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Pain concluyen en Madrid una gira extraordinaria

Banda: Pain + Oceans + Killus
Lugar: Sala Mon – Madrid – 21 de febrero de 2024
Promotor: Madness Live
Fotos: Alfredo M.Geisse (Barcelona)

Resulta difícil de creer que una banda habitual en salas de aforos medios como son PAIN lleven desde hace año y medio de gira en apoyo a su último disco titulado I Am. Resulta difícil de creer que, durante ese tiempo, salvo unas pocas apariciones en festivales veraniegos, hayan realizado casi un centenar de conciertos. En una época inflacionaria como el último lustro, donde las giras se han encarecido notablemente, cuesta entender cómo todavía hay bandas que a base de esfuerzo y tesón se marcan giras de tal calibre. Hasta dos veces han pisado Madrid durante I Am on Tour, esta última para dar por concluida, al menos de momento, la presentación de su último disco.

Acudir a un concierto de PAIN para mí era como hacer una incursión en terra ignota. Era la primera vez que los veía. Desconozco como no me había cruzado con ellos en ningún momento, cosa rara con la trayectoria de conciertos que llevo en mi mochila. Nunca he sido un gran seguidor de ellos, y las bandas que le acompañaban en el cartel no eran conocidas por un servidor. Así que me enfrentaba a una situación bastante extraña que terminó siendo una aventura muy positiva.

Una noche que abría KILLUS, una banda procedente de Villarreal a la que no había seguido la pista, y que demostró una profesionalidad digna de admiración. Me encanta cuando las bandas salen a comerse el escenario con la ilusión del primer día. Más allá de su música, que insisto, desconocía por completo, KILLUS mostraron una actitud de querer agradar a todos los presentes, ofreciéndoles un concierto mucho más allá de lo estrictamente musical. Es una banda de esas que impacta a primera vista. Sus maquillajes y ropas, claramente heredadas de los años 90, añaden un plus en la parte extra musical.

Y es que de los años 90 proceden. Con un sonido inspirado en bandas americanas de aquella época, ya sean Ministry, White Zombie o Coal Chamber, con un aspecto siniestro y tenebroso, llevaron su metal industrial a conquistar Madrid de una forma magnífica. No dieron un respiro, sonaron bien desde el primer tema, y entregaron todo lo que tenían. Hasta sus maquillajes iban al límite en el final de la actuación. Del repertorio no os puedo contar nada, más allá de una más que una muy digna versión de “Gimme! Gimme! Gimme!”, muy bien llevada a su estilo. Una gran sorpresa la que me llevé con estos chicos a los que prometo seguirles la pista de aquí en adelante.

Los siguientes en aparecer en escena fueron OCEANS, que también realizaron un buen concierto. A pesar de ello, creo que en ningún momento llegaron a conectar con el público que poco a poco iba entrando en la sala Mon. La banda alemana ha estado abriendo los conciertos de PAIN en las últimas semanas, continuando con la presentación de su último trabajo de estudio titulado HAPPY. Al igual que me ocurría con KILLUS, aquí también me tocaba evaluar a una banda casi desconocida para mí. Evidentemente sí se quienes son, pero no me había acercado tanto a su música.

Tanto su bajista Thomas Winkelmann como su guitarrista Patrick Zarske se mostraron fríos y estáticos durante toda la actuación, no así su cantante Timo Rotten que luchó lo indecible por levantar un concierto que no terminaba de despegar. Y es que el sonido de la banda creo que, desde un punto de vista objetivo, no encaja mucho con lo que puedan escuchar los seguidores de PAIN. Evidentemente esto es una generalidad, aunque son estilos claramente diferenciados. Si a esto le añades una falta de carisma natural fácilmente apreciable por cualquiera que estuviera allí, tienes un combo difícil de vender. Y es una pena, porque OCEANS no sonaron nada mal.

Todo estaba listo para que PAIN salieran al escenario y lograran realizar un gran concierto. La banda del polifacético Peter Tägtgren salía a escena interpretando “I Just Dropped By (to Say Goodbye)”, tema que abre I Am. Rápidamente se metieron a toda la sala en el bolsillo. Una sala que no estaba llena, pero sí presentaba un gran aspecto. El concierto continuaba dando el salto hasta el siglo pasado, para rescatar la genial “End of the Line”.  Cierto es que no hubo prácticamente ningún parón en todo el concierto, algo claramente significativo en el arranque. Así fueron cayendo “Call Me”, una muy celebrada “Zombie Slam” o “Suicide Machine”.

Había llegado el momento de regresar a la excusa de seguir de gira, ese fantástico I Am publicado en 2024. “Push the Pusher” fue la elegida, siendo también muy seguida por parte del público. Todo seguía muy arriba, y ni siquiera la interrupción tras “It’s Only Them” fue capaz de quitar un ápice de intensidad a la descarga de la banda sueca. Normal, volvieron al escenario interpretando “Go With the Flow”, otro tema bisagra de I Am, con un Peter Tägtgren disfrazado acorde al videoclip que sirvió de presentación hace ya un año.

El concierto se había convertido en una fiesta. Las espectaculares luces que llevaban creaban el aura especial acorde a lo que estaba sonando. Desde los leds que rodeaban cada elemento de la batería, hasta el humo que cubría el escenario, todo era digno de una buena puesta en escena. Quizás el no llevar teclado da una sensación de ver a cuatro personas tocar encima de unas bases pregrabadas, es cierto. Como buen novato con las huestes de Peter Tägtgren, desconozco si esto es habitual. Sea como sea, eso no impidió que todo estuviera saliendo a la perfección.

Quizás ese fondo pregrabado fue la razón por la que la banda no parase ni un segundo a coger un poco de aire. Así continuaron con “Same Old Song”, o presentando más canciones nuevas como “Don’t Wake the Dead” o “Revolution”. A la par, también incluían cosas más antiguas como “The Great Pretender”, justo antes de poner todo patas arriba otra vez con “Party in My Head”. Créanme, fue toda una fiesta.

Tras casi una hora en el escenario era el momento de parar un poco. Ese blues titulado “Hand a Drink on Me” no sonó precisamente bien. Desconozco las razones, pero esas guitarras distaban bastante de lo grabado en su día. No oscureció el concierto, ni mucho menos, pero sí me llamó la atención cuando todo estaba yendo bastante bien.

“Let Me Out” nos invitó a regresar al nivel previo a “Hand a Drink on Me”. El final se acercaba, casi sin parón para los bises. “I’m Going In”, y el ya clásico “Shut Your Mouth” cerraban una actuación de apenas setenta minutos. Diecisiete canciones, sin apenas un minuto de respiro, todo sea dicho. Sonaba Sinatra de fondo y la banda se despedía de manera triunfal. Se veía al público satisfecho, así que poco más que decir. De esta forma tan excepcional finalizaba una extensa gira, tan extraordinaria como el maestro de ceremonias de la misma. Y, por mi parte, acaba una experiencia muy diferente, interesante a la par que enriquecedora.

By Victor M. Lera

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