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Madball: Hardcore brutal y sin miramientos

Banda: MADBALL + LA GUADAÑA + KOLPEKA
Lugar: Jimmy Jazz (Vitoria) – 15 de mayo de 2025
Promotor: HFMN
Fotos: Oiane Díaz
Texto: Álvaro Foronda

El final de la primavera está llegando repleto de conciertos contundentes. Si hace escasamente unos días Bad Religion visitaban Bilbao junto a Agnostic Front, otra banda referente en este estilo, Madball, lo hacía el jueves 15 de mayo en la ciudad vecina, Vitoria, dispuestos a no dar respiro a los amantes de este género.

De hecho, muchos conocemos la historia de cómo surgió Madball: más o menos como una ‘ramificación’ de Agnostic Front cuando Roger Miret comenzó a darle la oportunidad de hacerse con el micrófono a Freddy Cricien durante los shows de la banda neoyorkina. Sea como fuere, lo cierto es que Madball llevan dando guerra desde 1988, lo que significa más de 35 años sobre los escenarios, una auténtica barbaridad.

Y dicho esto, llegaba la hora de verles en Vitoria. En la antesala del The Reconstruction Tour 2025, en el que los neoyorkinos comparten cartel con bandas como Comeback Kid o Pennywise, Madball anunciaba un par de shows previos: el primero de ellos en Madrid el 14 de mayo en la sala Copérnico y, el segundo, en la capital alavesa el día 15.

Sabiendo lo que probablemente nos deparaba la noche –saltos, pogos y gente volando entre el público– nos acercamos hasta la Jimmy Jazz algo antes de la apertura de puertas, prevista para las ocho de la tarde. Incluso siendo jueves, era posible observar cómo un buen puñado de gente se arremolinaba en las inmediaciones del recinto. Poco a poco, tras la apertura, los asistentes fueron entrando y se percibían las ganas en el ambiente.

Los encargados de calentar motores serían la banda de Gernika, Kolpeka, formación jovencísima que comenzó a tocar cuando sus miembros apenas contaban con catorce o dieciséis años y se conocían entre ellos de patinar. Con este espíritu corriendo por sus venas, nos trajeron un punk rabioso que ya plasmaron en su único álbum hasta la fecha, Amorruz Beteta, que vio la luz en 2022. Y para ser fieles a ese grito de guerra Amorruz Beteta –“llenos de rabia” en euskera– se dejaron la piel sobre el escenario, entre riffs y una energía descomunal. Aunque la sala aún no estaba demasiado llena, fueron capaces de mover a los que estaban ya allí y arrancar la noche antes de La Guadaña, segundos en pisar el escenario de la Jimmy Jazz.

Y aunque muy breve, Kolpeka, como decíamos, sirvió de pistoletazo de salida. Para las nueve y veinte, tras realizar los cambios pertinentes, llegaban La Guadaña, banda de El Masnou que, en apenas un mes estarán tocando también junto a Slapshot, otros referentes en el estilo. Directos y a degüello, los catalanes abrieron sin ninguna floritura: hardcore en estilo puro. Con el público aún un poco frío, aunque ya había crecido en número considerablemente, los temas fueron sucediéndose uno tras otro entre riffs potentes y letras que denuncian la crueldad que reina en el mundo. Con su primer LP en proceso de elaboración, hicieron un buen concierto, derrochando energía por todas las esquinas. Sin mucho miramiento, cerraron su show para dar paso a los protagonistas de la noche: Madball.

Algo después de las diez y media de la noche, los chicos de Freddy Cricien se subían al stage de la Jimmy Jazz entre el alboroto que sus fans estaban organizando a pie de pista. Con los ánimos ya caldeados por los anteriores conjuntos, era la hora de desbrozar por completo la velada. Y no titubearon ni un instante para lanzarse a los leones y es que, desde el primer segundo se entregaron por completo a su público. Con una interacción continua por parte del bueno de Freddy, que no paró en ningún momento –su energía proviene de otro planeta–, los asistentes respondieron con creces a esas ‘invitaciones’ a generar mosh pits y crowdsurfing. Y eso que la Jimmy Jazz no es una sala demasiado grande, pero dio para mucho.

Con los riffs de Mike Gurnari –el miembro de más reciente incorporación a la banda, en 2018–, acompañados por un bajo que se escuchaba una barbaridad y un Mike Justian aporreando la batería como si no hubiese un mañana, los temas fueron volando a la misma velocidad que lo hacían los fans por los aires de la sala. Con los nueve álbumes de estudio que acarrean a sus espaldas, los neoyorkinos tenían la complicada tarea de equilibrar un setlist en el que pudiesen alternar cortes de toda su carrera. 

Y así lo hicieron, iniciando su show con la que se ha convertido en todo un clásico “Can’t Stop, Won’t Stop”, remontándose al año 2000 y su Hold It Down, y tirar de otros dos cortes de ese mismo trabajo como trío de apertura: la homónima “Hold It Down” y “Confessions”. Según avanzaban los minutos fueron incluyendo sencillos como “Infiltrate the System” o “For My Enemies”, algo más recientes, mientras los fans subían al escenario para cantar con Freddy, hasta llegar a juntarse más de una decena de personas sobre el modesto stage alavés. 

No podemos pasar por alto el meritazo que tiene Freddy y sus dotes como frontman, no solo a la voz, sino también por su carisma y actitud sobre el escenario. Él es Madball. Interactuando en nuestro idioma en los intervalos de todas las canciones, como no podía ser de otro modo; incluso reivindicando ciertas cuestiones políticas sobre su país u otras cuestiones de actualidad, bordó la actuación y logró que nos fuésemos a nuestras casas con una enorme sonrisa y habiendo disfrutando a tope de la noche. Nos engañaron despidiéndose antes de tiempo, pero volvieron a subirse al escenario para tocar un encore y emplear como cierre la habitual “Doc Marten Stomp”, de su Hardcore Lives de 2014.

Harcore sin miramientos, directo, brutal y fulminante. Así es como se puede catalogar una noche como la vivida en la Jimmy Jazz. Tres bandas muy equilibradas que fueron de más a menos con unos Madball que lo bordaron tanto en ejecución como en actitud. Un Freddy Cricien que sigue siendo protagonista inigualable en sus shows, con un carisma rebosante. Ojalá vuelvan pronto.

By Redacción Metal Hammer

Metal Hammer és una marca legendaria en toda Europa en cuanto a la difusión de la escena del hard rock y heavy metal. El primer número de la revista se editó en diciembre de 1987.

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