La historia de The 69 Eyes es una historia de coherencia, constancia y determinación a prueba de bombas, y, con una dilatada carrera que se encuentra ya en su cuarta década de actividad, los autoproclamados vampiros de Helsinki son un referente absoluto en su género, y una de las mayores exportaciones musicales del país de los mil lagos.
Texto: Edu A. Crime
Una de las principales y más sorprendentes características de la banda, es que han mantenido intacta su formación desde su gestación. Se podrían contar con los dedos de una mano las bandas de su generación (¡y, para el caso de cualquier generación!) que no han sufrido cambios de formación entre sus filas a lo largo de los años. Efectivamente, los cinco apenas post adolescentes que iniciaron su singladura en las postrimerías de los 80’s llevan juntos la friolera de 35 años: Jyrki 69, el descomunal frontman de la banda; un híbrido perfecto entre Ian Astbury, Glenn Danzig y Elvis (Jyrki es un fan irredento del de Tupelo); los guitarristas Timo Timo (auténtico líder compositivo en la sombra) y Bazie; Archzie, el imponente bajista, y “last but not least”, Jussi 69, uno de los baterías más espectaculares que he tenido el placer de presenciar en directo, poseedor de las crestas ilíacas mejor perfiladas del mundo del rock (como él mismo se encarga de mostrar en fotografías a la menor ocasión) Un absoluto showman tras los parches, heredero directo de Tommy Lee o Vikki Foxx. Vistas las referencias, a nadie le puede caber la menor duda: el objetivo de The 69 Eyes siempre fue vender discos. Su estilo musical es puro “ear candy”: grandes riffs, estribillos infecciosos, unas gotas de melancolía “dark”, agítese bien, y…voilà!! Goth N’ Roll! Temas que se te clavan el cerebro a la primera escucha y ya no te dejan escapar. The 69 Eyes lo tuvieron meridianamente claro desde el principio. Pese a haber nacido en plena efervescencia “grunge”, la banda no quería saber nada de franela y depresión. Su concepto de “rockstar” era arquetípico: decadencia, hedonismo, arrogancia, y con un look totalmente a juego, a base de melenas cardadas, eyeliner, laca, y cuero.
En muchos sentidos, creo que siempre han compartido estos principios con otra banda escandinava, en este caso sueca. En 1990, Backyard Babies ya funcionaban bajo el nombre de Tyrant, y sería muy poco después cuando adoptarían un look sleazy que bebía de las mismas fuentes que el de los sesenta y nueve ojos. Sus caminos se volverán a cruzar, y hablaremos de ello un poco más adelante. No obstante, no olvidemos que, aunque sus influencias musicales eran bastante más variadas de lo que podría adivinarse, los primeros pasos discográficos de The 69 Eyes fueron algo titubeantes. Desde 1990, habían publicado ya un Ep y algunos singles, pero no fue hasta 1992, cuando aparece su debut, ‘Bump n’ Grind’. Un trabajo tan entusiasta como discreto. La banda intenta aglutinar todas sus influencias, pero las regurgita de una manera un tanto atolondrada. Encontramos múltiples referencias a la serie B y al terror (algo que se repetirá a lo largo de su carrera) en temas como los inequívocos “Barbarella”, “The Hills Have Eyes” o “House By The Cemetery”. Buenos momentos, sin duda, pero también algo rudimentarios en su ejecución. Jyrki, por ejemplo, no ha encontrado todavía su identidad como vocalista y frontman, algo que no conseguirá hasta dentro de unos años, y no resulta del todo convincente. La edición del disco les sirvió para darse a conocer en el circuito europeo, y no hubo que esperar mucho para su siguiente entrega, ‘Motorcity Resurrection” (¡demonios! ¿a quién puede no encantarle ese título?). Una golosina absoluta que recopila temas primerizos como “Juicy Lucy” o “Sugarman”, y una retahíla de “covers” que quitan el hipo: “Deuce” (KISS), “Is It My Body” (Alice Cooper), una colaboración con Andy Mc Coy en la versión de New York Dolls “Vietnamese Baby”; MC5, Dictators, Misfits, G.G. Allin (¡¡¡!!!)…la banda hacía sus deberes, no cabe duda. De hecho, y al hilo de la colaboración con Mc Coy, no puedo dejar de pensar en ‘Motorcity Resurrection” como una especie de “Self Destruction Blues” de Hanoi Rocks, pero sin las versiones, o incluso un “Independent Days”, la excelente recopilación que editaron Backyard Babies en 2000, en la que incluyeron todas las caras B y temas inéditos editados hasta ese momento.
En los dos años siguientes, la banda editaría un par de trabajos más, aun bastante derivativos, pero quizá más enfocados. Así, en 1995 aparecía ‘Savage Garden’, con temas destacables como “Mr. Pain”, “Lady Luck” o una primera versión de “Velvet Touch”, y el look de la banda que comienza a gravitar más hacia el Goth, todo en un estado aun muy embrionario. Como aperitivo, en 1996, aparece el delicioso split con, de nuevo, Backyard Babies, “Supershow”. Y en 1997, ‘Wrap Your Troubles In Dreams’, pone punto y final a la etapa “glam” de la banda. Un trabajo poco destacable, más allá del excelente tema título, y de la deliciosa portada, al más puro estilo “Sexploitation”. Es muy significativo que la propia banda haya renunciado a estos primeros cuatro trabajos para confeccionar sus repertorios de los últimos 20 años. Y es que, por muy entrañables y disfrutables que puedan resultar, éstos palidecen ante lo que vendría después. No obstante, todo el esfuerzo realizado por la banda durante estos años, sirvíó para que, por fin, en 1999, consiguieran el ansiado fichaje por una “major”. Efectivamente, Roadrunner los incluyó en su “roster”, y ese mismo año, aparecía ‘Wasting The Dawn”, el primer trabajo de The 69 Eyes, totalmente inmerso en el Gothic Rock. El tono vocal de Jyrki ya adquiere esa profundidad a la que estamos acostumbrados hoy en día. Y las composiciones poseen esa pátina melancólica tan característica. Y aunque siguen siendo tan potentes y guitarreros como en sus principios, comienzan a adornar esos riffs con arreglos de teclados; algo que no hará más que crecer en los años venideros. Encontramos colaboraciones con Ville Valo (frontman de los también fineses HIM) en varios temas, incluido el tema título, y lo que es más sorprendente, con Lars-Göran Petrov, el tristemente desaparecido frontman de los imprescindibles Entombed, en otro par de temas. Si bien, personalmente, no creo que sea un trabajo sobresaliente, ‘Wasting The Dawn’ es el disco que pone en el mapa a The 69 Eyes, y sienta las bases tanto musicales como estéticas sobre las que se asentará la banda a partir de ahora.
El advenimiento del nuevo milenio trae consigo la edición del descomunal ‘Blessed Be’. Amigos, ahora sí que sí. Lo que podía intuirse en ‘Wasting The Dawn’ eclosiona dramáticamente en este trabajo: el disco donde The 69 Eyes se convierten en ‘The 69 Eyes’. Todo encaja a la perfección en ‘Blessed Be’: los riffs, la producción, la voz, y, sobre todo, las canciones. El álbum es un auténtico “tour de force” desde la inicial “Framed In Blood”, la síntesis perfecta entre The Cult y Sisters Of Mercy, y ejemplo paradigmático de la paleta estilística de la banda. A partir de ahí, se suceden incursiones en el terreno más gótico, como “The Chair”, “Gothic Girl”, o la emblemática “Brandon Lee”; momentos más rotundos como la imparable “Angel On My Shoulder”, hasta piezas de corte más atmosférico como “Stolen Season”, o la versión remozada de “Velvet Touch” que deja en paños menores a la original. Sin duda, el disco ideal para introducirse en el universo 69 Eyes. Comenzaban los años dorados para la banda. Con el disco bajo el brazo, se embarcan en su primer tour por Alemania, incluyendo una participación en el prestigioso festival M’Era Luna. No resulta descabellado prever que, para cuando la banda vuelve al estudio, las ansias de expandir o perfeccionar su sonido estén a flor de piel. Vaya por delante que, en mi opinión, The 69 Eyes jamás se han alejado demasiado de su sonido, ni han pretendido hacer su propuesta más compleja o “técnica”. Pero para el siguiente trabajo, ‘Paris Kills’, sí se percibe un esfuerzo consciente por “domesticar” en cierta medida su sonido. Así, ‘Paris Kills’ es un trabajo excelente, no cabe duda. Pero cae en una cierta “sobreproducción” que, para quien suscribe, lastra el resultado final. Curiosamente, el disco contiene dos de mis temas favoritos de la banda: la inicial “Crashing High” (incontestable) y la irresistible “Don’t Turn Your Back On Fear”; pero tanto en estas piezas, como en temas como “Betty Blue” o “Dance d’Amour” (de manera significativa, ambos salieron como singles) todo suena demasiado limpio, incluso algo aséptico.
La base de fans, por otra parte, no parece tener ningún problema con ello, ya que ‘Paris Kills’ se convierte en el disco más vendido de The 69 Eyes hasta el momento, llegando a disco de platino en su país natal, donde se convierten en unos auténticos superventas. Aprovechando el tirón comercial del álbum, The 69 Eyes edita su primer DVD, ‘Helsinki Vampires’, que incluye un show completo en el Tavastia de Helsinki, así como todos los videoclips que la banda ha grabado hasta el momento. Amigos, la banda que podemos ver y disfrutar en este lanzamiento es un auténtico vendaval, con un repertorio a prueba de bombas y un sonido engrasado al milímetro, pero totalmente “vivo”. Los temas de ‘Paris Kills’ adquieren una nueva dimensión, una vez trasladados al directo. Jyrki en estado de gracia, comandando el escenario, y, tras los tambores, un inconmensurable Jussi que se las arregla para eclipsar a unos discretos pero eficaces Timo Timo, Bazie y Archzie, en primera línea del escenario. Imprescindible.
Aprovechando el tirón comercial y de popularidad, la banda entra de nuevo en el estudio para dar luz a ‘Devils’, en 2004; un disco que resultará capital para la trayectoria del grupo, puesto que supone su entrada en el mercado norteamericano que hasta el momento tanto se le resistía. Musicalmente, estamos ante uno de los mejores trabajos de The 69 Eyes, y, probablemente el álbum que sintetiza mejor el concepto Goth N’Roll; el lado más golfo, más glam y hard rockero de la banda está presente en la inicial “Devils” o en la ya clásica “Lost Boys” (con su inolvidable videoclip rindiendo homenaje al magnífico film de terror), coexiste con a esa vena más melancólica (“Feel Berlin”) y atmosférica (“Sister Of Charity”, “Christina Death”). Pero lo más importante, es que, por fin consiguen dar sus primeros shows en Estados Unidos en 2006, y consolidar una buena amistad con Bam Margera (Jackass) quien ya había dirigido el clip de “Lost Boys”. Los tipos de Jackass parecen tener un fetiche con las bandas finesas ya que su líder, Johnny Knoxville, también apadrinó el desembarco de HIM en tierras americanas. Todas las vivencias (y probablemente las resacas) experimentadas en su primer periplo estadounidense condicionan, casi tres años después, su siguiente entrega, ‘Angels’. Una suerte de disco gemelo de ‘Devils’ al que podríamos denominar su disco “L.A.” Efectivamente, ‘Angels’ presenta la cara más “luminosa” y frívola de The 69 Eyes. Un álbum que palidece ante su predecesor, y que, en mi opinión es uno de los trabajos más discretos del grupo. Dos singles “Perfect Skin” y “Never Say Day” (correcto tema, pero que no deja de ser un refrito de “Lost Boys” a menos revoluciones), algún tema simpático como “Frankerhooker” (de nuevo la serie B, amigos), y poco más. En una nota más positiva, la correspondiente gira incluyó a España por primera vez. A modo de compensación (por lo menos para quien suscribe) The 69 Eyes editan en 2008 un impresionante directo, grabado en 2006 nada menos que en el legendario Whiskey A Go Go, de Los Angeles, con presentación a cargo de Bam Margera. Con un sonido crudo y potentísimo, la banda desgrana un repertorio sin mácula para deleite de los “Hollywood Vampires” tal como renombra Jyrki a la audiencia. 2009 contempla la aparición de ‘Back In Blood’. Ladies and gentlemen, estamos ante el mejor álbum que ha editado la banda en toda su carrera. Punto. ‘Back In Blood’ es la glorificación del Goth N’Roll. Una sucesión de temas irresistibles, de carácter muy variado, y con una producción que tira de espaldas.
Desde la inicial, “Back In Blood” (un puñetazo en la boca del estómago) pasando por las inapelables “Kiss Me Undead”, “The Good, The Bad & Undead” o “Dead Girls Are Easy”, hasta singles perfectos como “Dead N’ Gone”, con aparición estelar de Margera en el correspondiente videoclip, o “deep cuts” para enmarcar como la rotunda “Suspiria Snowhite”. Para el que firma estas líneas, el álbum definitivo de The 69 Eyes. Puede decirse que el mejor momento de la banda finaliza con el ciclo de ‘Back In Blood’. Cierto es que no han perdido demasiada popularidad, pero tampoco han pasado a un siguiente nivel en cuestión de poder de convocatoria. Por otra parte, en estos últimos 15 años, la producción discográfica de The 69 Eyes ha sido tan escasa como irregular. En 2012, una vez finalizados los festejos del trigésimo aniversario de la formación de la banda, se edita su décimo álbum, adecuadamente titulado ‘X’; un trabajo más introspectivo, más maduro, si se quiere, pero que se queda un poco en tierra de nadie. Obviamente, el trabajo posee buenos temas como “If You Love Me The Morning After”, “I Love The Darkness In You”, o los sencillos “Red” (con un triste pero bello estribillo) y la soberbia “Borderline”, entre otros.
De todas formas, es la primera vez que se percibe un cierto agotamiento en la banda, tanto a nivel de directo (el show que pude presenciar en la gira ‘X’ fue, siendo generoso, irregular…) como de composición. Ello queda patente en el decepcionante ‘Famous Monsters’ de 2016, un trabajo que parece ser un mero trámite para cubrir el expediente. Más allá del single “Dolce Vita”, no puede destacarse mucho más. Hasta el propio Jyrki parece una sombra de si mismo, en la portada del disco. Reconozco que, en ese momento, me desentendí un tanto de la trayectoria de la banda,
y creía complicado que volvieran a un buen estado de forma a nivel discográfico. Afortunadamente para todos, no fue así. Contra todo pronóstico, y tras un par de temas de adelanto muy prometedores, aparece en 2019 el excelente ‘West End’, un álbum que nos devuelve a los 69 Eyes más vivos e impetuosos de los últimos años. La irresistible “Two Horns Up” hace los honores, con una gran colaboración de Dani Filth. Y piezas como “The Last House On The Left”, “Burn Witch Burn”, “27 & Done”, o la delicada “Cheyenna”, no hacen sino poner de manifiesto el buen hacer de una banda que se ha reencontrado a si misma. Por desgracia, la dichosa pandemia paraliza los planes de gira de The 69 Eyes, quienes, como todo hijo de vecino, deben capear el temporal como buenamente pueden. Para nuestro regocijo, este período sirvió a la banda para preparar su siguiente lanzamiento, último hasta la fecha, editado el pasado 2023, ‘Death Of Darkness’. Una vez más, los temas de adelanto, “Drive” y “Gotta Rock” parecían indicar que la banda volvía a transitar por el buen camino; lo cual se confirmó plenamente con la salida del álbum. Y es que, amigos, “Death Of Darkness” es una suerte de Greatest Hits estilístico. Unos 69 Eyes más maduros, adultos, pero aun capaces de sacudirte las entrañas con un tema tan incontestable como el tema título “Death Of Darkness”, o de ponerte las pilas con subidones como “Drive”, “Gotta Rock”, “This Murder Takes Two” o “Call Me Snake”. No, no estoy diciendo que ‘West End’ o ‘Death Of Darkness’ rayen a la misma altura que unos ‘Blessed Be’, ‘Devils’ o ‘Back In Blood’, pero suponen dos trabajos que devuelven a The 69 Eyes al lugar que merecen. Que no es otro que seguir siendo los indiscutibles reyes del Goth N’Roll. Y que dure.