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El ritual devastador de Nile en Sevilla termina con un final desconcertante

Nile

Bandas: Nile – Hideous Divinity – Intrepid – Monastery
Lugar: Sala Custom, Sevilla – Jueves 19 de septiembre 2024
Promotor: Madness Live!
Fotos: Marta Grimaldi

El death metal nació como una reacción visceral contra el exceso y la comercialización del glam metal de los ochenta. Se suponía que iba a ser algo intenso y efímero, pero, 40 años después, sigue más vivo que nunca.

La tarde reunió una mezcla interesante de jóvenes rebeldes, héroes de culto y leyendas del género. Entramos en las Catacumbas de la Sala Custom sabiendo que el inframundo nos espera a todos. O, en otras palabras, Nile regresaba a la ciudad con su nuevo álbum, “The Underworld Awaits Us All”, acompañados de tres bandas extremas.

Monastery

Monastery

Por fin pude ver a los húngaros de Monastery en directo, algo que llevaba esperando desde que sacaron su último trabajo, “From Blood”. Su labor permite que la banda mantenga ese sonido brutal y nostálgico, pero con una claridad y precisión que realza todo el álbum y que también se refleja en el directo. En su setlist nos ofrecieron un repaso rápido a algunos temas como “Faceless Nothing”, “Dreadful Thing”, “Pulled Into Stake” y “Dire Warnings”.

Es una banda realmente genial, con un death metal brutal y contundente. También nos dieron un vistazo a su tercer álbum con canciones como “Bleed” y “Divine Damnation”, dejando claro que tienen una identidad propia. Después de más de 30 años en la escena underground (con algunas pausas entre medio), los miembros de Monastery siguen mostrando una personalidad fuerte y agresiva evidente en la novedad del nuevo single, “Fall Apart”. La banda ha logrado combinar un estilo musical bien definido con nuevos elementos clave que han adquirido a lo largo de los años, sin miedo a incorporar lo que desean, en lugar de limitarse a “mantener las cosas auténticas y tradicionales”.

Como auténticos representantes del Old School Death Metal, Monastery aprovechó los 30 minutos de concierto para lanzar una embestida musical intensa. Destacaron los cambios rítmicos entre tempos rápidos y lentos, siempre liderados por un sólido trabajo de bajo y batería (por cierto, el único en el evento que no usó triggers). Su enfoque clásico se hizo evidente con un torrente de riffs potentes, partes de groove, growls desgarradores y destacadas secciones de guitarra. Fue una actuación salvaje que hizo que el directo fuera un auténtico placer para los que nos aferramos al pasado de la música extrema…

Intrepid

Cuando Intrepid subió a las tablas, parecían una banda joven buscando su propio lugar en la escena, llevando consigo la esencia del metal más antiguo. Aunque todos los miembros nacieron después del 2000, lo que podría hacer que los puristas del death metal se mantengan escépticos, no hay duda de que saben manejar sus instrumentos y logran incorporar elementos tradicionales con habilidad técnica.

Intrepid

En cuanto a estilo, Intrepid encaja perfectamente en la escena. Estos estonios tocan un death metal clásico con buena energía y lo mejor de la banda es, su vocalista Raiko. Las guitarras también brillan especialmente, con riffs sólidos y una interacción atractiva en los solos. Los efectos y tonos empleados recordaban a bandas como Morbid Angel, pero con un enfoque más técnico. En cuanto a su imagen, podría decirse que es similar a los inicios de Gorefest o Carcass.

El escenario pequeño, compartido con las demás bandas, les limitaba el movimiento, pero eso no impide que Raiko y los suyos entreguen una actuación cargada de riffs contundentes y blastbeats. Sin embargo, en cuanto a la percusión, la batería secuenciada de doble bombo no es del todo de mi agrado, no digo que no tenga su técnica, pero no es para mi, tal vez es más para alguien como el señor Fellatio. Da la impresión de que la banda podría estar sacrificando parte de su talento por esta decisión. A pesar de esto, su música es fantástica.

Logran hacer que su sonido suene fresco en canciones como “Mesmerism” del EP “Slaying of Sanity / Murder of Mind”, o en “Opiated Consumption”, donde ralentizan el tempo para desplegar una faceta más densa y pesada. Sin embargo, en “Overthrone” vuelven a la carga con guitarras más agresivas y voces desgarradoras, entregando toda la fuerza de su propuesta.

Hideous Divinity

Los italianos Hideous Divinity, expertos en el Death Metal técnico, fueron los siguientes en subir al escenario. Desde la inquietante intro se podía sentir que la banda estaba más que lista para darlo absolutamente todo.

Hideous

Este grupo tenia a gran parte del publico expectante, esperando si…¿Podrían cumplir con esa ilusión que crearon tras la escucha de su ultimo álbum? Pues sí, no decepcionaron.

La actuación comenzó con una sincronización precisa entre la batería y la guitarra, que rápidamente se transformó en ritmos que dejo que Enrico, el vocalista, lanzara un gutural perverso y vigoroso mientras fruncía el ceño a la audiencia como parte del espectáculo. No había espacio para concesiones, el Brutal death metal de Hideous Divinity tiene la peculiaridad que hace que se reflejen perfectamente sus raíces.

Edoardo, en la batería, era impresionante, con una fusión de rápidas ráfagas y cambios de tempo a ritmos medios, complementados por un doble bombo incontenible y perfecto. Mientras tanto, Stefano, en el bajo, irradiaba disfrute en el lado opuesto del escenario. El ex bajista de Aborted, tocaba con una habilidad pasmosa cada nota en su bajo de cinco cuerdas. A diferencia de muchas bandas de death metal que relegan el bajo, aquí es una parte vital, y algunos de los mejores momentos ocurren cuando se entrelaza con los riffs de Enrico Schettino.

Su propuesta abarca los dos pilares esenciales del género: una brutalidad inquebrantable, sostenida por estructuras musicales complejas y una ejecución técnica impecable, junto a una gran presencia en el escenario. Cubrieron sobre todo en gran parte su ultimo trabajo, lanzado el pasado mes de marzo “Unextinct”.

Enrico, domino completamente la escena, y supo perfectamente como conquistar al publico. El final de su directo fue espectacular.

Nile

Y entonces, Nile tomó el mando, decidido a mostrarnos, una vez más, la grandeza de su obra.

El set de Kollias cubría gran parte del escenario. Desde la mesa de sonido, se podía ver cómo los relámpagos que salían del brillo de los platos de su batería cortaban el aire, anunciando que los dioses oscuros estaban atentos.

Nile

Las voces de Karl Sanders, Dan Vadiom Von y Zach Jeter se alzaban en “Sacrifice Unto Sebek” como si de cánticos funerarios olvidados se trataran. Cada tema del setlist se ensamblaba con la precisión de una civilización dedicada a erigir monumentos inmortales.

Del álbum “Black Seeds of Vengeance” interpretaron “Defiling the Gates of Ishtar”. También escuchamos dos nuevas canciones de su reciente trabajo, “The Underworld Awaits Us All”: “To Strike With Secret Fang” y “Stelae of Vultures”. Los nuevos temas encajan perfectamente con los clásicos y son bien recibidos por el público.

No había errores, ni piedad. “Vile Nilotic Rites” cayó como una maldición. Aunque Karl Sanders es el corazón de la banda, en el escenario todo se siente como un trabajo en equipo. Continuamos con “Kafir!” del álbum “Those Whom the Gods Detest”. De “What Should Not Be Unearthed” sonaron “Call to Destruction” e “In the Name of Amun”, mientras que de “Annihilation of the Wicked” sonó “Lashed to the Slave Stick”.

Su inmensidad hace que la noche sea aún más especial. Esto es death metal con grandes ambiciones: enorme, pesado y absolutamente deslumbrante. Karl parece genuinamente emocionado por los cánticos que se escuchan entre cada canción y agradece al público con sinceridad la asistencia.

Curiosamente, mientras estaba sonando el sombrío tema “Sarcophagus”, ocurrió un incidente en la sala. Aunque no tenemos muchos detalles, uno de los asistentes sufrió un desmayo y cayó gravemente. Nile detuvo su concierto para permitir que Enrico, vocalista de Hideous Divinity y también doctor, junto con Jorge, dieran instrucciones sobre cómo evacuar al herido hasta la llegada de la ambulancia.

El retraso hizo que Nile aprovecharan para invocar una intro más larga, una marcha de diez minutos que nos hizo sentir como si estuviéramos descendiendo por los interminables pasillos de una tumba maldita.

Regresaron con “Black Seeds of Vengeance” como bis, pero el ambiente dejó a muchos asistentes, y a la propia banda, con una sensación de desconcierto. Antes de que el público pudiera darse cuenta, la monumental estructura sonora que estaban construyendo se dio por terminada. El silencio que siguió fue insultantemente breve, como si nos hubieran robado los últimos secretos del inframundo.

Fue el concierto más corto de Nile que he presenciado.

By Marta Grimaldi

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