“Razorblade Romance”

Con un enfoque mucho más pop que en su predecesor pero sin dañar excesivamente los rasgos distintivos de su concepción, confían en John Fryer (Nine Inch Nails, Fear Factory, White Zombie, Paradise Lost) para alcanzar el estrellato. La detallada y elegante producción de Fryer evidenció su anhelo de conquistar el mundo y, aunque les restó densidad, ciertamente pulsó la tecla mágica para que su campaña de márquetin echara a rodar.

Autodenominados como los creadores del “love metal” y creadores del “heartgram” como símbolo de su romántica rebeldía, la formación que grabaría este sensacional disco quedaba formada por el batería Mika “Gas Lipstick”, el bajista Mikko “Mige Amour” Paananen, el guitarrista Mikko Lindström “Linde” y el teclista Jussi-Mikko Salminen “Juska”.

Con una distorsión de guitarra “Fuzzy”, algo más cercana al stoner y escalando unos cuantos peldaños hacia arriba, hasta atisbar un remanente de luz por encima del doom, los prístinos teclados caían como gotas de rocío para hacer que el maquillaje de Valo se corriera por sus mejillas no violentadas por un tono medio, menos grave la mayoría de las ocasiones y más cómodo de emparentar con unos falsetes opiáceos. También su predisposición más avispada a crear himnos glam/hard rock ayudó a que todo el conjunto no desentonara en la corriente del metal gótico tan en boga en aquellos instantes. Resultado: alcanzar la atención de todo y toda aquél o aquella que se pusiera a tiro en un momento sensiblero. Ejemplos: con los ochenta por bandera nos topamos con una efectiva “Right Here In My Arms” y también más animada como lo es “Death Is In Love With Us”. Rebajamos intensidades y nos proporcionamos una serie de estribillos y pinceladas no lejanas al A.O.R. en “Resurrection” o “Heaven Tonight”, de lo mejor del disco, sin duda, para caer de nuevo en su trampantojo “Razorblade Kiss” de ritmo constante, mucha chulería y descaro interpretativo.

Abren las compuertas de su mazmorra masoquista de sentimientos “Shakespeareáneos” envueltos en refinada lencería aterciopelada con “I Love You (Prelude To Tragedy) y se extienden entre acústicas y rasgados de guitarras nobles con detalles D.A.D. a una cautivadora “Poison Girl” que habla de una mujer muy cercana al latido del corazón del vampírico Valo. Las atmósferas de los teclados, embriagadoras, inquietan a la vez que pacifican, un contraste de oposiciones imposibles pero tangibles.

Su single por excelencia fue “Join Me In Death”, que ya se gestaba en las sesiones del “Greatest Lovesongs” y que tras dos años más de maduración dio su fruto en las listas tanto de Finlandia como de Austria, Alemania y España entre otros. Una balada excesivamente sentimentalista cuya carga cae mayormente en el propósito de sus letras inspiradas en la versión que ya realizaron de Blue Öyster Cult, “Don´t Fear The Reaper”, el concepto de Romeo y Julieta y la predisposición de los amantes a realizar cualquier acto en nombre del amor… No obstante es un hit atemporal. “Gone With The Sin” se sumó a esta velada de candiles encendidos y aromas a cera derretida e inciensos afrodisíacos “Bury Me Deep Inside Your Heart” que recuerda a Depeche Mode y “One Last Time” ejerciendo de cierre de la primera edición oficial.

Para las ediciones internacionales regrabaron “Your Sweet 666”, “Wicked Game” inolvidable versión de Chris Isaak o “Stigmata Diaboli” de su E.P. 666 Ways To Love: Prologue ahora titulada “Sigillum Diaboli”.

Aunque la pureza que tiene su hermano mayor me atrapó por completo, he de reconocer que con esta portada demasiado fucsia para un metalero de pro, me acabé enamorando de su sencillez para seducir sin anteponer la cabeza al corazón. ¿Acaso no se trataba de eso?