Talco: 20 años Forjando una Carrera con Autenticidad
Lo que comenzó como simples ensayos en una sala de Venecia, pronto se convirtió en un viaje que los impulsó a salir de Italia en busca de nuevos horizontes, consolidándose como una de las bandas más dinámicas y genuinas de la escena musical internacional.
Talco continúa avanzando, decidido a afrontar nuevos retos y a demostrar que estas dos décadas son solo el inicio de una historia que sigue escribiéndose.
Entrevista exclusiva con Dema, vocalista de la banda
20 años de carrera, y lo celebráis con un fantástico disco en directo. Vamos a charlar un poco sobre vuestra trayectoria y este nuevo trabajo. Empecemos por la portada de “20th Anniversary Live”, ya que esta misma portada cuenta parte de vuestra historia, ¿verdad?”
Dema: Estamos muy agradecidos con Joel Abad por la idea, cada detalle es una parte de nuestro viaje, desde el primer álbum “Tutti Assolti“ hasta ahora. No nos atribuimos ningún mérito, todo el mérito es de Joel con quien ya hemos colaborado muchas veces, como con la gira LockTown y el 15 aniversario.
Cuando celebrasteis diez años de banda, publicasteis “10 Years”, ¿han cambiado mucho las cosas desde entonces?
Dema: Mucho ha cambiado en esta década, desde principios de 2015 David HFMN se convirtió en nuestro manager, y el salto que se ha dado desde “Silent Town” en adelante ha sido realmente inimaginable. Todos trabajamos de una manera todavía DIY, pero mucho más profesional y programática, fue un camino que maduró y nos hizo responsables como personas y como músicos. Siempre se ha creído que los primeros años son mágicos, genuinos y espontáneos, pero para nosotros esto nunca ha parado, todavía tenemos mucha hambre y ganas de aprender. Personalmente, de esta época estoy muy orgulloso de algunas canciones que enriquecieron nuestra setlist de directo, como “Dalla Pallida Miro”, “Malandia”, “Bomaye”, “Muro di Plastica”, “Garage Jukebox”, etc. Musicalmente tenemos muchas más influencias del punk californiano que en los primeros diez años. Si muchas cosas han cambiado es también porque todavía hay ganas de decir algo, yo no subiría al escenario si quisiera sentarme en el trabajo realizado en los años pasados. Siempre debemos tener presente que lo que tenemos es un privilegio, y que lo único que puede mantener viva esa fortuna es el trabajo.
Habéis trabajado muy de cerca con personas clave en la producción y mezcla, como Matteo Piccolo y Edoardo Pellizzari. ¿Qué habéis aprendido de ellos?
Dema: Son los mejores técnicos de sonido que hemos tenido, pero no sólo no somos un equipo, somos una familia, vivimos las giras en simbiosis y nos llevamos muy bien. Son dos personas muy buenas, profesionales, trabajadoras, y han aportado su experiencia y su serenidad a nuestro mundo, contagiándolo. En la calle me he encontrado con tan muchos charlatanes que podría escribir un libro, soberbios, soberbios… cierto, existen porque los ingenuos existen, pero también es cierto que si los ingenuos se comportan con honestidad y humildad tarde o temprano se enfrentarán a lo que se merecen: si lo que merezco es la amistad y colaboración de Teo y Dodi, me alegro de ser ingenuo.
La industria musical tiende a forzar a las bandas a ajustarse a fórmulas comerciales. ¿Cómo ha logrado Talco mantenerse fiel a su esencia sin perder la autenticidad a lo largo de los años?
Dema: He pensado mucho, durante el último año, en esta triste estandarización de la música en nombre del éxito, del “mínimo esfuerzo con el máximo resultado”, del protagonismo y del exhibicionismo. La única razón por la que siempre me ha parecido fácil mantener nuestras ideas, al menos en lo que a mí respecta, es que no me importa que los demás me vean, soy tímido, cuando subo al escenario me siento como en casa simplemente porque estoy concentrado en tocar y tratar de entretener a la gente, pero por lo demás me avergüenzo fácilmente. No me gusta mucho mostrarme porque no hay nada que mostrar, al contrario, con toda la paranoia que tengo, cuanto menos me muestre en las redes sociales o en la “vida social” mejor (risas).
Ya lo habíamos intentado describir en “And The Winner Isn’t”: todos quieren aparecer. Los burócratas de la música se aprovechan de esto a través de los Talent shows, contratos y éxitos a plazo fijo, maniobrando sobre todo lo que hay que hacer, a nivel técnico, promocional y pseudoartístico… mientras dure… y luego te encuentras solo, resumiendo tu corta vida musical, todavía joven, sin haber hecho lo que te gusta, abandonado mientras lidias con la imagen de ti mismo, creada por los demás.
Amo demasiado lo que hago como para verlo caer en un estúpido deseo de narcisismo, quiero que sea verdad, con todas sus limitaciones. Durante muchos años he tenido miedo del juicio de la gente, porque en los años en que vivimos, cada uno tiene envidia de su prójimo y cínicamente, y más o menos explícitamente, sueña con su caída para desahogarse, ahora lo único miedo que tengo es de no ser yo mismo y escuchar a los demás.
Como dije antes, estoy pensando mucho en ello, tanto es así que, en el nuevo disco que grabaremos próximamente, decidí contar la historia de un individuo, que podría ser yo, o un joven que se acerca a la música o al mundo en general. Para ser parte de una manada y conseguir éxito protegido por esa manada, vende su propia imagen, vive con las palabras de los demás, las acciones de los demás, los pensamientos de los demás y crea una imagen de sí mismo que, en un momento determinado, se da cuenta de haberse distanciado de su autenticidad, en nombre de un grupo que lo aplana…se aleja entre los insultos de la manada y se reencuentra a sí mismo y a su serenidad.
Muchas veces me han preguntado qué consejo le daría a alguien que quiera acercarse a este mundo del entretenimiento. No me siento capaz de dar consejos, porque hay gente muchísimo mejor que yo, y porque creo que el privilegio de vivir de la música no lo da el talento, sino muchos factores, en primer lugar, la suerte. Claro, no tengo ninguna duda de que el trabajo duro vale la pena. Pero el único consejo que puedo dar desde una experiencia subjetiva como la mía es que seas tú mismo y no tengas miedo al fracaso, porque ser tú mismo es el mayor éxito al que puedes aspirar en la vida.
¿Consideras que el proceso de crear un álbum en directo tan auténtico, sin sobregrabaciones ni regrabaciones, ha influido en la percepción que tiene vuestro público más veterano de la banda?
Dema: Vivimos en un mundo de falsa perfección forzada, con esta porquería de autotunea, que algunos llaman efecto. Partamos inmediatamente de una suposición: acepto que el autotune se defina como un efecto si la persona que lo dice sabe cantar, en caso contrario es una corrección de los propios límites, escondida detrás de una declaración parasitaria.
Esta perfección falsa y desalmada al estilo de la inteligencia artificial me revuelve el estómago. No me interesa juzgar un género musical, es mi gusto y no me siento a la altura de pontificar sobre lo que es bueno o no, lo que me importa es preservar la autenticidad del alma. La música, que aspira a esta fachada de perfección, que en realidad esconde una total insuficiencia profesional, le desgarra el alma, que es la base indispensable de la creatividad. El alma es imperfecta y no hay que avergonzarse de demostrarlo. Mostrar tus límites es una señal de valentía.
Por eso decidimos que produciríamos un álbum en vivo para estos 20 años, sólo si preservamos la veracidad de lo que recopilamos en estos conciertos, eligiendo ciertamente las mejores canciones, pero sin mentir.
Habéis pasado de tocar en pequeñas salas a agotar entradas en festivales. ¿Cómo habéis manejado el equilibrio entre el crecimiento como banda y la preservación de vuestra independencia?
Dema: Sinceramente, nunca me creó ningún problema, porque siempre pensé que estaba haciendo lo que me gustaba, escribir y tocar. Tenía en mente escribir canciones influenciadas por los géneros musicales que más escucho, como el punk-rock, ska, folk y metal. Empecé a hacerlo en 2004 y, de hecho, sigo haciéndolo: un par de veces al año me alegra volver a escuchar nuestros viejos discos, analizar los distintos momentos de la banda, lo que había aprendido de ese período, cuáles fueron las influencias y cómo habían cambiado.
Nunca me he preguntado si era necesario cambiar algo en función de peticiones y oportunidades, siempre he tratado de preservar el aspecto independiente de la música de Talco y espero poder hacerlo durante mucho tiempo: entre los muchos defectos que tengo , soy testaruda, y me da mucha energía la idea de intentar no depender de nada ni de nadie; claro, vives en un mundo donde todo está conectado, no puedes vivir como un ermitaño, pero ser firme en tus ideas te protege de influencias equivocadas y preserva tu independencia.
En vuestro álbum anterior, “Videogame”, usáis los videojuegos como metáfora de la ansiedad contemporánea. Si vuestra carrera musical fuera un videojuego, ¿cómo describiríais el “nivel final”?
Dema: “Videogame” fue quizás el disco más valiente que escribí, precisamente porque para una persona tímida, exponer públicamente sus debilidades de aquella época, aunque fuera en una reflexión más general sobre el concepto de ansiedad en la sociedad moderna, habría poder sido el resultado de una mayor ansiedad…pero una canción de ese álbum fue el punto de partida de una aceptación del miedo, que actualmente me hace vivir con una serenidad de la que estoy muy orgulloso: “Game Over” es el nivel final de este videojuego, donde el jugador entiende que salir del laberinto no es una victoria, sino un resquicio, la aceptación del miedo nos hace comprender que el miedo en sí no existe, que es un diseño de nuestra mente. Y en cierto sentido es como en “Game Over” que veo el nivel final de nuestro camino: en cualquier caso, no terminará porque el recuerdo de las experiencias son parte de ese laberinto y siempre permanecerán vivos en nosotros.
Celebráis 20 años, pero parece que para vosotros las metas son solo nuevos comienzos. ¿Cómo imagináis a Talco dentro de 10 años más?
Dema: Espero desde el fondo de mi corazón seguir haciendo lo que hacemos, con las mismas hambres, ganas de aprender y de divertirnos. Me cuesta pensar en el futuro, porque disfruto seriamente de todo lo que me pasa día tras día. Cuando se lanzó “Tutti Assolti” pensé que tal vez podría hacer una gira, y me encuentro a punto de grabar el décimo full-lenght, todo lo que me pasa lo veo como un regalo, espero que siga así.
La honestidad parece ser un valor clave para vosotros, pero ¿ha habido algún momento en que os hayáis sentido tentados a comprometer vuestra autenticidad por la presión del mercado musical?
Dema: Nunca, seguro, y me tomo la libertad de decir algo más: a menudo hemos criticado el uso de eslóganes y de retórica fácil para conseguir el aplauso de un público que quiere oír exactamente eso. Creo que no hay nada peor. Veo grupos que realizan mítines electorales en el escenario, sin saberlo hacer, en manera superficial, sólo para un consenso banal, y veo una franja del público que exige que se digan esas cosas, de lo contrario no eres uno de ellos. Es decir, criticamos el mercado de la música y luego, dentro de un nicho, quizás incluso nos comportamos de manera más arrogante.
Tenemos un don, el de poder hablar de lo que nos interesa, intentando ir más allá de un eslogan alcahuete. Aunque no lo consigamos, es la base de la honestidad de un mensaje.
No creo en el concepto superficial que la modernidad se atribuye de colectividad: creo en la autenticidad del individuo, que aporta algo a una verdadera comunidad, no en la homologación basada en un slogan superficial e ideológico. En este sentido, en la realidad actual muchas veces nos sentimos perseguidos no sólo por el mercado, sino también por quienes creen combatirlo, sin entender que forma parte de él. Ser verdaderamente libre es quizás lo más difícil pero más noble y verdadero que se puede buscar.
Vuestros discos siempre han tenido un componente social y político. En 2024, ¿qué temas creéis que son más urgentes abordar desde la música?
Dema: Creo que el tema más importante es exactamente lo que les estaba describiendo, nos estamos convirtiendo en autómatas que piensan superficialmente con ideas preconcebidas, tenemos miedo de lo nuevo, porque podríamos ser ridiculizados por todos, por la manada, que te dije antes. Creo que nos falta el coraje de saborear la verdadera libertad, la de ser nosotros mismos, la de no morir detrás de los deseos de aparecer, la de exhibir una falsa moral de grupo, tal vez estéticamente limpia, pero tan falsa que crea desequilibrios emocionales y psicológicos. Creo que el punto de partida para mejorar una situación de superficialidad y egoísmo del hombre moderno, cuyas consecuencias son evidentes para todos, es partir de la propia interioridad y transformar la banalidad estática del pensamiento de la modernidad en algo nuevo, libre de vínculos ideológicos y por tanto auténticos. Sólo esto nos ayudaría a analizar verdaderamente la realidad y a creer nuevamente en el ser humano. Porque yo personalmente dejé de creerlo hace muchos años. Seguimos convencidos de que el hombre está en el centro del mundo y puede dominarlo con la tecnología, pero no es así, la tecnología está en el centro del mundo y el hombre está a su merced.
La relación con vuestro público español es especialmente fuerte. Si tuvierais que describir lo que hace diferente al público de España en comparación con otros países, ¿qué destacaríais?
Dema: Somos parecidos, somos latinos, emocionales y por tanto muy animados. Estoy muy apegado y agradecido al público español porque nos permite seguir viviendo de la música, en un camino que se sigue recorriendo sin interrupción alguna. En general, en cuanto a estilos, veo a nuestro público fuera de España más ligado al punk-rock, mientras que aquí estamos a medio camino entre el punk-rock y el folk, que tienen dos escenas muy diferentes.
Gracias por atendernos, ¿algo más que te gustaría añadir?
Dema: Esperamos vernos pronto en algún concierto de la gira de los próximos 20 años, y mientras tanto para calmar la espera nos tiraremos al estudio a grabar un nuevo disco!!!