Bandas: Soziedad Alkoholika + Angelus Apatrida + Hamlet + Crisix
Lugar: Winzik Center – Madrid – 22 de marzo de 2024
Promotor: Hontza Producciones
Texto: Víctor M. Lera
Fotos: Oscar Sevilla – La Central de Comunicación
Enorme noche de intensidad musical la vivida en Madrid en esta primera edición del nuevo festival llamado Kaos Zone Fest. Una nueva iniciativa que siendo viernes y en el primer día de vacaciones de Semana Santa apuntaba a no muy buena entrada. Y, para satisfacción de todo el implicado en el evento, y un servidor, el reciento mostraba un lleno, sin agobios, pero con la pista del Wizink Center completamente ocupada. El cartel estaba formado por cuatro bandas nacionales que no necesitan presentación. Cuatro bandas que vinieron a Madrid buscando sueños, y los encontraron. Ya no es el pabellón del Real Madrid, ni hay carreras y palos para entrar, pero el calor se sentía dentro y fuera.
En las inmediaciones del Wizink Center se notaba esa atmósfera de las grandes ocasiones, de esas grandes faenas pero sin que nadie sufra en su desarrollo. Ese ambiente de que algo gordo se estaba cociendo allí dentro y que íbamos a tener el placer de disfrutar. Como repitió varias veces Guillermo Izquierdo, las cuatro bandas estaban haciendo historia. Vender todo el aforo de la pista de un recinto tan grande por bandas ruidosas es algo que quedará escrito en los libros de historia. Cuatro bandas que representan cuatro tipos de carreras musicales completamente distintas, y que han cosechado un éxito rotundo no solo en el Kaos Zone Fest, sino en sus respetivos proyectos individuales. Sin más preámbulos, intentaré redactar lo que allí se vivió.
Crisix
La banda de los recursos infinitos. ¿No te gusta su música? No te preocupes, te lo vas a pasar en grande con ellos porque se encargan de ello cual compañía de entretenimiento. Si no eres muy amigo del Thrash Metal más moderno, mantén la calma, te van a divertir. Provocarán un circle pit, pedirán un wall of death, te incitarán a que no se detenga el pogo, bajará su guitarrista BB Plaza a tocar entre el público e incluso harían una llamada a su baterista Javi, sustituido de una forma eficiente por Arnau Montfort, para presentar un nuevo tema. Apenas disfrutaron de cuarenta minutos sobre las tablas, y tenían la siempre difícil tarea de abrir el festival. Pero su experiencia y profesionalidad no solo les sirvió para salir airosos, sino que lo hicieron a lo grande. Como son ellos, sin más.
La banda de Igualada salió a matar. “World Need Mosh” es toda una declaración de intenciones, que rápidamente calaba en la mente del público que poco a poco accedía a la pista del Wizink Center. Accedían y quedaban enganchados por lo que estaba ocurriendo encima del escenario. “Leech Breeder” sonó excelente y dio paso a la ya comentada videollamada a Javi. De verdad, pequeños detalles como el comentado dan dosis de aire fresco a los conciertos, y siempre son bienvenidos. Momentos en los que el cachondeo se apodera de la banda y el público, acrecentando la complicidad. ¡Ah! Se me olvidaba: Javi presentó “The Great Metal Motherfucker”.
El concierto avanzaba inexorablemente hacia su final, no sin antes seguir conquistando al público con “Get Out Of My Head” y “Full HD”. Si quedaba algún asistente que aún no había calentado lo suficiente para lo que venía, CRISIX le ofrecieron “Ultra Thrash” a modo de calefactor. De esta forma, concluían una corta pero intensa actuación. Y divertida, muy divertida. Ojo cuando leas esta crónica no aparezca Juli de detrás de la pantalla incitándote a montar un circle pit. El que avisa no es traidor.
Hamlet
La banda madrileña lleva muchos años en este negocio, y no es algo casual. Es indudable su calidad. Actuar entre dos bandas que tienen la energía por castigo, como Crisix y Angelus Apatrida, te puede perjudicar si el público quiere seguir moviéndose cual piojos en un circle pit. Sin embargo, eres Hamlet, llevas tres décadas y tienes unas tablas envidiables. Sí, y una colección de clásicos que te facilitan la vida.
La vitalidad de la banda es brutal. Que Molly o Luis no dejen de moverse a su edad es espectacular. No, no les estoy llamando viejos, no seáis malos. Pero ya sabéis que no es lo habitual. “El Mejor Amigo de Nadie” abría el repertorio, y con la segunda canción, “Denuncio a Dios”, ya tenían al público en el bolsillo. Los fantasmas de quedar minusvalorado entre las bandas que le custodiaban en el cartel habían desaparecido. “Tortura-Visión”, clásico del grupo daba continuidad al momento, de forma que “Poseer Bajo Sumisión” continuó con el momento álgido del concierto, “Dementes Cobardes” cerraba el comienzo de una forma majestuosa, con un gran sonido y, como no podía ser de otra forma, la correspondiente respuesta de los asistentes.
Con “Egoísmo” seguíamos anclados en los discos que hicieron grande a la banda. Una banda que no da muestras de debilidad en ningún momento en directo, y prueba de ello fue la continuación con “Antes y Después”. Una joya. Se acercaba el final y era el momento idóneo para desgañitarse. Era hora del macarreo, de abrir la válvula de escape a las reivindicaciones, por si todavía no te habían quedado ya claras. “Tu Medicina” era eso mismo. “J.F” creo que no necesita presentación y siempre llena la pista de manos levantadas, muchas de ellas con peinetas clarificadoras. Por si alguien lo necesitase, que de todo hay en nuestro planeta.
Todavía quedaba tiempo para una, e “Irracional” hizo acto de presencia. A pesar de ser uno de los clásicos de la banda, daba la sensación que el público no la esperaba, y sirvió para que todo el mundo se volviera completamente loco. Un final de fiesta, de diversión, donde Hamlet se despedían ante su público con una gran ovación. Un buen concierto que no llegó a ser eclipsado por la contundencia de sus predecesores, al que no le faltó intensidad, pero sí algo de velocidad. Ya se encargarían unos chavales de Albacete del asunto del velocímetro.
Angelus Apatrida
Con Angelus Apatrida se me acaban los calificativos positivos. De verdad, es casi imposible hacer las cosas tan rematadamente bien a lo largo de sus más de 20 años de carrera. Una evolución musical envidiable, un éxito internacional a base de trabajo, esfuerzo, carretera y manta. Un éxito nacional que les permite actuar ya en salas de tamaño mediano – grande. Una actitud arrolladora en el escenario pocas horas después de haber regresado de una gira australiana y asiática. Sí, leéis bien: australiana y asiática.
Cuatro chicos que cuando salen al escenario lo hacen con ganas de disfrutar y que disfrutes. Que cada canción se convierta en una celebración del Thrash Metal. Que se cree esa comunidad en el público quizás perdida en los últimos años tras pantallas de ordenador. Ese “a quien se caiga se le ayuda” en un wall of death va mucho más allá de no pisotear a una persona. Y estos chicos de Albacete le han dado vida a dicha comunidad. La han hecho crecer y está en su punto de maduración. Es perfecta la complicidad público-banda la veas donde la veas.
Todavía no habían pisado Madrid para la presentación de su último disco, Aftermath, que vio la luz en Octubre de 2023. Y, supongo, regresarán pronto para hacer su propio concierto. Aquí disponían de poco tiempo, y, conscientes de ello, salieron a matar. Un último disco del que rápidamente rescataron dos temas como “Snob” y “Cold”, para poner todo patas arriba. Y si eso ocurría con lo último, os podéis imaginar la respuesta ante ya clásicos como “Indoctrinate”, “Of Man and Tyrants” o “Violent Down”.
Disponían de poco tiempo, apenas una hora, y quizás eso les privó de dejar a la gente con ganas de más. Estaban sonando de una forma excelente, ejecutando los temas de forma contundente y mostrando una actitud encima del escenario de las que deberían aprender muchas bandas. El gran trabajo realizado durante años al final se traduce en eso, en dar a los fans lo mejor de cada uno de ellos. Y eso lo saben muy bien los miembros de Angelus Apatrida.
“Give ‘Em War” nos acercaba al final. Siempre funciona bien en cada concierto, y entiendo que la banda no pueda retirarla del repertorio. Si hay algún pero, por buscar algún punto menos positivo, sería dicho repertorio, donde tienen decenas de canciones excelentes y un poco abandonadas. Cierto que en sesenta minutos no hay muchas más opciones, pero de cara a sus propios conciertos podrían desempolvar muchas de esas joyas. Ansiosos esperamos algunos.
A “Sharpen The Guillotine” se le está poniendo cara de Gran Reserva. Suena fresca, a pesar de tener ya seis años, y creo que cada día la tocan mejor. O suena mejor. O ambas cosas. Es comenzar a sonar y pensar que algo grande se viene encima y no hay forma de pararlo. Al igual que “You Are Next”, con la que cerraron el concierto, dejándonos los suficientemente calientes para darle la bienvenida a los que eran los cabezas de cartel del festival.
Soziedad Alkoholika
Los que sois muy jóvenes no recordáis los tiempos oscuros que vivió la banda. Marcados por la ranciedad más absoluta, pasaron años muy complicados para actuar en determinados puntos de la geografía española. Al final, con el apoyo de unos u otros, regresaron a la capital, pero nunca habían actuado en el corazón de la hidra. Justicia poética le llaman. El Wizink Center le esperaba con un público hambriento de intensidad y poderío sónico que la banda no dudo en ofrecer a sus comensales.
Tanto es así que aparecieron en escena con “Perra Vida”, “Pelota” y “Padre Black & Decker”. A pesar de no tener el mejor sonido, aquello era una apisonadora. Pocas veces había visto algo tan bruto. Pocas veces he disfrutado tanto de una aparición en escena de una banda que te va a dejar sin palabras por su contundencia, dureza y agresividad. La sensación contrastada con mis compañeros de aventura fue que tras el arranque fulgurante la banda siguió sonando de una forma excelente, desplegando toda la artillería de temas contundentes que forman su discografía, sí, pero nada sería igual a la inicialización del concierto.
Así sonaron “Nadie”, “Tiempos Oscuros”, “Somos Contradicción” o “Política del miedo”, por ejemplo. Las cuatro muy bien ejecutadas, las cuatro agresivas y directas. Quizás “Sueños Rotos” permitió al público tener una tregua, que finalizaría con “Palomas y buitres”. Siguiendo el modo ascendente, “La Aventura del Saber” puso a corear a todos los asistentes. Increíble la atmósfera que se genera con este clásico de la banda. Y es que “Ratas”, ya sea la canción o el disco al completo, es, sin duda, el estandarte de los de Vitoria-Gasteiz.
“Sin Dios ni Na” nos llevaba de nuevo a los inicios de la banda. Nos recordaba pocos minutos antes, al comienzo arrollador de la banda. Impresionante. Una intensidad que bajaría un poco con “Buenos Momentos” y “Peces Mutantes”. Son buenas canciones, pero en ese contexto de violencia musical quedaron un poco frías. Era hora de darle vida al fuego que amenazaba convertirse en cenizas… iluso de mí. “No Kiero Participar”, oxigenaba la ceremonia de nuevo, ampliamente seguida por un público que se lo estaba pasando en grande. Pocas gargantas quedaron sanas a la salida. Normal, si después de “No Kiero” continúan con “S.H.A.K.T.A.L.E.” pues imagínense la situación. Nos vomitaron en nuestra puta cara toda su mala hostia. En fin, era hora de recordar la censura, esa a la que se vieron sometidos, y que, tristemente, se sigue sometiendo a cualquier pensamiento propio y libre, incluso en las democracias occidentales. “Piedra Contra Papel”, aplicable a un escenario más amplio que cuando se compuso, no ha perdido un ápice de lo denunciado. Triste, pero cierto. De esta forma tan reivindicativa los vitorianos abandonaban el escenario de una formal triunfal.
Para los bises, y ya con las agujas del reloj apretando, dejaron la siempre bien recibida “Cuando Nada Vale Nada”, y, como no podía ser de otra forma, “Nos Vimos en Berlín”. Permítanme la vulgaridad, pero tiene cojones que un tema de hace más de treinta años no haya perdido el contexto en el que se escribió. Dice mucho de la sociedad de sinvergüenzas que marcan el destino de las civilizaciones, condenando a pueblos enteros a la miseria más absoluta, cuando no a la muerte. Se encendían las luces y se acababa la fiesta del rock. Las caras de satisfacción en el público que abandonada el reciento eran la mejor prueba del rotundo éxito del festival. Una noche memorable donde cuatro bandas nuestras no dieron opción al descanso, saliendo por la puerta grande sin necesidad de mutilar a nadie. Vinieron a Madrid en busca de sueños, y convirtieron en realidad este Kaos Zone Fest. Un festival que espero tenga continuidad dado el enorme éxito de su primera edición.