto de rigor con el público, y mientras Wesselky iba presentando a los miembros de la banda, éstos lanzaban a algunos afortunados unos simpáticos peluches del oso polar-mascota de Eisbrecher.
¿Qué se puede añadir a lo vivido? Pues ni más ni menos que lo que comentaba al principio de esta crónica: ¡Hay noches en las que es un verdadero placer asistir a un concierto!
Setlist Eisbrecher
Minus 90 Grad – Intro
Everything Is Wunderbar
Himmel, Arsch Und Zim
So Oder So
Volle Kraft Voraus
Dein Herz
Waffen Waffen Waffen
Leider
Kaltfront
Im Guten Im Bösen
Zeitgeist
Eiszeit
Färberspiel (solo batería)
1000 Narbem
Tränen Lügen Nicht (cover Michael Holm) Acústica
Sturmfahrt
Auf Die Zunge
This Is Deutsch
FAKK
Zwischen Uns
Was Is Hier Los?
Verrückt
Out Of The Dark (cover Falco)
Outro




