Pain – I Am

El inexacto territorio que colonizó la nave nodriza Pain, dejó asentado en la tierra a un Peter Tägtgren que acomodado entre el vulgo ahora, ocho años después de su último avistamiento, puede pasar desapercibido y no como un alienígena dispuesto a realizarnos una lobotomía cíclica.

Con su agenda a rebosar desata el genio para lanzar un álbum con reminiscencias de sus éxitos pasados pero con una nueva frontera que abatir donde se desdibujan las etiquetas que puedan excederse entre el industrial, el gótico, el sinfónico, mucho Metal de marcado compás y el dopaje electrónico de traza trágica.

Con estas manifestaciones, altera el orden y el caos de tu situación geográfica mental abatiendo distancias a las que recurrir para cuando quieras recuperar tu cordura.

“I Am” es un paso definitivo para su completa mimetización entre los seres humanos contando con unas letras más mundanas, pero con todo un arsenal de artilugios que sintetizan una droga de adicción temeraria capaz de hacer tanto que el mítico “Rocking In The Free World” de Neil Young pueda cabalgar en las estrofas del sensacional y discotequero “Party In My Head”, como que Prong podrían obtener una alternativa en la New Wave ochentera.

Se filtra toda imperfección a través de microchips futuristas alineando a Bauhaus con Rammstein (“Go With the Flow”) e incluso se aprecia cierto desgarro Death en la sátira Pitchshifter (“The New Norm”, “Revolution”), así como se atribuye añoranza Theatre Of Tragedy 2.0 en “My Angel”.

Cirugía perfecta. ¿Realmente soy el mismo?