Viña Rock 2024
Lugar: Villarobledo – Albacete – 1 al 4 de mayo de 2024
Promotor: The Music Republic
Fotos: Òscar Saro
Las Dionisias eran una serie de festivales en la antigua Grecia dedicados a Dionisio, el dios del vino, la fertilidad y el éxtasis. Eran unas festividades vitales para la expresión cultural y espiritual de la sociedad griega y se celebraban en el mes de Elaphebolion (marzo-abril), coincidiendo con la primavera y simbolizando el renacimiento y la nueva vida.
Transcurridos más de 2900 años desde que los griegos pusieron en marcha estos festivales, podemos observar como la humanidad del siglo XXI continúa organizando festivales. Eventos con ánimo de lucro o sin él, pero casi siempre orientados a convocar en un mismo punto del planeta a un numeroso grupo de gente bajo el reclamo de una misma afición, frecuente la música en directo, disfrutando de un ritual comunitario durante varios días seguidos.
En España parece que somos los lideres en festivales por metro cuadrado y uno de los más conocidos es el Festival de Arte Nativo Viña Rock. Viña Rock para l@s amig@s.Una fiesta musical que se celebra en tierras manchegas desde 1996, cuando Argimiro Martínez Jareño, concejal de cultura de Villarrobledo, tuvo la histórica iniciativa de apostar por un evento de rock en los parajes donde don Quijote perdió la cordura. Actualmente se ha celebrado la edición que hace veintisiete, el festival ha crecido muchísimo y el Viña Rock es posiblemente uno de los mayores eventos de rock en español de nuestro país. Casualmente, el certamen se celebra en plena primavera y en su nombre se destaca la importancia que tiene la vinicultura en la zona, a pesar de que la bebida más festivalera es la cerveza. También podemos asegurar que la gente continúa acudiendo masivamente al Viña Rock para celebrar la vida y pasar unos días de fiesta colectiva. A más, este año ha sido famoso por la convocatoria de una orgía, también colectiva, que estaba en boca de todo el mundo dentro y fuera del festival. No tengo constancia de que realmente se llegara a celebrar, pero quizás os encontréis a alguien que asegure haber participado.
El que escribe esta crónica se encargó también del trabajo fotográfico. Puse el pie en los fosos de cada escenario para inmortalizar a cada uno de los grupos que pude ver. Obviamente no a todos. Sin embargo, los momentos más bonitos e intensos los viví cámara en mano entre el público. Así fue como pude capturar explosiones de vida regaladas por grupos de gente con sed de fiesta y ganas de vivir. Mucha gente disfrazada y un buen rollo absolutamente contagioso.
También me parece importante destacar que, ajenos a todos los cambios de organización del festival y de la llegada de los inversores extranjeros en el sector, el festival se vive desde dentro bajo una atmósfera de tolerancia, respeto y reivindicación generalizada que, al menos a mí, me hace sentir vivo y orgulloso.
El pistoletazo de salida fue el miércoles 1 de mayo en el que se celebró la fiesta de bienvenida del Viña Rock 2024, con Mägo de Oz como plato principal, presentando su reciente trabajo “Alicia en el Metaverso”. La fiesta se completó con siete bandas más: Talco, En Tol Sarmiento, Mr. Kilombo, Trashtucada, Poncho K, The Locos y Oferta Especial. Por compromisos laborales, el que redacta esta crónica no pudo llegar a Villarrobledo hasta el día siguiente.
Jueves 2 de mayo
Abrí el primer día del festival con el sevillano Albertucho. La tarde no podía empezar mejor y su magia andaluza me sentó de maravilla, hasta el punto de que su tema “La persiana” se convirtió en una de esas canciones que se te mete agradablemente en el cerebro durante varios días. Alberto nos pidió “Y deja la luna entrar” y yo, obediente, le hice caso.
Decidí pasar a saludar a mis paisanos Agua Bendita, que venían con su “Gira 30 aniversario”. A parte de evidenciar que el papa todavía no ha dimitido, pude ver que todavía tienen mucho vigor y que su música en directo invita a bailar y disfrutar.
También tenía curiosidad de ver en directo a la versión actual de Kaos Etílico liderada por Zigor Leza, su cantante original. Hacía más de veinte años que no los había escuchado y sus temas en directo me volvieron a sonar himnos incisivos que incitan a ser coreados. En un momento posterior del festival saludé entre el público a su guitarrista Jon Altasu.
Sons of Aguirre & Scila eran claramente una de las bandas esperadas por el público y una de las evidencias era la presencia de mucha gente disfrazada de “Velocirraptor vegano”. La banda puso el público patas arriba con su inteligente fusión de metal melódico con rap punzante y comprometido. Al cabo de unos días el grupo resumía su actuación en el Viña como “uno de los mejores bolos de nuestra vida”.
Iluminados por la luz del atardecer, La Fuga tomó el escenario “Cutty Sark” y se marcó un concierto memorable en el que vi a un público variopinto cantar sus temas más conocidos. Dedicaron el concierto a la memoria de Dani Simmons, bajista cántabro recientemente fallecido. Ya con el sol escondido, pasé a ver como Lágrimas de Sangre desangraba su esencia de rap y ritmos caribeños, estableciendo una conexión inmediata con el público. Estuvieron arropados por un juego de luces cambiante y me pareció especialmente bonito el momento marea de móviles encendidos
Corrí al escenario dedicado a Agrimiro Martínez para poder capturar los últimos temas de los Reincidentes y llegué a tiempo para ver que habían montado su fiesta particular, a la que fue invitado Albertucho a cantar “Hijos de la Calle”. Entre sevillanos quedó la cosa.
Y para continuar con músicos sevillanos, pasé a ver a Narco y su mezcla agresiva de rap y metal. También cuentan treinta años en sus espaldas y son una de las bandas frecuentes en el Viña. Ya era la hora que tocaba obligatoriamente estar de fiesta, la gente lo sabía y la esplanada central estaba a reventar. Pudimos ver fuego en el escenario y en las torres centrales.
Mi último concierto de este primer día fue el de Boikot en el escenario “Negrita”. Muchos y necesarios mensajes reivindicativos y música para no parar de bailar. Y el público sumergido en una fiesta desatada a la que le quedaba muchas horas de cuerda. No me quedé a ver volar a los Buhos, pero leo por las redes que lo petaron.
Viernes 3 de mayo
Empecé la jornada del viernes dirigiéndome al escenario “Babilonia” para apearme en El Pony Pisador. Allí pude ser testigo de la fiesta más divertida del Viña de este año. Los Ponys desataron su folk festivo y consiguieron, hablando todo el rato en catalán, que todo el público bailara todo tipo de danzas, incluida una sardana. Una auténtica explosión de vida y tolerancia que hizo sacar humo a mi cámara fotográfica y me convirtió en casi el único que no bailó durante todo el concierto. ¡!Suuuuuuuuu!!
Llegó el momento de activar el Def Con Dos y comprobar que sus temas todavía tienen el poder de remover conciencias. Con el incombustible César Strawberry al frente y una historia que se remonta al 1988, pudimos comprobar que su directo todavía es combativo y provocador. Curioso el contraste de la agresividad de su directo con el atardecer plácido en Villarobledo.
Corrí para no perderme los últimos coletazos de Mafalda, que está navegando por su gira de despedida. Nuevamente tuve la sensación de que era uno de los momentos más esperados por el público del Viña, quizás por eso de la última oportunidad de cantar, saltar y bailar con ellas y con esos temas reivindicativos, feministas y sin tabús.
Los suecos The Baboon Show pusieron la nota internacional al festival (junto a los italianos Talco) y demostraron que militan en la champions del rock en directo. Haciendo honor a su nombre, se mostraron como una horda de babuinos salvajes capaces de no dejar títere con cabeza. Hay artistas que parece que han nacido para rockear y Cecilia Boström es claramente un ejemplo singular. La vimos incluso descender de las alturas del escenario y ponerse de pie encima del público.
Los ánimos se calmaron un poco con El Canijo de Jerez y su rock flamenco. Lo vimos acompañado de una banda excelente y alternó temas propios con canciones de su banda madre, Los Delinqüentes. La noche se volvió a desbordar con los Lendakaris Muertos y su energía arrolladora. La campa central del Viña volvía a estar totalmente abarrotada de gente dispuesta a “pasarse de roska”. Aitor Ibarretxe también descendió del escenario para participar del algarabío colectivo y tirarse al público.
Reconozco mi debilidad por Sôber y su capacidad de mantenerse bajo una personalidad propia durante treinta años. Están precisamente celebrando su “Gira 30 aniversario” y lo hacen junto a los compañeros de sus bandas paralelas: Morti (Skizoo) y a Jesús Pulido (Savia), tocando tres temas de cada una de estas bandas. Ese bajo profundo y esas guitarras distorsionadas de Sôber retumbaron en todo mi cuerpo para volver a constatar lo que me gusta esta banda. Un concierto brillante que encajó como final perfecto para mi segunda jornada en el Viña.
Sábado 4 de mayo
Arranqué la jornada del sábado dejándome empapar por La Regadera y su fusión diseñada para bailar, emocionar y vibrar. Al festival le quedaban horas y eso se respiraba en el ambiente. Tal vez por esa razón vimos más gente que nunca en la primera hora de la jornada y la fiesta estaba montada ya desde el principio.
Pasé un momento para ver a Bocanada y abrir la tarde de grupos navarros. Los vi entregados, calientes y con ganas de no bajar del escenario.
Seguí con Josetxu Piperrak & the Riber Rock Band y la teoría se confirmaba: el último día del Viña la gente había cambiado siesta por fiesta. Piperrak llegó a ser un referente de la escena punk rock navarra y Josetxu está recogiendo claramente los frutos. Himnos coreados cerveza en mano y un buen rollo contagioso en el ambiente.
Tenía muchas ganas de volver a ver en directo a Koma después de entrevistarlos para MetalHammer. En el escenario “Villarobledo” nuevamente se repitió el contraste de un directo potentísimo y un atardecer plácido. La vuelta a los escenarios les ha sentado francamente bien y se les ve claramente disfrutar. Reconozco mi debilidad por las letras que escribe Rafael Redín y me gusta cantarlas.
Por cambiar un poco de aires, subí al escenario “Babilonia” para saludar a La Sra. Tomasa. Confieso que no es el tipo de música que más sigo, pero reconozco el efecto contagioso de su fusión en directo.
Y volví a bajar a la trinchera para disfrutar por enésima vez del show de los Mojinos Escozíos. Usaré una frase que he leído por las redes para resumir su concierto: “Año tras año repiten el show y los chistes y los gags. Y año tras año me gasto la tela en sus conciertos pq sé q lo voy a pasar bien… ¿es grave doctor?” (@Olafur)
Soziedad Alkoholika nos saludó con un “Cinco años después aquí estamos para meter un poco de ruido otra vez”. Son otra de las bandas que ha pasado varias veces por el Viña, no exenta de polémica. Euskal trash con solera, tremendamente coreado por todo el público y con capacidad de poner patas arriba cualquier evento. Trash metal, fuego y luces rojas.
Y acabamos este último día asistiendo al ritual de El Reno Renaldo que formaba parte de su gira para presentar su reciente trabajo “Retorno al Metaverso”. Concierto divertidísimo con momento incluido de petición de mano dirigida desde el escenario por Jevo Jevardo.
Y así llegué al final de mi paso por el Viña Rock 2024. Primavera, música en directo, mucha cerveza y múltiples y variadas celebraciones de vida… Una mezcla que te deja huella en el alma y que, probablemente, los antiguos griegos darían por buena.