«Lucifer V»

Las grandes prestaciones del grupo ya quedan solidificadas en la tremenda “Fallen Angel”, tema que posee unas guitarras que son herederas directas de las twin guitars de Thin Lizzy. La Platow está perfecta a las voces y el tema posee un innegable gancho además de mucha fuerza. Se acercan a Black Sabbath con grandes prestaciones en “At the Mortuary”, jugando con las atmósferas, pero yendo al turrón y de cara. Adornos bellos de guitarra por parte de Linus Björklund y Martin Nordin, mostrando al grupo más denso, pero con aire optimista e incluso jugando con un piano de fondo, que acompaña el tema en el segundo tramo hasta su ocaso. Es de largo el corte más extenso del grupo.

“Riding Reaper” es mucho más eléctrica y la domina el profundo bajo de Harald Göthblad. Buena línea vocal en un tema algo similar a lo que nos vienen ofreciendo en sus anteriores entregas, pero con un gran festival de guitarreo. En “Slow Dance in the Crypt” muestran su faceta más intimista y pausada. Mucha belleza, armada con teclados y con la preciosa voz de una vocalista que posee ese punto hechizante que tanto le da el grupo.

Lo mejor del disco es cuando la cosa se pone más netamente heavy metal 80’s y todo luce en la sensacional “A Coffin Has No Silver Lining”, con un estribillo que puede incluso recordarte a los Fleetwood Mac. Guitarras cortantes a lo Judas y esa batería tratada para que suene añeja y con reverb. En cortes como este se les nota cierta evolución, y la verdad es que van en la dirección correcta pues el grupo da para mucho a todos los niveles.  Y es el mejor tramo del disco puesto que la setentera “Maculate Heart” también es de las que va a quedar como clásico. Johanna tira de agudos en un final en el que los redobles de Nicke se dejan oír.

Sabores plenamente 70eros en “The Dead Don’t Speak”, corte que aúna una línea vocal puramente pop con sonidos más cercanos a Blue Öyster Cult o a Ghost, potenciada por el teclado que acompaña. Bien podría ser single perfectamente, como también la intensa y eléctrica “Strange Sister”, con momentos ralentizados y con presencia de piano para dar solemnidad al tema. Finalizan con aires de marcha fúnebre en “Nothing Left to Lose but My Life”, que tiene un cierto aire de musical y que te recordará a la célebre canción de Andrew Lloyd Webber de “Phantom of the Opera”, con esas subidas y bajadas. El tema más teatral de todo este logrado disco.

Conclusión

Cuero negro, sonidos 70eros, estribillos 80’s y la riqueza de poder indagar en todos los estilos que les gustan y salir airosos en todo momento. V es una gran demostración de que en Lucifer hay una banda importante y que no es el juguetito de un matrimonio que buscaba hacer algo juntos. Todo lo que hace Nicke Andersson suele tener un nivel espectacular y el proyecto Lucifer no es la excepción, contando con grandes músicos y sonando de maravilla. Si te gusta el retro rock tan en boga, este grupo es una auténtica gozada a pesar de que no tiene el recorrido glorioso de Hellacopters ni el de Imperial State Electric.