Running Wild – Masquerade

“Masquerade”

El disco comienza con una conversación introductoria a la historia de estos 3 personajes, seguida de una melodía piratesca típica de los teutones que no tiene desperdicio, para dar paso a más de 50 minutos sin parón, sin descanso y de un Speed, Power, Heavy (como quieran llamarlo) de altísimos kilates.

“Masquerade” comienza con una caña y rapidez que te deja perplejo desde el segundo uno. La batería de Jörg Michael (que por aquel entonces ya había estado en Rage, Axel Rudi Pell o Grave Digger) es una locura, golpeando sin parar con la única intención de destrozar nucas junto a Tomas Smuszynski en el bajo. Base rítmica demoledora que no va a dar descanso durante el redondo y que para Jörg sería uno de los trabajos más completos de su carrera. Y si la base rítmica iba a destajo, lo de las guitarras de Rolf Kaspareck y Thilo Germann van que todavía tienen que estar buscando las cuerdas de sus guitarras…Me voy a permitir decir que esto es “Speed Metal” y no los trabajos actuales que algunos grupos desarrollan buscando solo la rapidez. Aquí, a pesar de rapidez, hay melodía, como en los buenos discos que después el Death Sueco recogería para sí. Inicio absolutamente demoledor. “Demonized” soltaría el pie del acelerador, pero solamente para centrarse más en los riffs de guitarra y dar un poco de “marcha” al disco con ese rollo rockero, pero sin dejar de afilar las guitarras para cortar lo que se ponga por delante. Seguida nos encontramos “Black Soul” con notable influencia Power sin cesar el doble bombo y un estribillo que acompaña a la melodía de guitarras martilleando nuestras cabezas.

“Lions of the Sea” es un clásico instantáneo, y se nota desde la intro inicial. Un tema puramente Running Wild con caña y unas melodías rifferas que son una delicia. Este tema lo tiene todo si amas el Metal Alemán, y aunque la voz de Rolf nunca ha sido para “tirar cohetes”, no se puede concebir esta música sin otra voz. El estribillo es de lo mejor que habían hecho en su historia y marcaría también una estrella que guio su posterior álbum “The Rivalry”. Después de semejante obra de arte, saltaría “Rebel at Heart”. Otra de esas canciones pesadas rollo Accept que poseen un estribillo genial y que se te queda grabado a la primera. Concebida para el directo se mire por donde se mire para levantar el puño y corear como locos/as. “Wheel of Doom” devuelve la vena Speed que llevaba “Masquerade”, y golpea con fuerza para llegar a un estribillo oscuro que desemboca en el mejor solo de guitarra de todo el disco. “Metalhead” para mí tiene un aura especial, pues recuerdo haberla escuchado más de 500 veces al lado de mi padre, y eso marca. Otro de los temazos del disco, de nuevo con ese rollo Accept y marchoso que te hace consciente de porqué amas el Metal. “Soleil Royal” quizás sea la canción más regular del disco, pero no por ello es “pasable”. Eso sí, la ensombrece estar entre el pepino anterior y la fantástica “Men in Black” que posee un estribillo memorable con unas guitarras que alcanzan el nivel más exquisito del disco.

Tras esto, ya solo quedaría cerrar el disco en condiciones. Y vaya si lo cerraron con “Underworld”, la canción más larga del disco en un derroche de poner en la palestra todos los ingredientes de los que habíamos disfrutado durante los anteriores 50 minutos.

Conclusión

“Masquerade” es toda una lección magistral de Speed Metal Alemán de la más alta calidad, único e irrepetible. Tan irrepetible que jamás Rolf ha podido calcar después, salvo en destellos contados.

Una genialidad de los 90 y del Metal de Hamburgo. Aquellos años dispararon desde su barco con toda la artillería que llevaban encima. Algún que otro enemigo debieron de hundir, no los suficientes, y alguna bala se les cayó en el suyo propio que poco a poco fue inundando el navío. No creo que puedan llegar ya al nivel de aquellos años 90, pero, aunque no lleguen, nos dejaron un porrón de canciones para disfrutar una y otra vez.

¡Larga vida a los piratas!

Texto: Samuel Arnaiz