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Soundgarden – Superunknown

Discográfica: 

A&M Records

 

Fecha de edición:

8 de Marzo de 1994

 

Componentes:

Chris Cornell: Voz principal, guitarra rítmica y coros.
Kim Thayil: Guitarra principal.
Ben Shepherd: Bajo, voz, guitarra, batería y percusión.
Matt Cameron: Batería, coros, percusión y mellotron.

Músicos adicionales:

April Acevez: Viola.
Artis the Spoonman: Cucharas.
Michael Beinhorm: Piano.
Fred Chalenor: Harmónica.
Justine Foy: Cello.
Gregg Keplinger: Percusión adicional.
Natasha Shneider: Clavinet.

Si bien con el álbum Badmotorfinger (1991) los chicos de Soundgarden ya habían cosechado importantes elogios por parte de la crítica especializada, además de una polémica con la todopoderosa MTV a causa del videoclip de “Jesus Christ Pose” (el cual contenía impactantes imágenes de esqueletos y niñas crucificadas), el monumental éxito de Nevermind (de Nirvana, también publicado en 1991) parecía haber relegado a la banda de Chris Cornell a un segundo plano de la – entonces- incipiente nueva ola de Hard Rock/Punk proveniente de Seattle etiquetada bajo el término Grunge (mugre) por el sagaz empresario musical Bruce Pavitt. Un hecho absolutamente contradictorio si tenemos en cuenta que, tras siete años de giras y con tres álbumes de estudio a sus espaldas, a comienzos de los 90 Soundgarden era ya una formación totalmente consolidada y que poseía, además, una considerable cohorte de seguidores entre los cuales se encontraba el mismísimo Kurt Cobain.

Insatisfechos por esta falta de reconocimiento, los cuatro integrantes del grupo y Michael Beinhorn (productor que había trabajado con artistas de estilos tan dispares como Herbie Hancock, Red Hot Chili Peppers, Soul Asylum o Cavedogs) se encerraron en el Bad Animals Studio de Seattle durante el verano de 1993 para romper con toda la ortodoxia del rock pentatónico y dar rienda suelta a todas sus fantasías creativas. Durante aquellas sesiones, los de Seattle utilizaron siete afinaciones de guitarra distintas, percusiones orientales, pianos, harmónicas, cellos, violas, efectos psicodélicos, cucharas, sintetizadores y un tono absolutamente sombrío en sus letras inmejorablemente interpretadas por Cornell.

El resultado final fue un álbum doble, extraño, a la vez cautivador y, asombrosamente, también comercial. Cuando comenzamos a reproducir Superunknown sorprende el hecho de que en lugar de entrar con el single más exitoso, el álbum da comienzo con “Let Me Drown”: un musculoso tema de Hard Rock que sigue la línea del disco anterior, con la adición de algunos inusuales efectos tanto en la guitarra como en la voz. La segunda pista, titulada “My Wave” (esta sí fue single), se abre paso con un estribillo pegadizo y un ritmo sincopado de Matt Cameron, ocasionalmente quebrado por una segunda guitarra disonante y un final perturbador protagonizado por un efecto de guitarra que emula el sonido de un Sitar, alertándonos de que se avecinan experimentaciones.

Llegados a la tercera canción, en lugar de colarnos una previsible balada nos topamos con “Fell On Black Days”: un single que emite ondas sónicas de dolor y abatimiento destinadas al hemisferio izquierdo de nuestro cerebro. Esta sensación se refuerza, más si cabe, con la llegada de un blues siniestro llamado “Mailman” cuyos riffs de guitarra nos hacen pensar que Kim Thayil ha sido indudablemente poseído por Tony Iommi, sazonados además con el sonido de un viejo sintetizador Mellotron aparentemente desafinado. Al escuchar repetidamente la frase “I know I’m headed for the bottom” (sé que voy directo al fondo), somos conscientes del desesperado grito de socorro que, ya entonces, profería el malogrado Chris Cornell, tristemente fallecido en 2017 por sus propias manos.

La quinta pista, “Superunknown”, de la cual nace el título del álbum, nos abstrae temporalmente de la desazón con sus percusiones exóticas y sus melodías orientales. Seguimos con “Head Down”, que nos embarca en una especie de viaje onírico, para tropezar después con las desconcertantes e inconfundibles afinaciones de la inolvidable “Black Hole Sun”: canción estrella del disco y el mayor éxito del grupo en toda su trayectoria. No en vano, el single vendió nada menos que tres millones de copias y llegó a ser número 1 en las listas “mainstream” de una decena de países. El videoclip de “Black Hole Sun”, una alucinación lisérgica inspirada en la película Blue Velvet (del recientemente fallecido David Lynch) ganó el MTV Video Music Awards de 1994 en la categoría de mejor video de Metal/Hard Rock. Allende significados metafóricos, según contaba el propio Cornell, el título de la canción surgió a raíz de algo tan fútil como unas palabras enunciadas por un presentador de televisión, posteriormente malinterpretadas por el cantante.

El sonido del álbum parece volverse más áspero con la llegada de temas como el célebre “Spoonman” o “Limo Wreck”, hasta que el punteo de guitarra de Thayil, el riff de bajo de Shepherd y la prodigiosa voz de Cornell en “The Day I Tried To Live” (también single), nos devuelven a un grupo en verdadero estado de gracia. El último tercio del álbum consiste en una colección de buenas canciones que flirtean con estilos diversos, como el Punk en “Kickstand”; el Noise en “4th Of July”; el Metal en “Like Suicide”; la música étnica en “Half” (con la voz principal de Ben Shepherd); y el pop en “She Likes Surprises”.

Conclusión

Ciertamente, Superunknown es la obra más representativa de Soundgarden, sin embargo, ante un grupo que posee una discografía tan completa y variada, es recomendable adentrarse en su universo (sus álbumes) y conocer de primera mano todas sus posibilidades.

Texto: Aitor Marcet

 

Temas:

«Let Me Drown»
«My Wave»
«Fell on Black Days»
«Mailman»
«Superunknown»
«Head Down»
«Black Hole Sun»
«Spoonman»
«Limo Wreck»
«The Day I Tried to Live»
«Kickstand»
«Fresh Tendrils»
«4th of July»
«Half»
«Like Suicide»
«She Likes Surprises»

By Redacción Metal Hammer

Metal Hammer és una marca legendaria en toda Europa en cuanto a la difusión de la escena del hard rock y heavy metal. El primer número de la revista se editó en diciembre de 1987.

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