Banda: Bryan Adams
Lugar: Palau Sant Jordi – Barcelona – 12 de noviembre de 2024
Promotor: Doctor Music
Fotos: Doctor Music
Texto: Òscar Saro (Sudando Rock)
En un martes lluvioso en el que Dana continua presente en el parte meteorológico, subo caminando al Palau Sant Jordi y disfruto un rato de la calma antes de la tormenta y de las vistas de mi ciudad. Dentro del recinto, convenientemente resguardados, nos espera una velada con otro fenómeno. En este caso uno de naturaleza musical y de origen canadiense: El cantante, compositor y fotógrafo Bryan Guy Adams.
Un fenómeno que inició sus andanzas musicales a finales de los setenta y que rápidamente encaminó su carrera por la vertiente más mainstream del rock, con una capacidad innegable de componer música diseñada para encajar en la radio fórmula como anillo al dedo. Un fenómeno que, lejos de desgastarse con la edad y con el peso de la fama, ha mantenido una apariencia juvenil y una vitalidad que parecen desafiar el paso del tiempo. En esta última visita ha llegado a nuestras tierras con 65 años a sus espaldas. Sin embargo, nada más verlo subir el escenario, con tejanos y camiseta blancos y una complexión delgada y atlética propia de un joven rockero, hemos vuelto a ver al Bryan Adams eternamente joven. Y si las apariencias pueden engañar, la evidencia definitiva la tuvimos con las dos horas de concierto y las veintinueve canciones que presentó, irradiando una energía vital y conectando con el público como en sus mejores épocas.
Adams publicó su último trabajo de estudio, So Happy It Hurts, en marzo del 2022. Y dos meses antes del lanzamiento ya empezó a presentarlo en una gira que ha alargado más de dos años y que ahora tiene sus últimas paradas en España y Portugal durante el mes de noviembre del 2024. Concretamente, de la mano de Doctor Music , en nuestro país, ha visitado cinco ciudades: Barcelona, Murcia, Bilbao, A Coruña y Madrid. Durante estos dos años, también ha tenido tiempo de grabar dos discos recopilatorios (Classic y Classic Pt II), de estrenar el doble sencillo “War Machine”/”Rock and Roll Hell” y de publicar dos directos en el Royal Albert Hall de Londres (Live at the Royal Albert Hall y Live at the Royal Albert Hall 2024). Está claro que quieto no ha estado.
Junto a tres músicos: Keith Scott (guitarra solista y acompañante histórico), Mickey Curry (batería) y Gary Breit (piano), se presentaron en forma de cuarteto simple y efectivo. Una formación en la que Adams no se escondió detrás de los músicos y en la que su peso instrumental se pudo identificar con claridad dentro del resultado final. De esta manera, le vimos tocar el bajo, la guitarra acústica, la eléctrica y la harmónica, pudiendo apreciar en todo momento su técnica con cada instrumento.
Con las luces todavía encendidas y mientras sonaban clásicos del rock’n’roll, sobrevoló las cabezas del público el Ford Thuntherbird que aparece en la portada de So Happy It Hurts, en formato hinchable e impulsado por drones. El apagar de las luces provocó el rugido de un Palau totalmente lleno y dio paso a la llegada de la banda. Un foco iluminó al cantante, que hizo una presentación con frases inspiradas en una conocida canción de AC/DC: “Let there be light, let there be drums, let there be guitar…, let there be rock!”. Así iniciaron el concierto con una de las canciones nuevas, “Kick Ass”, y aprovecharon para chutar hacia el público los dos balones gigantes aparcados a ambos lados del escenario.
Nada más llegar al segundo tema: “Can’t Stop This Thing We Started“, se inició la primera conexión con el público que coreó el estribillo y con “Somebody” vimos a Scott marcarse un breve solo en la pasarela y a Adams finalizarlo con un vibrante saludo; “Barcelona!!!!” El periplo de los balones hinchables llegó a su fin.
Cambió el bajo por la guitarra eléctrica para “18 Til I Die”. El público continuó con ganas de cantar todos los estribillos y el cantante acabó cerca de ellos. Con “Please Forgive Me” llegó la primera balada de la noche, con foco directo sobre el cantante y el recinto lleno de luces. Volvió a cantar con el público y acabó con una gran ovación, que le sirvió para empalmar con una vibrante “One Night Love Affair”.
Se presentó con un “Hola, my name is Bryan and I’m your singer for tonight”, mientras tomó la acústica y presentó “Shine a Light”, dedicando el tema a su padre, que murió el 2003. También una breve referencia a Palestina. Durante la canción, el mar de linternas de los móviles fue realmente denso y el momento evolucionó a memorable. Y volvió a tomar la guitarra eléctrica, para acercarse al público, leer en voz alta algunas pancartas hasta dar con una que anunciaba el nombre de la siguiente canción: “Take Me Back”. Le vimos ejecutar un solo sencillo pero efectivo y el público lo acompañó con palmas.
Intentó adivinar con cierta dificultad el nombre de una chica del público, Sara, a la que le anunció la siguiente canción: “Kids Wanna Rock”. Y continuó tomando la acústica para una versión animada de “Heaven”, que se alejó de la balada que conocemos, y en la que le oímos rascar con ritmo. Apenas unas notas con la harmónica sirvieron para introducir “Go Down Rockin’” en la que acabó acercándose al público y, ya sí, se explayó con la harmónica, mientras Scott lo acompañó con un riff poderoso.
“It’s Only Love” es una canción que cantó con Tina Turner. Recordando que “la gran dama del rock” nos dejó hace un año, le dedicó la canción, en un bonito tributo que acabó enlazando con temas de la diva: “The Best” y “What’s Love Got to do with it”. Con “You Belong to Me” se generó uno de los momentos más locos de la noche, al pedir a los chicos del público que se quitaran la camiseta y la agitaran al ritmo de la canción. Muchos obedientes aparecieron por todos los rincones del recinto y la cámara los convirtió en protagonistas de la locura.
Con “Cloud Number Nine” se atenuaron las luces y se calmó un poco el ambiente. Pero no tardó en recuperar la pasión, poniéndose en la piel de Gene Simoms e iniciado la reconocible línea de bajo de “Rock and Roll Hell”, tema que escribió en 1982 para Kiss. Siguió con “The Only Thing That Looks Good on Me Is You”, acercándose al público y dejando de tocar el bajo para sentir la vibración provocada.
Para “Here I Am” pidió levantar una pancarta con el nombre de la canción y la defendió, acústica en mano, y únicamente acompañado del teclado. Se atrevió incluso con un punteo. Se quedó solo con la acústica (“it’s just you and me now”) para “When de Night Comes”, tema que escribió para Joe Coker (?) y “When You’re Gone” con el que hizo vibrar todo el recinto él solito. ¡Momentazo!
Agarró el bajo de nuevo y volvió la banda para el presentar el tema nuevo “Always Have, Always Will”. Pasando a cantar con ayuda del público “(Everything I Do) I Do It for You” en un mar de brazos balanceándose. Continuó con la acústica para la fabulosa “Back to You” y siguió con la canción que da título a su último trabajo, “So Happy It Hurts”, mientras volvió a salir el coche volador. Momento para el clásico “Run to You” y para el todavía más clásico “Summer of ’69”. En la gradería de prensa más de un@ se levantó de su puesto para practicar air guitar con riffs que llevan sonando en las radios de rock desde hace décadas. Dedicó “Have You Ever Really Loved a Woman?” a Paco se Lucia y acabó marcándose con el bajo esas líneas reconocibles de ”Cuts Like a Knife”.
Así llegó el momento de volver a presentar a sus tres acompañantes, para despedirse de ellos y quedarse sólo con el desenlace. Acústica en mano, nos agradeció sinceramente la asistencia y dedicó “Straight From the Heart” a su madre. Para acabar con la cinematográfica “All for Love” que todo el mundo canta sabiendo que este era el final.
Con una energía inagotable y una conexión intacta con su público, Bryan Adams demostró en Barcelona que su eterna juventud no es un mito, sino el resultado de una trayectoria construida sobre profesionalidad y canciones que trascienden el tiempo. Quizás no es el tipo de rock que más he seguido y más me ha enganchado, pero no hay duda de que todavía tiene mucho rock en la sangre, luz en su ingenio y juventud en su corazón.