Banda: Scorpions + Phil Campbell & the Bastard Sons
Lugar: Winzik Center – Madrid – 16 de julio de 2024
Promotor: BTN Tours
Fotos: Álvaro Carlier
Todavía tengo la sonrisa en la cara con la que abandoné el Wizink Center la noche del 16 de julio. Una velada emocionante en lo musical, y apasionante en lo personal. Scorpions, banda a la que hemos visto ya muchísimas veces por estos lares, regresaban para celebrar el cuadragésimo aniversario de la obra que le encumbró a lo más alto a nivel mundial. No hay ser humano en el mundo occidental que no haya sacado su guitarra imaginaria cada vez que escuche «Rock You Like a Hurricane». Y como un huracán sonaron en Madrid.
Tenía muchas dudas ante la banda que me iba a encontrar. No, no pretendo que con más de cincuenta años de trayectoria suenen como cuando eran jóvenes. Para mí el declive comenzó hace una década, donde se comenzaban a ver las costuras a una banda cuyos miembros entraban en edades donde el físico comienza a fallar. Las dos últimas veces que les había visto, en 2019 y 2022, me encontré a una banda de mínimos: cumplían y ejecutaban bien los temas, con buenas adaptaciones para la voz de Klaus Meine que, agarrado a su micrófono, hacía lo imposible por conseguir que la melodía de su voz estuviera a la altura.
La sorpresa de ayer fue mayúscula. El señor Meine seguía inmóvil agarrado a su micrófono, pero su chorro de voz estaba en mucha mejor forma. Y el resto de miembros de la banda, que siempre han sonado bien, parecían inoculados por esa energía recuperada por su vocalista. Bien es cierto que la honestidad de la banda en los últimos años fue su estandarte. Podían haber llevado buena parte de las voces grabadas, con mil efectos, que utilizan decenas de bandas, y, sin embargo, se mostraban de forma natural, con claras evidencias de no estar engañando a su público. Por la razón que fuese, ayer resucitaron y nos brindaron un buen concierto en lo que al aspecto musical se refiere, muy por encima de las dos recordadas ocasiones.

Como artista invitado estaba Phil Campbell & the Bastard Sons. No necesita presentación el guitarrista galés, recordado por su trabajo en Motörhead durante treinta años. He de decir que su nueva banda no me apasiona, y tampoco lo hizo en su función de teloneros. Apenas tuvieron media hora para demostrar su valía, donde interpretaron seis temas, dos de los cuales fueron de la antigua banda del señor Campbell.
Arrancaron con «We’re the Bastards», continuando con «Freak Show» y «High Rule». Mientras, el público llenaba poco a poco el recinto, que presentaba un aspecto magnífico sin estar todo el papel vendido. «Born to Raise Hell» animó un poco el cotarro, sin terminar de convencer a los presentes. Volvieron a su discografía con «Strike the Match», cerrando con «Ace of Spades», la cual, sí tuvo bastante más aceptación por el público. No tuvieron buen sonido, no tuvieron mucho tiempo. A pesar de eso, ganas no le faltaron a la banda, pero no jugaban ante su público. Estaba claro que la gran mayoría estaba en el Wizink Center para ver a Scorpions, Tras la correspondiente preparación del escenario, y con puntualidad británica, se apagaban las luces del recinto para comenzar la intro del concierto, con la pantalla que cubría el fondo mostrando sus primeras imágenes para dar la bienvenida a la banda de Hanover. La expectación era máxima y tras aparecer de una forma tranquila y sosegada sobre las tablas, comenzaban a interpretar la mejor canción que existe para arrancar un concierto, como es «Coming Home».
Aunque la celebración era del Love at the First Sting, también hubo un pequeño recuerdo a su último y magnífico álbum, con «Gas in the Tank». Parecía que se enfriaba un poco el ambiente, que rápidamente recuperó el tono con «Make It Real», «The Zoo» y la siempre maravillosa «Coast to Coast», con las cuatro hachas brillando en el límite del provocador. Cada vez que lo veo se me cae una lágrima de emoción, y esta vez no fue la excepción.
Todo iba sobre ruedas. Una banda sonando de escándalo, un público entregado y un Love at the First Sting para celebrar. Llegado este momento, era hora de rescatar las olvidadas «I’m Leaving You» y «Crossfire», que tuvo una gran aceptación. Siempre es un placer ver a las bandas trabajar un poco el repertorio, saliendo de su zona de confort. Sin salir del aniversario, «Bad Boys Running Wild» llevó el concierto a máximos, siendo uno de los momentos más celebrados en la velada.

La intensidad era máxima, y tocaba pisar un poco el freno. Primero, con «Delicate Dance», con Matthias Jabs demostrando que sigue siendo un gran guitarrista a sus 68 años. Después, los pelos como escarpias con «Send Me an Angel» y «Wind of Change», ampliamente coreada y seguida por las linternas de los teléfonos móviles de los asistentes.
Con «Tease Me Please Me» volvían los vatios a máximos, dejando todo listo para la potente «The Same Thrill», que ya podían dejarla en los repertorios mucho tiempo. Era el momento de un segundo descanso por casi toda la banda. Solo Mikkey Dee se quedaba en escena, para realizar un solo de batería que gustó mucho, al menos viendo la reacción de los allí presentes.
Con la energía de un cohete regresaba Rudolf Schenker al escenario, con el riff de «Blackout» volviendo a poner todo patas arriba. La noche de Rudolf fue para enmarcar. No tuvo un minuto de descanso mientras estuvo encima del escenario, corriendo de lado a lado para poder interactuar con su público. Tras el apagón, era el momento de encender las luces de la gran ciudad. «Big City Nights», nos llevaría a un primer final del concierto.
A la vuelta, una emotiva «Still Loving You» nos devolvió al mejor Klaus Meine, el cual, en primera línea del provocador, demostró como a sus 76 años, su voz todavía no se ha apagado. El final con «Rock You Like a Hurricane» fue el culmen de una noche donde la banda de Hanover demostró que sigue estando en muy buena forma tras unos años donde el declive era evidente. Ni los pequeños detalles en interpretación pudieron ensombrecer el buen concierto de los alemanes. Con conciertos como el vivido en Madrid queda claro que les queda cuerda para rato. ¿Una celebración similar para World Wide Live? Sería el broche perfecto a una carrera marcada por el éxito, el esfuerzo y la honestidad.