Festival: Zurbarán Rock Burgos, VII edición
Lugar: Burgos, Parque de San Agustín, días 12 y 13 de julio de 2024
Promotor: Asociación Metal Castellae
Fotos: Gabriel Pérez Hernando/Juan Ramón Felipe
Texto: Augusto Martínez Redondo/Jesús Alijo LUX
Ahora, recién sopladas las velas de la celebración del séptimo natalicio del Zurbarán Rock, sus munícipes de toda la vida tan solo podemos congratularnos de tener a la vuelta de la esquina a uno de los festivales veraniegos, gratuito, más relevantes de la escena actual llena de contrastes y de plagios innecesarios (ojalá que hallen la fórmula para mantener la ubicación que los ha catapultado al estrellato a pesar de su crecimiento incipiente). Gran parte del éxito reside en la belleza del emplazamiento unida al romanticismo que proporciona ver la dotación de escenarios y demás parafernalia festivalera aunando a una comunidad tan diversa como unificada, retratada por diferentes visiones y contextualizada desde la cara de incredulidad de infantes bajo el cuidado de sus familias hasta la “farra” de grupos de jóvenes que mantendrán la llama en tiempos venideros, pasando por la jocosidad de simples transeúntes que se sumaban al ambientazo o por vecinos que hallaban la excusa idónea para disfrutar de un “finde en el barrio a toda mecha” y ¡cómo no! Por las hordas de excursionistas musicales profesionales de “nuestro rollo”. Una desatada sociedad nada secreta, momentánea y paralela a la desangelada realidad, representada por miles de oriunda/os (centenares de conocidos, colegas y amigos habituales) que desenmarañaron un hilo conductor invisible de mágica camaradería para con los peregrinos de cada punto de la geografía española y hasta por foráneos internacionales que se sintieron como en casa en un Burgos abierto de brazos, pletórico de cariño hacia sus personas.
Con la mano en el corazón, mi más sincera enhorabuena y mi más profundo agradecimiento por el exquisito y cariñoso trato al equipo de Metal Hammer para poner en valía nuestro trabajo, y es que las comodidades ofrecidas debieran ser analizadas por muchos de los festivales de renombre (nacionales e internacionales) que copan los desvelos de aquella/os a los que no les tiembla la mano a la hora de desvirgar la agenda con la letra escarlata.
NOVEDADES:
Digno de elogio me parece que a la par que el festival se desenvuelve por sí mismo con naturalidad, la organización siga tomando buena cuenta de los aspectos a mejorar o incluso se adelante a las sugerencias del respetable. En esta ocasión, la inclusión de una pantalla gigante para que se obtuviera una visual necesaria de lo que acontecía en el escenario principal (Diario de Burgos) desde la mitad de este paraíso urbanístico de la zona sur tirando al centro de la capital del Cid, fue un punto de relevancia total. Se nos llenaron los bolsillos con moneda propia, los graciosos “Zurbis” que me recuerdan al nombre de alguna serie de animación de nuestros añorados años ochenta y, ciertamente, su valor aplicado no se alejaba de los precios de ese antaño, mucho más populares de lo que uno podría imaginar en comparación con la vida en general, sobre todo en este preciso instante. Gracias a la Fundación Círculo, la apertura total a los ojos de propios y extraños de nuestros orgullos arquitectónicos: la catedral y las cercanías a la plaza del Rey San Fernando que contaron con un escenario en su nombre y honor por apoyar, siempre, la cultura metálica y roquera. Allí se acogió a una actuación acústica de SKILTRON a la hora a la que el vermú procura saciar la sed y los manjares de la gastronomía municipal elevan el ánimo en un sábado de distensión absoluta.
Me guardo en la recámara algunos datos que os embaucarán con su lectura y grafismo en nuestra revista física de septiembre donde daremos un somero repaso al embrujo de esta séptima edición, pero, no obstante, si os ofreceremos unos suculentos adelantos de estas jornadas para no dejaros desorientados en la curiosidad.
Viernes 12 de julio o cómo Burgos hizo honor a los tópicos sobre su temperatura:
Sí, el día anduvo fresco pero la noche nos heló por completo. Acertada en esta jornada la socarrona y socorrida frase sobre Burgos y sus dos únicas estaciones: la del tren y la invernal… ¡Vaya frescor que nos invadió según la tarde se desarrollaba! Frío hasta hacérnoslo pasar mal.
LÉPOKA, desde Castellón, no creo que tan siquiera lo notaran porque tras su salida puntual a las 18 horas de la tarde, ya congregaron a un buen puñado de incondicionales a los que pusieron a tono con su Folk “roquerizado” y esos divertidos coqueteos con el Ska que tan buenos réditos les está proporcionando. Si presentando su último “Dios está borracho” en primer plano nadie brindó, sería culpa de un mal parido puritanismo porque ellos echaron más ganas que un cantinero en noche de feria con “Pandemonium”, “¿Dónde Vas? E incluso rindiendo tributo tanto a sus raíces con “La Nit és Nostra” cómo al “Enter Sandman” ya que la corporación METALLICA a pocos cientos de kilómetros intentaba adueñarse de toda la piel del toro a excepción de estos locos e insurrectos burgaleses y sus escuderos venturosos.
HEAVY PETTIN´ liderados por el único miembro original, su vocalista Stephen “Hamie” Hayman, pero bien acompañado por las guitarras y los coros del siempre afable Richie “St. James” Dew (ex DARE) como invitado estelar, se lanzaban junto a sus veteranos compañeros a dejar boquiabierta/os a la/os asistentes a su periplo burgalés englobado en la gira española que comprende siete fechas y que dignifica, en su mayoría, al primer disco de los escoceses, “Lettin´Loose” (co-producido por Brian May de QUEEN), amén de algunos de sus más insignes “trallazos” posteriores. De subrayado absoluto.
Los franceses NIGHTMARE y su juego de mascaradas desde sus inicios Heavy metaleros colindantes con el Power Metal hasta este híbrido que exportan actualmente intentando relativizar la cosecha ARCH ENEMY a un concepto más popular me resultó ya no solo aburrido, sino un fraude en directo frente a la comparación de sus ampulosas producciones que resultan imposibles de ser reproducidas en vivo con medianía, por no hablar de la falta de firmeza de su vocalista Barbara Mogore. Esperaba bastante más.
Con RONNIE ATKINS nadie podía frenar el frenesí que produce tanto su “status” de estrella como el morbo rancio de ver cómo se encontraba el artista lidiando aún con su maldita y consabida enfermedad en su primera gira en solitario. Quien no esperara toda una sección de pregrabados o bien vive en otra atmósfera o bien no escucha los “long- plays” con atención. Chris Laney le acompañó en la fecha con sus teclas y guitarras junto al bajista Pontus Edberg (THE POODLES/KING DIAMOND), el batería de ROYAL HUNT/CORNERSTONE y actual miembro de pleno derecho en PRETTY MAIDS Allan Sorensen y el guitarrista de CyHra y ENGEL Jan Marcus Sunesson, conformando una base de músicos idónea y solvente, aunque los sonidos enlatados dejaran en evidencia a estos “cracks” con el más puro recuerdo de aquellos “playback” que veíamos en la televisión casposa de mediados de los ochenta.
Eso sí, el vocalista, con todo lo que tiene encima se encaró con el destino y nos ofreció un show exquisito que, lógicamente, fue de más a menos en el aspecto vocal pero a la inversa en cuanto a emociones se refiere. A pesar de estar en un estado de forma envidiable dada la situación, la exigencia de la traca final caracterizada por clásicos de alta gama se complementó con la buena disposición, comprensión y la devoción de la gente. Irradiando felicidad y optimismo pasamos por sus álbumes en solitario hasta enternecer nuestra visión crítica con los eternos “Little Drops of Heaven”, “Future World” o “A Place in the Night” de su banda madre. Un lujo y un honor. Arrodillado ante un ser humano irrepetible.
Por primera vez tocaba pisar el escenario Valdorrock para ver a una banda local que a mi entender tiene una visión avanzada de la música actual, pero a la que, ojalá me equivoque, les va a costar traducir su verbo al común de los mortales. CHEDDAR me encandilaron con sus auras místicas rotas con guitarrazos metódicos y su sinuosa manera de expandir el progresivo con voz femenina al timón. Habrá que dar cancha a esta reunión de jóvenes talentos porque espero grandes cosas de ellos a tenor de lo percibido.
La caída de THE WARNING a última hora propició que THE NEW ROSES, los supuestos substitutos, dejaran el mejor show de todo el festival burgalés para mucha más gente de la que me esperaba y entre los que me incluyo. Los alemanes los tienen cuadrados y, con una simpatía y desparpajo encantador, se cenaron el escenario principal a base de puro Rock de diferente acentuación y máxima elegancia, de pose chulesca, actitud y grandes coros callejeros. Timmy Rough, un Spike menos bronco, se gana la confianza de la asistencia y sin resistencia estamos perdidos entre sus himnos de botella en mano (“Thirsty”, “The Usual Suspects”, “Gimme Your Love”), así como de sus medios tiempos de absoluta despreocupación (“1st Time for Everything”) o las baladas de, antaño, mechero en ristre “All I Ever Needed”. “Rocking In The Free World” de NEIL YOUNG también tuvo su espacio para reunir generaciones y alabar a una de las sensaciones del Rock que, lejos de los Eclipses y H.E.A.T.S de moda, merecen un podio de mayor visión. Lo mejor de este Zurbarán.
Desde Segovia HIJOS DE OVERÓN con su Heavy clásico y sus agudas voces mantenían en el Valdorrock la vigencia de la vieja escuela MAIDEN/HELLOWEEN con su vitalidad juvenil. Como invitado de su tierra, Héctor de MORTAL MAZE también se sube al escenario donde se presentan temas propios y una versión de “Dragones y Mazmorras” que enlazan a la nostalgia inolvidable. Han venido a disfrutar y lo expanden entre los numerosos asistentes.
DARK EMBRACE salen demoledores con su mezcla de metal clásico, sinfónico, oscuro y extremo. Decididos a devastar el escenario principal en un reinado de “Invernalia” proclamado por las bajas temperaturas alcanzadas a esas horas de la madrugada y que los favorece visualmente, cuesta desde la mesa sacar su particular sonido donde los bajos y teclados pregrabados son de vital importancia. Tras solucionar estos vaivenes, Óscar, su inquieto vocalista que me recuerda en su amplitud de registros al inolvidable Warrell Dane, no deja de invocar a los dioses atávicos del Metal para tallar en el gélido viento su arriesgada propuesta. Los gallegos son autentica religión en el Metal a pesar de no llamar una atención más mayoritaria. Punto y final vikingo a una noche más adentrada en las entrañas del otoño que en el ecuador de julio.
Sábado 13 de julio. El día ideal para un festival, la reválida más que superada.
Tras enmarcar la tradición que une el folclore musical con la panorámica artesanal de este Burgos clásico y con proyección a la vanguardia, el nuevo escenario Fundación Círculo Catedral ejerció para que en formato acústico y reducido, SKILTRON pusieran banda sonora al peregrinaje mixto que contagiaba de algarabía cada losa allí expuesta desde nuestros ancestros hasta el pavimento más actual.
MORTSUBITE ganadores del concurso de Las Candelas organizado por Metal Castellae para dar visibilidad a las bandas locales, dieron el pistoletazo de salida a la segunda jornada del festival con una brutalidad y destreza instrumental digna de aclamación. Su técnica incisiva e invasiva de “Blackened Deathcore” no deja títere con cabeza y el sexteto se atrincheró en el escenario con un sonido inmaculado para, con sus dos vocalistas, Ángel y Manuel, produciendo todo tipo de sonoridades viscerales, arrollar a un pútrido y abultado rebaño de visitantes al lado oscuro a pesar del refulgente sol. Próxima banda “underground” a pisar el entarimado de los grandes festivales, si no al tiempo…
Segunda vez que visitaban Burgos los finlandeses TEMPLE BALLS y he de decir que si bien han asumido sus roles como banda de nuevo cuño subida al carro de la corriente sueca tan en boga, mejorando tanto su puesta en escena como sus labores instrumentales, el uso de pregrabados para poder “sonar” a lo que graban es más que abusivo y poco alentador para el futuro de nuestra música. Evidentemente funcionan con unos temas aptos para todo el mundo y que están muy meditados como para no llevarse en volandas a los amantes del género. “Dead Weight”, “Bad Bad Bad”, “Prisioner In Time” o “Stranger” sin lugar a dudas dislocan el esqueleto.
Torso al descubierto y pose MANOWAR es gran parte de lo que pueden ofrecer SKILTRON en su versión eléctrica que, con la estridencia constante del sonido agudo de su gaita y un Power Metal trasnochado no llamó mi atención más allá de diez minutos. El volumen muy elevado tampoco ayudó lo más mínimo, pero para dar una buena ración de Metal ya estaban acto seguido unos VHÄLDEMAR que se consagraron en Burgos de forma total, pirotecnia incluida. Carlos no dejaba de sacarnos la carcajada hasta que veía que el tiempo se le echaba encima y decidió zanjar sus monólogos con mayor presteza para que sonaran “Heavy Metal”, “Death to the Wizard!”, “Howling at the Moon” o “Energy” y, de esta forma, saciarnos de autenticidad sin más reclamos que los expuestos sobre un escenario y bajo una filosofía que es ley de vida. Enormes.
Primera cita del día en el segundo escenario con THE FLY ARMY y su contencioso entre TOOL, el Stoner y el alternativo. Con la perfecta dicción en inglés de su vocalista Jorge, los burgaleses merecen estar en boca del pico de la escena más versátil como mínimo ya que, con un sonido tan internacional como el que ostentan y con sus ademanes de perfeccionismo continuo, el quinteto es una gozada de expresividad artística lejos de etiquetado general. Otro gol por la escuadra para los residentes de Burgos.
Quizás no comenzaran con el mejor sonido y hasta se quemaran unas válvulas, hecho que pausaría durante un insignificante lapsus de tiempo la actuación de los siguientes kamikazes suecos (alabo la profesionalidad de Producciones Salas con Nacho al mando), pero, tras estos leves acontecimientos, CRASHDïET sonaron a bocajarro, algo almibarado con respecto a su pasado, pero rindiendo honor a una reputación que a mi parecer había menguado. Error. La incorporación de su nuevo vocalista, John Elliot de CONFESS quien con cierta semejanza Seb Bach ha añadido un plus de ilusión y energía a la mala suerte de estos pandilleros con el puesto de vocalista. La ex banda de Tobias Forge (GHOST), aquí otra hora conocido como Mary Goore a las guitarras, conducidos por el bajo metálico y sucio de Peter London junto a la batería de Michael, hermano del guitarrista Martin Sweet, vuelve a estar centrada y encendió mi lado más macarra: solo había que escuchar “Riot In Everyone”, “Cocaine Cowboys”, “Together Whatever”, “Generation Wild”, “In The Raw” o “Chemical” para ver que han ganado enteros. Otro de los momentos álgidos en San Agustín.
Lo que quizás no esperaba la directiva del recital es que la insistencia para pasar por Burgos de los colombianos (afincados en su mayoría en Europa) SUPREMACY con la voz de Gus Monsanto a la cabeza (REVOLUTION RENAISSANCE, ADAGIO, TAKARA, PLEASURE MAKER) supondría el mayor disgusto y placer, a la vez, de los amantes del mejor Hard Rock melódico y A.O.R. con una señora agrupación como en los mejores tiempos del estilo, sin adulteración instrumental o coral pregrabada. Disgusto porque con semejante técnica, amor por su desvelo y grandes “hits”, como demostraron sobre el segundo escenario, ninguno alcanzábamos a soñar como hubiese sonado el combo en el frontal principal. Por otro lado absoluto placer porque cuando una banda es tan jodidamente buena, suenen donde suenen, llaman la atención y, ¡vaya si lo consiguieron! “Mr Big Shot”, “Passing Through”, “My Time” son un escaparate para el artificiero guitarrista Danny “Lynch” Acosta quien encuentra relajo en los no menos altamente capacitados Paul Saint-Lyonne (cuatro cuerdas) y Diego Acevedo (baterista). Simpáticos, campechanos y afectuosos se marcaron un “Rainbow in the Dark” de Ronnie James Dio que no hizo más que alargar la sombra del deseo que nos provocaron. Os esperamos pronto y donde merecéis.
Regresábamos al escenario Diario de Burgos para ver al cabeza de cartel del sábado, SONATA ARCTICA, una banda tan voluble en sus directos como llamativa fue en su ascenso a la primera línea de fuego. Particularmente nunca han sido de mi agrado más allá de algún tema de sus tres primeros discos pero, tras el soporífero show que emanaron, más propio de un musical Disney, no creo que nunca más consigan algo de mi atención. Se me permita aclaración: Los finlandeses suenan de encanto, su batería Tommy Portimo y el vocalista Tony Kakko cómo únicos representantes de su formación inicial son pilares sobre los que se fundamenta su leyenda y, además, he de reconocer que a este último lo encontré de voz mucho mejor de lo que esperaba, más centrado y con una entonación portentosa. Pero por otra parte sus continuos soliloquios de espiritualidad y su épica adolescente, añadidos a un espectáculo a medio gas en su comienzo y posterior rodaje hasta llegar a “California”, de lo más atractivo de su última entrega y que no levantó demasiado el vuelo hasta la ristra de himnos finales como “Fullmoon”, “The Cage” o “Don´t Say a Word”, dejó patente lo que podía haber sido pero que no pudo llegar a ser… Una lástima porque contaron además con un sonido fuera de serie y hasta cierta asertividad y efusividad de unos cientos de “fans” a los que el bostezo disimulado general les permitía vociferar y hacerse notar por encima de sus capacidades. Aun así para quien pasara por allá y no milite en nuestro campamento, seguro que reposó la imaginación durante un buen rato con cara de satisfacción.
DAERIA cerraban el escenario Valdorrock con su Heavy de nuevo cuño y que parece contar con fieles adeptos en esta ciudad. Los de Barcelona superan los millones de visitas en sus canales y es que han sabido enganchar tanto a los veteranos del artefacto como a las nuevas generaciones con ese Power Metal acomodado en nuevas frecuencias y al que no dieron respiro para poder aprovechar al máximo una actuación bastante coreada. Completamente metidos en sus avatares metálicos construidos pedacito a pedacito con piezas de cada rincón del mundo, su motivación está fuera de cualquier pesquisa y se les aguarda para algo grande dentro de sus parámetros.
Para acabar la tunda de bolos de dos días de mística innegable, las serbias JENNER, en formato “Real Old School” MOTÖRHEAD/VENOM, salieron tan enfáticas y maravilladas que, más que una banda de Speed/Thrash/Heavy Metal como practican, daban más la imagen de una nueva sensación musical para el vulgo. Bromas aparte, ya quisieran muchos “machos alfa” sostener una crudeza tan bien proporcionada entre los riffs más crudos del “Kill ´Em All” y su respuesta de este continente sin artillería de fogueo y con metralla como para fusilar al más pasivo. Aunque el tono vocal de su tremenda guitarrista Aleksandra Stamenkovic no transmite la misma gravedad que sus despliegues instrumentales, su fuerte reside en la combinación de géneros aguerridos y unas contundentes bases “destroza-cervicales”. Desde “Prove Them Wrong” y su inercia “Groove” a “Not Even You” pasando por “Eye for an Eye” o “Never Say Die”, supuso la primera vez de estas guerreras en España cuya batalla se saldó con cientos de bajas a su favor. Les queda camino por mejorar pero tienen el don y Burgos tuvo la suerte de ser su testigo.
Selecto cierre para un nuevo galardón a la constancia y creatividad que destila el Zurbarán Rock al que nada se le puede echar en cara ya que, en sus labores, gusten más o menos los grupos elegidos, son una/os visionarios y auténticos PROFESIONALES. Me quito el sombrero ante ustedes.2025, ¡ya te ansío por momentos como este!
En nuestra revista física del mes del próximo mes de septiembre encontrareis un contenido mas amplio de esta crónica con fotos exclusivas.