Bandas: Masacre – Hate Legions – Killdozer
Lugar: Sala Even – Sevilla – 12 de septiembre de 2024
Promotor: Estado metal y Universo Sabika
Primera edición del Estado Metal Fest
Comienza septiembre y ponemos orden a la ruta de conciertos en la zona de Andalucía, y más concreto en Sevilla, asistiendo a la primera edición del prometedor Estado Metal Fest en la Sala Even.
Dos bandas locales muy seguidas en la ciudad como lo son Hate Legions y Killdozer abrirían el telón para que una leyenda del death metal pasara por la ciudad a mostrar parte de sus 36 años de historia, los colombianos Masacre.
Killdozer
Killdozer parecían decididos a comenzar con fuerza, impulsados por la percusión del joven Leo y las impresionantes líneas de bajo de Gonzalo. Mientras una buena columna se formaba frente al escenario, la banda inició la fiesta con estilo, calentando al público a través de una agradable mezcla de diferentes elementos de thrash/death.
Muchos de los miembros de esta banda son discípulos de la vieja escuela y te brindan ese sonido de thrash clásico que le da a los músculos del cuello un entrenamiento sólido. Ángel es claramente un líder que disfruta de su trabajo en la banda y realmente te lo muestra interpretando el set.
Killdozer arrancó con una mezcla en el sonido que no terminaba de ajustarse del todo, pero es lo que pasa cada vez que cambian de técnico en esta sala. Interpretaron de forma íntegra su álbum de 2021 “Seeds of Vengeance”, pero añadieron alguna que otra sorpresa. Entre ellas un nuevo tema titulado “Hell on Wheels”, así que ya sabemos que están trabajando en su segundo disco, y he de decir que fue la canción que más llamo mi atención. Quizás porque me dio la sensación que estaba más arraigada al death que al thrash. Este nuevo tema empieza con una oscura y breve intro, donde las sombras se entrelazan con una distorsión de guitarra que emerge como una tormenta a punto de desatarse. Un ritmo implacable continua, y ya te lleva cabeceando el resto del tema, no solo a mí, a todo/a el que estaba presente, y, desde luego en asistencia, el evento no falló, a pesar de ser jueves.
Dejándonos con grandes expectativas sobre lo que viene con el nuevo disco, sonó el set final encabezado por “Raining Blood” (no hace falta que exprese como se pone el público con este tema), pasando por una intro instrumental para que disfrutáramos de las pericias de los músicos que teníamos en escena, especialmente de sus guitarristas, y finalizando con el puñetazo “Killdozer Hate”.
No cesaron los moshpit y no hubo tregua entre un tema, dando como resultado una actuación contundente, ¿podemos empezar la temporada mejor? No.
Hate Legions
Después de Killdozer, llegó el turno de Hate Legions.
Hablemos de lo que implica tener un grupo de black metal, que va, desde la atmósfera tenebrosa que deben crear hasta el maquillaje que los distingue de cualquier otra banda, y esto es clave.
Esto es parte del ritual con el que Hate Legions comienza sus directos, una forma de mostrar su esencia y encarnar la oscuridad que su música transmite.
La sala estaba inundada de un intenso olor a incienso. Con una precisión impecable, eligieron el setlist para dejar a todos alucinados. El Averno estaba presente, y no solo en la estética de la escena, sino en la atmósfera opresiva que iba creciendo poco a poco.
La intensidad y la agresividad no daban tregua, subiendo hasta el punto en que parecía imposible que se volvieran más abrumadoras. Ghoul Andersson alternaba entre diferentes estilos de screamers, todos igual de siniestros. El baterista, Urchail, era imponente, mostrando una sutileza increíble cuando hacía falta, pero también arrasándonos con una pared incesante de redobles cuando el momento lo exigía.
Pasaron por varias secciones de su discografía abarcando gran parte del álbum “XI Domini De Chaos” (2018) pero también nos entregaron lo que viene con su próximo álbum con un adelanto de dos canciones, “Viscera Telluris, Venemun Dei” y “Omnipraesens Adversarius”.
Cada tema tenía el toque de las bandas clásicas del género, pero con una crudeza auténtica que los separa del sonido más pulido que suele tener en concierto este tipo de grupos hoy en día. Su propuesta es feroz y real. Las luces rojas envolvieron el escenario en un ambiente casi ceremonial, y esa agresividad se apodero del lugar. Cerraron con la misma fuerza con la que empezaron, dejando un rastro de caos que encantó a los seguidores del black metal.
La última vez que los vi fue en el Milagre Metaleiro, y tanto en festivales como en salas, ellos ofrecen algo que hoy está muy procesado, pero lo hacen de una forma auténtica, y lo mejor: a tres voces.
Masacre
Finalmente, Masacre, la banda colombiana, subió al escenario ante un público que incluía a sus compatriotas, que habían llegado de ciudades cercanas y pueblos colindantes para verlos. Entre los asistentes se encontraban algunos de esos fans acérrimos del metal extremo, esos que saben los nombres y apellidos de los bateristas de las bandas más underground de los confines del mundo.
Masacre llegó con el peso de su historia y raíces, con letras que resonaban con la difícil situación social y política de Colombia a finales de los 80.
Su show dio comienzo con una suave intro, pero en cuanto las luces se atenuaron, todo estalló con una brutalidad desbordante. Tienen un sonido único y fácilmente reconocible. Cada instrumento sonaba perfecto, y el vocalista, Alex, nos sumergió en su mundo como un Pastor Infernal con una voz que pasaba por varios registros graves sin dejar atrás desgarradores screamers, sobre todo reflejados en temas como “Una Flor Sobre Mi Tumba”, “Oh My God” y “Sangrienta Muerte”.
Ver un pedazo de la historia del death metal pasando por trabajos, como su destacado “Reqviem” (1991) con temas como “Escoria”, “Justicia”, “Ola de Violencia”, “Sacro”(1996), “Total Death” (2004), o “Barbarie y Sangre en Memoria de Cristo” (1993), ante nuestros ojos, era un autentico disfrute. Los riffs fueron tocados con tanta intensidad que parecía que los guitarristas estaban intentando partir sus instrumentos. Todo esto apoyado en una base de batería y bajo implacable, como si fuera tocada por una máquina endemoniada. Las canciones oscilan entre ritmos frenéticos y secciones más lentas y pesadas, llenas de locura y con una fuerza descomedida.
La forma de tocar de Wilson me dejó completamente asombrada. Su técnica y velocidad eran impresionantes, y lo más sorprendente es que su rostro siempre reflejaba calma. Es uno de los mejores bateristas que he tenido el placer de ver en vivo.
En los momentos más rápidos se notaba claramente la influencia del metal sudamericano, recordando a bandas como Sarcofago. Esa esencia se mezclaba de forma natural con lo mejor del death metal estadounidense, logrando un sonido perfectamente equilibrado. Cada canción está cargada de agresividad y una sensación de horror opresivo.
A pesar de su habilidad técnica, también ofrecen una dosis brutal de metal extremo clásico, impregnado de una oscura esencia subterránea. Todo el conjunto – las luces, la batería y la entrega de los allí presentes – hizo que el cierre del concierto fuera inolvidable con su éxito “Death Metal Forever”, arrasando con una estela de destrucción a su paso. ¡Grandes!