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Avantasia: «Una noche en la ópera, con fuego y metal»

Banda: Avantasia
Lugar: Palacio de Vistalegre de Madrid – 12 de abril de 2025
Fotos: Raúl Blanco
Texto: Adriano H. Pinelo

Daban aproximadamente las 6 de la tarde cuando me sentaba en una terraza frente a la entrada del Palacio Vistalegre, con sus dos impresionantes toros custodiando la entrada del recinto, cuando miré hacia atrás y vi que la cola para entrar en Pista ya le daba la vuelta a la manzana.

Mil conciertos sobre mis cansadas espaldas y me sigue dando una pereza atroz hacer cola, por lo que decidí esperar en uno de los bares de enfrente confiando en que las Nornas tuvieran a bien sonreírme y me hicieran llegar a tiempo para poder ver cómo bajaba el telón de inicio. Y así fue. El cielo amenazaba con derrumbarse sobre nuestras cabezas, como si de una historieta de Astérix se tratara, pero finalmente los dioses me permitieron disfrutar del mágico brebaje sin mayor contratiempo.

Las puertas del recinto se abrirían exactamente a la hora acordada. Miles de metaleros perfectamente ordenados por miembros de la organización iban entrando en pequeños grupos sin el menor incidente, como suele ser habitual en conciertos de esta índole. Y ahí seguía yo, esperando que la cola se acabara para ponerme en marcha. A eso de las 7 y media, y habiendo dado ya buena cuenta de varios platos de aperitivos, fui hasta la puerta y entré sin más. El respetable estaba animado. Cachis de cerveza y risas se intuían por todas partes. Buen ambiente, en definitiva, como era de esperar. Como nota curiosa, y costando las camisetas la no desdeñable suma de 35€, hay que decir que el merchandising de la banda voló literalmente. Mucho antes de que el bolo comenzara apenas quedaba nada. Más de la mitad de los allí presentes lucían las camisetas recién adquiridas a la espera de que las primeras notas comenzaran a sonar.

A las 8 de la tarde empezaron los primeros silbidos vehementes, instando a los de Sammet a que salieran a escena, pues se les esperaba con ansia. Apenas tuvimos que esperar 10 minutos más a que eso ocurriera. La típica intro sobre un telón con el logo de la banda daba la señal de salida, y un minuto después comenzaban a sonar los coros iniciales de «Creepshow», primer single de su último disco Here Be Dragons (2025). Tema pegadizo y divertido que consiguió que todos los presentes corearan y saltaran como posesos para dejarse llevar en volandas durante dos horas y cuarenta minutos de espectáculo musical, visual e interpretativo.

La segunda de las más de veinte canciones que aún sonarían en la noche madrileña fue la incombustible «Reach Out For The Light», del primer trabajo de lo que en un principio fue un proyecto, The Metal Opera (2001), con una Adrienne Cowan (Seven Spires) impecable, colosal, cómoda y teatral sobre las tablas, y que va creciendo año tras año de una manera casi imposible. Una figura imprescindible que se ha hecho un hueco irreemplazable dentro de Avantasia. La tercera de la noche sería «The Witch», del recién salido Here Be Dragons, con la colaboración de Tommy Karevik (Seven Wonder, Kamelot). La voz del cantante sueco, junto con la formidable escenografía compuesta por una entrada a un cementerio fantasmagórico, y la mirada de la Bruja persiguiendo los pasos de los vocalistas me resulta indescriptible de expresar solo con palabras. «Devil In The Belfry» correría a cargo de Herbie Langhans (Sonic Haven, entre otras bandas). Su voz rota y potente, junto con su hilarante interpretación, le dio una fuerza a la canción que conmovería incluso al propio Espantapájaros que la engendró (Scarecrow, 2008). Y volvemos con otro de la más de media docena de canciones sacadas de su último disco. «Phantasmagoria» contaría con la colaboración de Ronnie Atkins (Pretty Maids) y un inicio endiablado por parte de las teclas de Michael Rodenberg. El ritmo y la velocidad predominan en esta canción y hacen que quieras más y más de esa droga sublime.

De ahí pasamos a un dueto de canciones interpretadas casi íntegramente por Eric Martin (Mr. Big), «What’s Left Of Me» (The Mistery Of Time, 2013) y «Dying For An Angel» (The Wicked Symphony, 2010) que le van como anillo al dedo, pues puede dar rienda suelta a su voz sensible, creando esos medios tiempos en uno de los momentos pausados del concierto. La magia que acabamos de vivir se disipa ante nuestros ojos cuando Tobias Sammet comienza con un discurso sentido, casi hilarante, acerca de cómo la gente nos critica por nuestra forma de ser, de pensar, de cómo los comentarios en redes sociales nos pueden tratar de condicionar, de amedrentar, y de cómo debemos seguir siendo honestos con nosotros mismos, y de combatir contra el viento si es necesario. «Against The Wind» (Here Be Dragons, 2025) arranca con una increíble intro que me recuerda de alguna manera al grupo nipón Ryujin. Tobias Sammet abre la canción para dar paso a Kenny Leckremo (H.E.A.T). Impresionante su voz, su actitud y sus poses al más puro estilo Bruce Dickinson de los buenos tiempos. Una canción acelerada que te hace sentir orgulloso de lo que eres, y de cómo eres, por mucho que haya que caminar contra el viento. Puro Heavy Metal.

«Here Be Dragons», canción que da título al disco y a la gira llega casi en el ecuador de la noche. Tommy Karevik se hará cargo de esta, junto con Tobias y varios solos de guitarra por parte del grandioso Sascha Paeth. Nueve minutos que no aburrieron a nadie. «Avalon» volvió a darnos un soplo de aire fresco con su ambiente celta y la presencia de Adrienne, dándolo todo, como siempre. Tras un solo de guitarra soberbio, unos segundos de calma y vuelta a la locura de «Avalon», Tobias y Adrienne.

La ópera vuelve con «Let The Storm Descend Upon You» (Ghostlights, 2016), y sus voces quebradas y poderosas por parte de Herbie y Atkins. Un trío de voces que conforma una canción redonda, con una interpretación formidable que hace que entres en la historia de manera irremediable. Con «Promise Land» (Angel Of Babylon, 2010) se retoma la parte contundente con un Ronnie y un Eric Martin totalmente entregados a la causa, y unos coros pegadizos al más puro estilo Avantasia. Momento que aprovechan los miembros del equipo para colocar un trono en mitad del escenario, con Tobias Sammet entrando en escena blandiendo un bastón y sentándose para cantar en solitario «The Toy Master» (The Scarecrow, 2008), aunque habría que decir honestamente que sin Alice Cooper la canción no es la misma.

Llega el momento en el que el Maestro de Ceremonias se toma un descanso. Tras una hora y media sin parar de moverse por el escenario y de mostrarnos sus condiciones vocales, las siguientes tres canciones correrán a cargo de Ronnie Atkins, Eric Martin, Tommy Karevik, Kenny Leckremo y Herbie Langhans. «Twisted Mind» (The Scarecrow, 2008), «The Wicked Symphony» (The Wicked Symphony, 2010) y «Shelter From The Rain» (The Scarecrow, 2008) darán paso al inevitable principio del fin.

Comienzan a sonar las notas de flauta que nos anuncian que una gran canción vuelve a reescribirse en nuestras mentes, para no borrarse jamás. La grandiosa voz de Chiara Tricarico (Moonlighthaze, Ravenword) desciende por primera vez en solitario para dar melodía a la canción más emocional que jamás escribirá el genio de Fulda. «Farewell» (The Metal Opera, 2001) nos transporta a tiempos celtas, devolviéndonos al mismo tiempo a la realidad de que todo tiene su fin, y que hay afrontarlo de la mejor manera posible. «The Scarecrow» (The Scarecrow, 2008) y «Death Is Just A Feeling» (Angel Of Babylon, 2010) cierran un concierto redondo, aunque al igual que con «The Toy Master» con Alice Cooper, la presencia en este último tema del grandioso Jon Oliva habría sido soberbia.

Las luces se apagan, pero todos percibimos un destello de luz que nos hace sonreír. Imposible que esto acabe así. Y efectivamente, en cuestión de minutos los tenemos de vuelta con un piano y un Tobias Sammet insistiendo en que la música en directo debe ser verdadera. Sin samples o playback. Pulsa una tecla del piano mientras defiende la música, que suena estridente y real al mismo tiempo. Una locura de canción acústica que hace que el antiguamente llamado arpicémbalo arda en llamas, al más puro estilo de Jerry Lee Lewis. «Lost In Space» (The Scarecrow, 2008) cerraría prácticamente el concierto de dos horas y cuarenta minutos ininterrumpidos que a muchos nos supo a poco. Tras anunciar que ese “Hit” ha sido el único de su carrera que ha alcanzado el Top Ten, y que aun así le merece más la pena tener un público que le apoyase, pasamos a la última canción de la velada. «Sign Of The Cross» (The Metal Opera, 2001) culminaría una noche épica en la que el estribillo de «Seven Angels» (The Metal Opera part II, 2002) con todos los integrantes de la noche cantando al unísono, redondearon la magia que dibujó la fantasía macabra de un Tobias Sammet en plena forma.

Noche épica de música, interpretación, fantasía, terror. Y todo eso con una ilusión envidiable.

By Redacción Metal Hammer

Metal Hammer és una marca legendaria en toda Europa en cuanto a la difusión de la escena del hard rock y heavy metal. El primer número de la revista se editó en diciembre de 1987.

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