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The Night Flight Orchestra triunfan en Madrid

Bandas: The Night Flight
Lugar: Sala Mon – Madrid – 7 de febrer de 2025
Promotor: Madness Live
Fotos: Raúl Blanco

Las opiniones aparecidas en esta crónica son mías, y no del medio donde se publican. No sabía cómo comenzar la crónica, pero como es posible que escame pues prefiero dejar claros algunos detalles antes de continuar. Así que una vez puesto la salvaguarda legar, procederé a contar lo que fue una buena noche, empañada por dos problemas fácilmente evitables. Como toda crónica, es algo totalmente subjetivo, por lo que si usted, querido lector, no comparte esta opinión, le sugiero vuelva a leer el comienzo de la misma.

La velada la abría una banda, TRAGEDY, que hicieron honor a su nombre. Banda de versiones que, desde mi punto de vista, nunca debería aparecer en una gira profesional. Si además lo que ofreces es un espectáculo casposo y grotesco pues el resultado es la mayor de las vergüenzas. Entiendo que haya gente que se lo pase bien con estas mamarrachadas, pero no un servidor. ¿Y las versiones? Pues canciones que no necesitan presentación: “The Final Countdown”, “Grease”, “Gimmie! Gimmie! Gimmie!” o “Stayin’ Alive”. Una aberración que no da ni para cierre de verbena veraniega. De lo peor que he visto en mi vida, y eso que como músicos no son nada malos.

Menos mal que con THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA se hizo la luz entre tanta oscuridad. Apenas cuatro meses después de su última visita a España, en el exitoso Lion Rock Fest, la banda sueca regresaba con un nuevo retoño bajo el brazo, el fantástico Give Us the Moon. Presentar un disco de esta envergadura solo puede traer buenos resultados, ya que despide una calidad incontestable. Así, puntualmente, aparecían en escena la banda que acompaña a Björn Strid y Sharlee D’Angelo, este último ausente en León por incompatibilidad de agenda.

Con suma facilidad pusieron a todo el respetable a bailar. Gastaron buena parte de su artillería pesada nada más salir, por si aún quedaba alguna duda de que iban a salir triunfantes un lustro después de su última visita a la capital. “Stratus”, “California Morning”, “Shooting Velvet”, “Divinyls” y “Gemini”. Desconozco cuántas bandas de rock pueden ofrecer casi todo su arsenal así de primeras, y llevar al concierto hasta el final en lo más alto sin agonizar. THE NIGHT FLIGHT ORCHESTRA lo hicieron sin inmutarse.

“Cosmic Tide”, también del sobresaliente Give Us the Moon, sirvió para coger aire a la tripulación. El vuelo había cogido altura muy rápidamente y era hora de estabilizar la máquina. Había llegado la hora de cerrar los ojos y disfrutar de la magia de volar. “This Boy’s Last Summer” sirvió como sobresalto a esa relajación, rápidamente reencontrada con “Paloma”. Si bien el arranque del concierto fue un acierto, poniendo toda la sala patas arriba, la parte central otro acierto, alternando canciones que repetían la tarea, con joyas más tranquilas.

De esta misma forma siguieron hasta casi la hora del aterrizaje, sonando “Satellite”, “Transmissions”, “Can’t Be That Bad”, la maravillosa y casi olvidada “Transatlantic Blues”, terminando la aproximación con “Burn for Me”. Difícil tarea la de representar toda una carrera discográfica en tan poco tiempo, además de darle cancha a tu nuevo disco. Un repertorio excelente para una banda excelente.

Y es que de los miembros de la banda no he dicho nada. Todos cumplen una labor exquisita en cada uno de sus puestos. Que Anna Brygård y Åsa Lundman destaquen en sus puestos animando y haciendo coros no es novedad. Tampoco que Jonas Källsbäck marque las coordenadas del vuelo desde su trono de una forma fría y contundente. Pero esta vez voy a destacar a dos piezas fundamentales que, bajo mi punto de vista, hicieron un trabajo descomunal, y quizás pasen más desapercibidos. Hablo del teclista John Lönnmyr, pieza clave en el sonido actual de la banda, y el multinstrumentista Sebastian Forslund, casi escondido en la parte trasera del pequeño escenario de la sala Mon.

Tras el fallido intento de tocar tierra y el correspondiente Go Around, la banda nos deleitó con la enérgica “White Jeans” y su ya clásico final “West Ruth Ave”, conga incluida. De esta forma tan brillante la banda, ahora sí, completaba su aproximación y nos devolvía a la realidad. Habían sido noventa minutos de un vuelo muy divertido, claramente disfrutado por todos sus pasajeros.

Un vuelo al que solo le voy a poner un pero: la banda se dejó en el tintero dos canciones. “Domino” y “Way to Spend the Night”. ¿Se quedó la banda sin tiempo por restricciones horarias de la sala? No lo sé, aunque creo que es bastante sencillo solventar un problema como ese, abriendo las puertas quince minutos antes. Y así no dejas con sensación de idiotas a los que han pagado lo mismo que en otras ciudades, pero que han visto recortado el repertorio interpretado en todas y cada una de las fechas que llevan ya de su gira europea.

By Victor M. Lera

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