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El festival Kingdom of Rock se estrena con una sensacional acogida

Festival: Kingdom of Rock Fest
Bandas: Manowar – Doro – Freedom Call – Electrikeel
Lugar: Navarra Arena de Pamplona – 8 de marzo de 2025
Texto: Óscar González
Fotos: Gabriel Pérez / Magic Circle Entertainment (Manowar)

En el próximo número de nuestra revista física tendréis una crónica detallada del Kingdom of Rock Fest 2025 con fotos exclusivas.

El Arena cayó rendido a los pies de los Reyes del Metal

El sábado 8 de marzo de 2025 pasará a los anales de la Historia del Heavy Metal como el día que se celebró la primera edición del festival Kingdom Of Rock en el Navarra Arena de  Pamplona. El festival ha nacido con el objetivo anual de reunir a grandes bandas nacionales e internacionales, a fin de devolver a Navarra el Reino del Rock que siempre ostentó, o al menos compartirlo, dada la competencia actual.

Esta edición fundacional del Kingdom Of Rock fue consagrada por Manowar, los Reyes del Metal, como cabezas de cartel, acompañados de Doro, la Reina del Metal, Freedom Call, que con sus veinticinco años de carrera y continuando con este juego de tronos, bien podemos denominar los Príncipes del Metal y la banda oriunda de navarra Electrikeel.

De todos ellos los menos conocidos eran Electrikeel, joven banda de thrash metal formada en 2019 por Xabier Recalde (voz y bajo), Asier Bendoiro (voz y guitarra) y Jon Laguna (batería). Su destreza les llevó formar parte del cartel del Kingdom tras ganar una competición organizada por la Navarra Music Commission y el equipo del festival, imponiéndose entre más de veinte bandas.

Así que con la baraja repartida y un aforo casi completo con unas 11.500 almas, todo estaba listo para pasar una tarde memorable.

Pamplona presentaba un cielo encapotado con lluvia intermitente a lo largo de toda la mañana. Sobre la hora de comer el centro de la ciudad ya estaba tomado por una multitud que vestía mayoritariamente de negro, con cuero y prendas vaqueras, luciendo camisetas especialmente de Manowar. La zona cero de la ciudad sustituyó por un día los cuernos de julio por los cuernos del símbolo más característico del heavy.

Finalmente a las 18:00  se abrieron los accesos al Arena. En ese momento fuimos de los primeros en entrar al recinto que presentaba un aspecto con una iluminación ambiente de tonalidad azul que generaba una tenue penumbra que nos acompañó a lo largo de toda la tarde hasta la actuación de Manowar y que sobre todo hacía presagiar una gran velada.

Electrickeel amenizaron los primeros compases del festival, presentado básicamente su LP Straight Outta Depths (2023). El trío navarro comenzó con “The Xenomorph”. Continuaron con “To Protect and server” la única de su EP homónimo de 2019 y retornando a su último LP tocaron “The crawl of the Deceased”, tras la cual aprovecharon para presentarse y enviar su agradecimiento a la organización, dando paso a “Punks” y “Hate Eternal”, con la que bajaron pulsaciones, seguida de “Kingslayers” y el magnífico punteo de Asier. Cerraron con “Till we die”. Finalizaron puntuales, habiendo interpretado siete rápidos y enérgicos temas ejecutados con un tremendo desparpajo, seguridad, solidez y garra en los que llamativamente alternan voces en cada corte entre Asier y Xabier.

Con cinco minutos de antelación sobre la hora prevista saltaron los power metaleros Freedom Call. Los de Nuremberg, bajo la batuta de Chris Bay presentaron una docena de temas de estilo épico, más alineado con el enfoque de esta primera edición del festival. Con tambores de guerra comenzaron con “Hammer of Gods”. En “Tears of Babylon” pronto se dieron cuenta del desánimo generalizado del público, tirando de diversos recursos para buscar su implicación. Chapurreando castellano Chris arengó a los asistentes para que levantaran las manos, comenzando así con “Supernova” y su pegadizo estribillo, destacando durante la interpretación a Francesco Ferraro al bajo. Aunque el sonido de nuevo había comenzado dubitativo, a partir de «Silver Romance” se consolidó resultando excelente en amplios tramos de su actuación.

Le siguieron “Union of the Strong” y “Out of Space”, ambas muy aplaudidas en su tramo final. Antes del comienzo de “Mr Evil” Chris se enfundó un llamativo gorro, tipo chistera, avivando al público a la vista de las grabaciones y fotos de móviles. Y tras ella le sucedió la canción homónima al grupo, “Freedom Call”, de nuevo invocando la interacción a base de coros. Con la pista camino del lleno, llegó el tramo final de su actuación con otras cuatro canciones con las que el público no sólo no decayó, sino que se implicó coreando y saltando. “Power & Glory” fue seguida de “Warriors” y una gran “Metal Is for Everyone” para cerrar con “Land of Light”.

Entre charlas y refrigerios ademas de ser el día de la Mujer, a las 20:45 tomaba los mandos la señora Dorothy Pesch, popularmente conocida como Doro, la Reina del Metal. Más allá de atesorar grandes hits del metal, su gran legado es haber sido una pionera luchadora en este muchas veces denostado estilo musical, habiendo allanado el terreno a toda una generación de mujeres que hoy forman parte de la escena metalera, triunfadora así en un género musical excesivamente masculinizado.

La de Düsseldorf, sabedora de su gran pasado, entre los catorce temas que interpretó, desplegó mayoritariamente las del legado Warlock. Arrancó entre una gran ovación y un estallido de llamas con “I Rule the Ruins”, moviendo cervicales y su larga melena rubia, flanqueada por Bas Maas (guitarra), el activo Bill Hudson (guitarra) y Stefan Herkenhoff (bajo) y tras ellos Johnny Dee (batería). Seguidamente se dirigió al Arena con un: “Buenas noches Pamplona. Cómo estáis? Sois fantásticos. Estoy encantada de estar aquí” y así dar paso a la cañera “Earthshaker Rock”. Con “Time for Justice” destacó la implicación y movimiento de sus guitarras. La temática de trasfondo medieval dio paso a “Burning the Witches”, iluminando el escenario con luces rojas, dotándolo así de un ambiente sangriento, mientras Doro desplegaba un enorme chorro de voz, alargando el tema mientras hacía partícipe al público al que se dirigió diciendo “sois los mejores metaleros”.

La siguiente fue “Fire in the Sky”, tema de su última publicación de estudio, interpretada con pirotecnia para contribuir a implicar el tema en un fuego celestial, canción que cerró con un: “os quiero mucho” y así continuó con “Raise Your Fist in the Air” de 2012, animando a levantar los puños al aire. Tras ella, se pasó a una cierta calma retornando a su etapa ochentera con “Für immer”, llamando al auditorio “amigos para siempre” e interpretando una balada coreada y aplaudida por todo el Arena.

Tocaba despertar del letargo y la pista elegida fue “Hellbound” del homónimo LP de hace ahora la friolera de cuarenta años. Dando cabida de nuevo a su última creación la siguiente canción fue “Children of the Dawn”. De nuevo volviendo a 2012 tocaron la enérgica “Revenge”. El tramo final de su cita contó con otras cuatro piezas; la primera de ellas fue la versión de “Breaking the Law”. Enlazó con el temazo que catapultó a Warlock. Estoy hablando del “All We Are”, otra de esas canciones que inevitablemente te retrotraen a nuestros años jóvenes en el barrio; otro de esos momentos memorables cuando las casi doce mil gargantas presentes coreaban al unísono.

One more song? Preguntó Doro. Y a lomos de la rítmica “Metal Racer” todos los presentes dimos acción a nuestras cervicales. Y no fue uno, sino dos los temas finales, cerrando con otro viejo tema de la carismática alemana: “True as Steel”.

En definitiva, un repertorio lleno de clásicos para un público entrado en años (dejémoslo ahí). Doro y su banda se despidieron con un sentido “thank you Pamplona”, pasando a cantar prácticamente a capela “Livin after midnight”.

Según el horario previsto aún quedaba una hora hasta que actuaran los ansiados Manowar.

Finalmente, sobre las 22:55 la tenue luz azul que nos había acompañado a lo largo de toda la tarde se apagó, dejando completamente en penumbra el Arena. Acto seguido comenzó a sonar la intro con la que habitualmente abre sus últimos conciertos, sonando a volumen alto la operística “March of the heroes of Valhalla”. A continuación, una voz grave anunciaba por megafonía: “Ladies and gentleman, from The United States of America… Manowar”, el telón negro cayó, dando paso a una explosión pirotécnica a partir de la cual Manowar se erigió desde esa atalaya llamada escenario, dando paso a una explosión emocional por parte de todo el Arena, que por fin iba a ver Manowar en tierras hispanas, tras 14 años, y por primera vez en Pamplona, convertida el 8 de marzo de 2025 en Realengo del Metal.

A lo largo de casi dos horas interpretaron veinte temas, cumpliendo con la promesa de retomar sus álbumes Hail to England y Sign of the Hammer (ambos de 1984) con una buena selección de nueve canciones parapetadas entre grandes éxitos, poniendo así en valor la gira que han denominado Blood of Our Enemies Tour 2025.

Su cañonazo de salida fue un tema de su ópera prima de 1982, en concreto el homónimo a la banda, la cual sonó a un volumen brutal poniendo así en marcha la apisonadora Manowar.

Acto seguido tocaron “Kings of Metal” de su álbum de 1988 que enlazaron con “Fighting the World”, otro exitazo que de nuevo nos hacía regresar a nuestros primeros escarceos en el género, a aquellas cintas y nuestra minicadena Sanyo o el walkman. Finalizando la canción el público estalló de júbilo. Durante la interpretación quedó patente el gran estado de forma de este longevo tándem metalero formado por Eric Adams y Joey DeMaio.

Otra de las novedades con las que se presentaban en Pamplona era su nueva puesta en escena con una producción diseñada para sumergir al público en el mundo Manowar. Durante el primer tramo de concierto, el escenario se visualizaba jalonado por dos grandes columnas que sustentaban el tímpano de un templo, proyectando al fondo la imagen característica de sus portadas de LPs con el musculoso guerrero.

Con “Brothers of Metal Pt. 1” los de Nueva York cerraban una primera parte de temazos de la banda, dando paso a nueve temas seleccionados de sus discos  de 1984. De su álbum “Sign of the Hammer” interpretaron seguidas “Army of the Immortals”, “Blood of My Enemies”, “Kill With Power” y “Black Arrows”. La segunda ganó enteros con la tonalidad rojiza de la iluminación convirtiendo el escenario de un sangriento campo de batalla. Con la tercera de este conjunto (“Kill With Power”) retomaron el pulso perdido con las dos anteriores y “Black Arrows” supuso una nueva exhibición de Joey y su singular pose con las cuatro cuerdas, canción que bien se podían haber ahorrado además de resultar muy molesta dado su excesivo volumen. A estas alturas no creo que el señor DeMaio necesite alimentar su ego, aunque a la vista de los hechos parece que sí.

Cerrada esta primera tanda de viejos temas, templaron el Arena con “Mountains”, canción de corte muy tranquilo (había que descansar un poco) fue la primera con la que realmente se puso en marcha la prometida nueva producción escénica mediante una gigante pantalla led al fondo del templo.

Continuando con el segundo LP de 1984 tocaron “All Men Play on 10” con un escenario en el que se proyectó el templo en llamas, dando paso a “Thor (The Powerhead)” donde destacó a golpe de martillo Dave Chedrick. “Sign of the Hammer” hizo por segunda vez que buena parte del público volviera interactuar con el gesto de Manowarrior, dando fin al tema con un final alargado y apocalíptico de llamas. La canción final de este tramo fue “Bridge of Death”.

Sons of Odin” fue el tema que con el enlazar el tramo final de grandes clásicos de la banda, visualizando sobres las cabezas de los músicos la proyección de un guerrero enfundándose su cota de malla y casco como paso previo a una gran batalla. La contundente “House of Death” puso a prueba la rapidez de la base rítmica, compenetrando a DeMaio y Chedrick en una magnífica ejecución musical. La siguiente fue “King of Kings” con la proyección animada de escenarios de batalla, devastación, anímales mitológicos y  lluvia de fuego, siguiéndola la demoledora “Fight Until We Die”.

Tras el esfuerzo llegó el tradicional discurso de  Joey, dando así un respiró a sus compañeros.  Ahora sí entrábamos en la recta final y por fin tomaban de nuevo sus instrumentos para tocar el ya clásico “Warriors of the World United”, probablemente el momento más álgido de su actuación, de nuevo con los brazos del público en alto, explosión de confeti y un coro de casi doce mil gargantas que los acompañó hasta el final del tema; fue impresionante. Y de nuevo volviendo la vista a 1988 sonó “Hail and Kill” para cerrar con “Black Wind, Fire and Steel”, la misma con la que terminaban su LP de 1987. Y tras la tempestad y dos horas de descarga brutal, llegó la calma sonando de fondo la wagneriana “Army of the Dead, Part II”.

En definitiva un show que por fin estuvo a la altura de una banda con nueve lustros de historia, demostrado que sus líderes, a pesar de sus algo más de 70 tacos, están en gran estado de forma, destacando aún la voz de Eric. El sonido fue desbordante, cumpliendo de nuevo con ser la banda más ruidosa del mundo. En fin, amados u odiados, cumplieron sobradamente con lo prometido, lo cual era palpable a la salida. 

Cuatro grandes descargas, buen sonido, una espectacular puesta en escena de Manowar y casi doce mil almas satisfechas, el terreno está allanado para una segunda edición de un festival que ha entrado por la puerta grande.

By Redacción Metal Hammer

Metal Hammer és una marca legendaria en toda Europa en cuanto a la difusión de la escena del hard rock y heavy metal. El primer número de la revista se editó en diciembre de 1987.

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