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Voivod – Killing Technology

Discográfica: 

Noise Records

 

Fecha de edición:

3 de abril de 1987

 

Componentes:

Snake (Denis Bëlanger) – Voz
Piggy (Denis D’amour) – Guitarra
Blacky (Jean-Yves Thériault) – Bajo
Away (Michel langevin) – Batería

Como más o menos todo el mundo sabe, Voivod es un grupo canadiense del área de Quebec (Jonquière) cuya larga discografía (que abarca ya más de cuarenta años) es sinónimo de cambio y evolución. Se trata de uno de esos grupos que no repiten el mismo disco, pero que a la vez no incurren en cambios excesivamente drásticos de uno a otro, si no que dicha evolución se aprecia mejor con la perspectiva del tiempo, ya que podemos darnos cuenta de que con el paso de los años, Voivod han ido cumpliendo capítulos y dejando tras de sí etapas bien diferenciadas, para luego volver (de manera más o menos evidente) a su propio pasado. Los canadienses han estado mayormente asociados al thrash metal, pero sin ser el típico ejemplo habitual del género, dado el aire futurista, postapocalíptico, de ciencia ficción y progresivo de su trabajo. Todo esto puede sonar más o menos recurrente a día de hoy, pero no creo que fuese algo fácil de digerir en la primera mitad de los ochenta. Por no hablar del enorme y poco común (también para la época) protagonismo del bajo de Blacky y, sobre todo, de la inusual y disonante labor del tristemente fallecido guitarrista Piggy, uno de esos músicos adelantados a su tiempo y con un estilo absolutamente original cuya comparación con cualquier colega del género se hace bastante difícil. Un elemento absolutamente clave para que Voivod hayan llegado a ser una entidad tan original. Todo esto, unido a la personalidad del cantante Snake (junto a Blacky, la vertiente quizás más punk del grupo) y al trabajo del batería Away, que abarca también lo relacionado con la imagen de la banda canadiense a todos los niveles (logos, portadas, etc), hace de Voivod un grupo prácticamente único.

Discos de futurista metal industrial? Voivod los tienen, en su época con Eric Forrest (apodado E-Force). Thrash progresivo, distópico e innovador? También, gracias a la relativamente reciente aportación de otro genial músico como Dan Mongrain (Chewy, quien sustituye a Piggy), más la del bajista Dominique Laroche (Rocky). Música centrada en patrones más rockeros y sencillos? Ahí están estos personajes y sus discos con Jason Newsted (Jasonic). Incluso tienen un álbum que difícilmente podría etiquetarse como heavy metal (Angel Rat, de 1991), y ahora mismo vienen de hacer una serie de conciertos en Canadá en los que han repasado su trayectoria junto a una orquesta clásica.

Tienen de todo. Pero lo que se va a comentar aquí es el disco que yo considero como el más netamente thrash del grupo, y también, con mucha seguridad, mi preferido de todos. Se trata de Killing Technology, su tercer álbum, editado en 1987. Antes habían llegado el amenazante War & Pain, de 1984, y el muy punk y desenfrenado Rrröööaaarrr (1986), que, dado su carácter y la tendencia evolutiva del grupo, sirve de lógica antesala a Killing Technology, un trabajo que, a pesar de como ya he dicho, ser lo más parecido a un disco de thrash habitual de la época, mantiene un aura y una personalidad completamente propias.

Antes de nada, comentar que el vinilo original contenía sólo siete canciones, con las tres primeras formando la conocida como “Killing Side”, y las otras cuatro, que hacían la cara B (Ravenous Side), pero sucesivas ediciones en CD, etc, fueron incluyendo los temas “Too Scared To Scream” y “Cockroaches” (cada uno de ellos al final de cada cara anterior), extraídos ambos de un Picture Disc llamado Cockroaches, que se había editado un poco antes, ese mismo 1987.

Hace un momento hablaba del aura especial de este disco (y del grupo en general), impulsado de manera superlativa por el trabajo de Away (quien hasta tiene al menos un libro dedicado a su labor como dibujante), que encuentra en la portada de este disco uno de sus puntos álgidos, con la imagen de ese lord espacial de tradición vampírica llamado igual que el grupo (término que proviene del eslavo Voivode, y que se refiere, entre otras cosas, a un líder militar), manejando una nave espacial desde dentro. Portada icónica y genial donde las haya, que tiene su réplica en el dibujo de Away para ilustrar la reciente caja Forgotten In Space (2022), en cuya cubierta se ve una imagen parecida, pero desde fuera de la nave, con el siniestro personaje mirándote de frente, en vez de a los mandos. Y si alguien tiene la posibilidad de echar un vistazo al interior de dicha caja, se puede ver cómo, mientras que en Killing Technology lo que aparece delante de la nave son tres planetas blancos, en la imagen que se ve dentro de la caja aparece algo parecido, pero con el Voivod de espaldas y lo que parece ser la Tierra en frente de él. Una curiosidad más. Y por si no fuera suficiente la importancia de este disco de cara a contribuir al estatus legendario de sus creadores, el propio tema título inicia el disco con casi un minuto de tenebroso sonido ambiental y los pitidos de una máquina, que desembocan en una voz mecánica que pronuncia la frase “We Are Connected”, convertida desde hace mucho en parte de esa leyenda y en nexo para los seguidores del grupo. Cuando el tema empieza, la locura lo hace con él y ya no hay vuelta atrás. Mucha velocidad y un sonido que tiene mucho en común con otras de las geniales producciones del maestro Harris Johns (el propio grupo ayuda en la coproducción del disco) para grupos thrash de la época, unos cuantos de ellos en la propia parrilla de Noise (Kreator o Tankard, por ejemplo). Tras cinco minutos, Away maltrata su kit, Snake parece delirar y la canción termina. Pero sólo para tomar prestado otro minuto y medio en el cual este tema podría pasar por otro distinto, de no ser por la famosa voz inicial que insiste en recordarnos que estamos todos conectados.

“Overreaction” deja claro que el bajo de Blacky no está sólo para hacer de ancla y reforzar la sección rítmica. En manos de este músico es un arma de destrucción masiva y así se pone de manifiesto en la propia intro del tema. Los peculiares acordes de Piggy hacen el resto y la sección intermedia es impagable (“We’re lucky, we die Young”). “Tornado” es de mis preferidas. Teniendo en cuenta que este disco es bastante homogéneo en cuanto a sus niveles de agresión, los de este tema están entre los más altos, teniendo más en común con el tema titular que con “Overreaction”, por ejemplo, gracias a las ráfagas speed / thrash de las estrofas y a un estribillo mítico.

El primero de los temas extra es el ya mencionado “Too Scared To Scream”, que pasa por ser el menos interesante del conjunto, en mi opinión. Pero claro, lo que es bueno para Voivod es sobresaliente para la mayoría, y esta canción sigue siendo genial, con el incesante doble bombo de Away liderando el asunto, lo que no deja de ser una constante en todo el disco.

El inicio de “Forgotten In Space”, hasta el momento en el que Snake grita eso de “All systems go!” es un perfecto ejemplo de lo que Voivod significan para mí. Esos veintiún segundos me recuerdan a escenarios apocalípticos de ciencia ficción, tipo aquella escena de la segunda parte de la saga Terminator (James Cameron) en la que Sarah Connor sueña con una explosión apocalíptica, o aquella genial saga de videojuegos llamada Doom. Además, el tema parece tratar sobre una especie de cárcel espacial. Esta canción se centra en aspectos más progresivos del grupo, con una serie de aportaciones de Piggy que supongo que serían más que innovadoras en 1987. Una locura total, como la de los presos de dicha cárcel. El título lo dice todo.

Este disco es el hogar de cuatro de las canciones más conocidas del grupo, al menos si se atiende a su más o menos habitual aparición en los conciertos de Voivod hasta el día de hoy. Las dos primeras serían “Killing Technology” y “Overreaction”, y las otras dos, las siguientes: “Ravenous Medicine” y “Order Of The Blackguards”. Ambas ponen de manifiesto que este grupo, entre otras cosas, también debe tener algunas de las canciones con nombres más molones de la historia del género. «Ravenous» tuvo su propio videoclip, lleno de ilustraciones de Away y en el que Snake nos presenta el particular hospital al que se refiere el tema. El riff principal es simplemente oro y es increíble que una canción tan histérica e insana como ésta pueda ser el momento más asequible del álbum en cuanto a su sonido se refiere. «Order» contiene otro riff antológico de Piggy, mientras que Snake (lejos de ser tu típico cantante habitual) sigue a lo suyo, muchas veces hablando o gritando más que propiamente cantando. “This is not an exercise” es otra de mis preferidas, siendo otro tema extenso en el que hay de todo, y todo bueno. Desde el alucinante asalto thrash que acontece tras el primer minuto, pasando por un momento que me recuerda al inicio de «Forgotten In Space», más o menos en la primera mitad del quinto minuto, hasta el brutal bajo de Blacky, muy en la línea del principio de “Overreaction”. Cierra las hostilidades el otro tema extra, “Cockroaches”, siendo el más breve de todos. Bastante punk su chocante estribillo y más que disfrutable en su conjunto. El altísimo nivel del grupo, en todos los frentes, durante estos cerca de cincuenta minutos es, como poco, llamativo.

Voivod darían un paso más en su ejemplar carrera con otra maravilla, Dimension Hatröss, que tardaría en ver la luz la friolera (entre comillas) de catorce meses, más o menos. Es otro disco y es otra historia, pero es simplemente salvaje el hecho de que el propio grupo fuese capaz de, no sólo crear un álbum como Killing Technology, si no de darle continuación con la mayor brillantez posible sólo un año después, hasta el punto de que Dimension puede incluso ser su disco más reconocido.

Texto: Diego Torres

Temas:

1.Killing Technology
2.Overreaction
3.Tornado
4.Too Scared To Scream (Bonus Track)
5.Forgotten In Space
6.Ravenous Medicine
7.Order Of The Blackguards
8.This Is Not An Exercise
9.Cockroaches (Bonus Track)

By Redacción Metal Hammer

Metal Hammer és una marca legendaria en toda Europa en cuanto a la difusión de la escena del hard rock y heavy metal. El primer número de la revista se editó en diciembre de 1987.

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