
Discográfica:
Columbia
Fecha de edición:
29 de Septiembre de 1992
Componentes:
Layne Staley: Voz principal y guitarra rítmica .
Jerry Cantrell: Guitarra principal, voz y guitarra acústica.
Mike Starr: Bajo.
Sean Kinney: Batería.
Músicos adicionales:
Tom Araya: Voz en “Iron Gland”
En la turbulenta escena del rock alternativo de principios de los 90, donde el grunge emergía desde las tormentosas calles de Seattle para devorar al glam y a la ortodoxia del rock ochentero, pocos discos encapsularon mejor el dolor, la adicción y la desesperación como lo hizo Dirt. El segundo álbum de Alice in Chains, lanzado el 29 de septiembre de 1992, no solo se convirtió en una piedra angular del movimiento, sino que se manifestó como uno de los discos más honestos, oscuros y viscerales de la historia del hard rock.
Producido por Dave Jerden (famoso por su magistral trabajo con el álbum Nothing’s Shocking de Jane’s Addiction), Dirt fue grabado entre marzo y mayo de 1992, a caballo entre Los Ángeles (One on One Studios y Eldorado) y Seattle (London Bridge), rodeado de tensiones internas, consumo de drogas, excursiones al desierto y un ambiente tan sombrío como la música que se estaba creando.
El proceso de grabación de Dirt estuvo marcado por el creciente consumo de heroína de Layne Staley, una sombra que se volvería inherente a su figura hasta su muerte en 2002. A pesar de ello —o quizás por eso—, su interpretación vocal es una de las más puras y sentidas de la historia del rock. Y es que los chicos de Alice in Chains no buscaban compasión ni redención, sino expresar sus inquietudes existenciales a través de la música.
Y de esa tormenta perfecta, surgió una obra maestra: Con una duración de apenas dos minutos y medio, “Them Bones” abre el álbum con una explosión de riffs afinados en “drop D” (con la sexta cuerda de la guitarra afinada en un tono más bajo), una batería agresiva y un grito agónico de Layne Staley que ya
nos advierte: “I feel so alone, gonna end up a big old pile of them bones”. La canción
invita a reflexionar sobre la fugacidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte. Jerry Cantrell la compuso inspirado por una pérdida personal así como por el miedo existencial. Musicalmente, es un perfecto ejemplo del sonido metal-grunge denso, pesado y directo tan característico del grupo.
Seguimos con “Dam That River”, una pista inspirada en una pelea real entre Cantrell y Staley (Cantrell contó que Layne le rompió una mesa de café sobre la cabeza), que destila violencia en sus implacables riffs, sobre una sólida base rítmica de Sean Kinney (batería) a la que se suman las ya clásicas armonías vocales Cantrell–Staley que parecen revolverse en una danza de guerra. Inmediatamente después irrumpe el bajo metálico de Mike Starr con “Rain When I
Die”, a la vez que un riff de guitarra disonante se arrastra lentamente para que Staley se sumerja en un lamento acerca de las relaciones rotas. Aquí se nota el gusto de la banda por las estructuras progresivas, mezclando el doom metal con un groove casi psicodélico.
Llegados a “Down in a Hole”, nos encontramos ante una de las joyas líricas que Cantrell escribió a modo carta dirigida a su novia de entonces (Courtney Clark), confesando cómo su estilo de vida estaba arruinando su relación amorosa. El resultado es un clamo bellísimo, melancólico e introspectivo. El bajo de Starr sostiene una atmósfera triste y flotante mientras que Staley, por su parte, canta con una vulnerabilidad sublime. Se convirtió rápidamente en uno de los sencillos más exitosos, alcanzando excelentes posiciones en los rankings Billboard de Reino Unido e Irlanda. “Sickman”, por contra, supone una exhibición de caos en estado puro. Se dice que
Staley pidió a sus compañeros que sonara como una pesadilla, y vaya si lo lograron: cambios de ritmo vertiginosos, una sensación constante de paranoia y un Staley arrastrado al borde del abismo cuya voz casi llega a descomponerse. Aquí destaca también la batería de Kinney por sus golpes tribales.
Llegados a este punto comienza a sonar “Rooster”; una narración sobre los horrores de la guerra y uno de los himnos eternos de la banda, inspirada en el padre de Cantrell, un veterano de Vietnam apodado precisamente como «Rooster». La introducción acústica, casi cinematográfica, da paso a una marcha sombría que detona uno de los solos más memorables del disco. Emocionalmente devastadora, es también uno de los mayores éxitos del grupo (en 1993 alcanzó el número 7 del Billboard Mainstream Rock chart). La siguiente pista, “Junkead”, es sin duda una de las más controvertidas por su supuesta apología de las drogas. Siendo un poco objetivos podemos comprobar que sus estrofas no son más que la expresión del pensamiento de un adicto: “What’s my drug of choice? Well, what have you got?”. Su honestidad es escalofriante y Staley canta con una mezcla de desafío y resignación.
La canción que da nombre al álbum no podía ser más apropiada. Oscura, densa y llena de odio hacia si mismo, “Dirt” muestra sin ficciones el descenso personal a los infiernos que vivía Layne Staley: “I want to taste dirty, stringing pistol i my mouth, on my tongue”. Toda una declaración de intenciones que se consumará con la interpretación vocal demente de la pista subsiguiente: “God Smack”. A modo de curiosidad, cabe señalar que el nombre de esta última inspiraría al músico Sully Erna para denominar a su futura banda como Godsmack.
La décima pista, sin título pero conocida como “Iron Gland”, es un delicioso y bizarro
interludio de apenas 43 segundos que cuenta con la voz de Tom Araya, de Slayer,
gritando como un poseso. En realidad, la idea fue hacer una especie de parodia/homenaje a Black Sabbath, a la vez que una “broma” dirigida al productor. Continúan “Hate to Feel” y “Angry Chair”, dos nuevas inmersiones de Staley en su
mundo interno repletas de riffs siniestros y voces lacerantes. Dos joyas musicales muy complejas y nada comerciales que, en su momento, resultaron ser sorprendentemente exitosas.
Cierra el disco “Would?”: una elegía escrita por Cantrell a modo de homenaje dedicado a Andrew Wood, el vocalista de Mother Love Bone fallecido en 1990 por
sobredosis.”Would?” fue el primer sencillo del disco y apareció también en la banda
sonora de la icónica película Singles, de Cameron Crowe.
Conclusión:
Musicalmente impecable y emocionalmente devastador, Dirt es un testimonio de la
lucha contra los demonios internos y lo cierto es que, tanto la banda como el productor, lograron transformar esos demonios en una obra brutalmente hermosa.
Texto: Aitor Marcet
Temas:
1.Them Bones 2:30
2.Dam That River 3:09
3.Rain When I Die 6:01
4.Down in a Hole 5:38
5.Sickman 5:29
6.Rooster 6:15
7.Junkhead 5:09
8.Dirt 5:16
9.God Smack 3:56
10.Intro / Untitled (Iron Gland) 0:43
11.Hate to Feel 5:15
12.Angry Chair 4:48
13.Would? 3:28