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Salvador Domínguez: «Estoy ultimando un libro atípico, sorprenderá , creo que no existe nada parecido»

Si queremos hablar de la guitarra de rock de este país tenemos que hablar de Salvador Domínguez, guitarrista de blues y rock, compositor, escritor y productor. Con mas de 50 años de carrera a sus espaldas en bandas tan memorables como son Banzai , Tarzen , como guitarrista de Miguel Rios y una extensa carrera en solitario. Un autentico placer poder compartir unas palabras con el y que nos hable del pasado, el presente y el futuro de su carrera , y sobre el rock y metal en nuestro país. Extracto de la entrevista a cargo de  Rubén Rosinos  en Metal Hammer 414.

Es un placer poder hablar contigo de nuevo Salvador, cincuenta y tres años desde inicio de tu carrera como guitarrista profesional en diciembre 1970 con tu incorporación a la tu primera banda Los Canarios, ¿Cómo sienta saber que eres parte de la historia del rock de este país? ¿Qué te queda de estos 53 años dando caña? 

Miro atrás y me parece que fue ayer. Todo está muy fresco en mi memoria a pesar del paso de los años. En aquel divino momento, Jimi Hendrix acababa de fallecer, Cream llevaban un par de años disueltos y Eric Clapton había escogido llevar una carrera solista mucho más pausada. Por su parte, Jeff Beck estaba en un hospital tras sufrir un grave accidente automovilístico con su hot rod a las afueras de Maidenhead, que le mantuvo muchos meses fuera de la circulación. 

Mis tres referentes musicales habían desaparecido de repente. Sin embargo, surgieron otros nuevos: Led Zeppelin, Free, Taste, Humble Pie, Deep Purple, Mountain, Cactus, Johnny Winter And …. E inclusive comenzaron a desarrollarse nuevos estilos que hasta entonces no habían existido, como el Jazz Rock, inventado por Miles Davis en su álbum “Bitches Brew”, el Rock Progresivo, el Rock gamberro de MC5 y The Stooges o el mismísimo Glam Rock.

El momento creativo era impresionante. En mi opinión, nunca ha vuelto a suceder nada parecido, si exceptuamos la irrupción del Punk, el New Wave y el resurgimiento del Heavy Metal a finales de los años 1970. Doy gracias a Dios por haberme permitido presenciar ambos movimientos y formar parte de ellos.

Tras tantos años en la carretera te da para vivir muchas cosas, ¿Qué retos has enfrentado a lo largo de tu carrera y cómo los has superado?  

Retos los encuentras continuamente. Desde que eres chaval y decides dedicarle ocho horas diarias a tocar la guitarra en vez de irte de juerga con los colegas y ponerte tibio de todo. Siempre me he tomado esto como una profesión muy seria, porque no me gusta salir colgado a un escenario.

El público que ha pagado su entrada no tiene la culpa de eso, aunque reconozco que en mis primeras actuaciones y debido a la inercia general de la época, salía completamente ciego de lo que cayera en mis manos, hasta que me di cuenta de que así no iba a durar mucho tiempo vivo o fuera de un psiquiátrico.

También tendrás cosas positivas y vivencias geniales, ¿puedes contarnos alguna anécdota divertida que recuerdes con especial cariño? 

Si tocas en una banda de Rock lo más factible es que las anécdotas divertidas sean muchísimas. La música que generas con tus compañeros, la vida en la carretera, las grabaciones en buenos estudios con estupendos profesionales, la camaradería y los fiestones nocturnos con chicas lindas te hacen sentir genial. Son las chungas las que se te quedan grabadas en la mente, al menos en mi caso.

Hay un par de ellas que fueron especialmente difíciles: En una ocasión, paramos a comprar pilas para mi afinador en una tienda del centro de Detroit, Michigan -que ya por entonces era una especie de ciudad fantasma- y nos encontramos al vendedor sangrando como un cerdo y con un cuchillo enorme clavado en la espalda. El hombre nos hizo señas para que nos fuéramos, porque ya había pedido auxilio, pero enseguida llegó una ambulancia acompañada por varios coches policiales. Entonces, volvimos a la furgoneta y nos dirigimos hacia el Fox Theatre, donde teníamos un concierto aquella tarde-noche. 

 Otra vez, en Houston, Texas, al regresar al motor lodge en el que nos hospedábamos, nos encontramos con los SWAT (Special Weapons and Tactics: unidad de policías de élite equipada con ametralladoras, fusiles de asalto, rifles de francotirador, escudos antibalas, visión nocturna, etc.) entrando a saco en la habitación contigua, desde donde les contestaban con más disparos de armas automáticas. Y nosotros en medio de aquel fuego cruzado. Cosas así no son muy normales en la vida cotidiana. ¿No te parece? Estas son sólo dos de las aventuras que disfrutábamos día a día en Estados Unidos. Las que vivimos en Latinoamérica creo que es mejor no contarlas … (risas)»

Tanto con tu música y como tus manuales de guitarra, primeros editados en castellano, has influido en grandes guitarristas de la escena del rock y el metal patrio. Pero háblanos un poco de donde viene tu carrera, ¿Cuáles son tus influencias y como se empezó a forjar el veterano músico que eres ahora?  

Aparte de las jóvenes bandas californianas de surf (The Surfaris, The Bel-Airs, The Chantays, The Tornados, The Beach Boys …), mis primeras influencias fueron los grupos británicos surgidos en 1964, durante lo que la prensa estadounidense definió como “La Invasión Británica”:  The Beatles, Dave Clark Five, The Animals, Manfred Mann y, sobre todo, The Kinks, cuyos potentísimos riffs en staccato me volvían loco. Aquella fascinación se prolongó durante todo aquel año.  Fue entonces cuando me topé de bruces con el blues / rhythm and blues de The Rolling Stones, Paul Butterfield Blues Band y, muy especialmente, de The Yardbirds, cuyas grabaciones me mostraron lo excitante que podía llegar a ser un solo de guitarra interpretado por Eric Clapton o Jeff Beck.

Realmente, para mí, todo empezó ahí. The Who y su propuesta “autodestructiva” MOD fue también una gran influencia. Su puesta en escena cargada de violencia era el no va más ….  Todo esto me llevó a formar mi primer grupo en el verano de 1966, en Caracas (Venezuela), con dos compañeros de clase y un vecino.

Teníamos 13 y 14 años, nos bautizamos como The Horsebreakers, en clara alusión a los Bluesbreakers de John Mayall y no te quiero contar la excitación tan maravillosa que sentíamos en nuestros pequeños cuerpos. Después de eso, y como ya te comenté en tu primera pregunta, me enganché locamente a la música de Cream, The Jimi Hendrix Experience y The Jeff Beck Group, que para mí eran y siguen siendo La Santísima Trinidad (risas).

En tu opinión, ¿Cómo ha evolucionado la escena del rock y el blues en España a lo largo de los años? ¿Qué espera a las futuras generaciones del rockeros? 

La evolución ha sido impresionante. Las nuevas generaciones vienen pisando muy fuerte, tanto en el aspecto técnico como en el creativo, pese a la basura de música que impera comercialmente en la gran mayoría de plataformas digitales, cosa que no creo les importe mucho a los jóvenes músicos, porque en Internet oigo cosas francamente imaginativas, ya sea en el campo del pop o del rock, que me gustan mucho.  El único problema que pueden tener esos chicos y chicas tan talentosos es sobresalir entre toda la marabunta de lanzamientos o subidas diarias. Y es que, como dijo Bob Dylan, los tiempos están cambiando …  y cómo.

Ahora mismo tu antiguo compañero Miguel Ríos se encuentra de gira 40 aniversario del Rock and Ríos, se te añora sobre el escenario, ¿cabría la posibilidad de volver a verte tocando tu fender o tus míticas Gibson? 

Creo que Miguel termina su gira en octubre y yo llevo varios meses escribiendo un nuevo libro que requiere toda mi atención.  Lamentablemente para mí, no sé compaginar ambas funciones. Es decir, si escribo no puedo tocar, porque solo pienso en palabras y no en notas musicales, y si toco no puedo escribir, porque solo pienso en armonías, escalas y acordes. Como todavía me quedan un par de meses para terminarlo, no podré estar junto a él, celebrando el 40 aniversario de aquel fantástico “Rock and Ríos”. Ya me hubiese gustado, porque se lo están pasando del carajo y, además, en el repertorio figuran cuatro composiciones mías (la música) y de Miguel (los textos): “Banzai”, “Reina de la Noche”, “Rocanrol Bumerang” y “La Ciudad de Neón”.

Desde la publicación de tu último álbum “Recuperemos la ilusión” con que hiciste una serie de conciertos en territorio nacional, solo has publicado cuatro temas en la plataforma YouTube. ¿Queda algo más de ese material por publicar o tienes intención de continuar con esa dinámica de singles en formato digital para todos tus seguidores? 

Todo va muy deprisa y hay que ver por dónde van a ir los tiros dentro del fagocitante mundo del consumo musical. Mi idea primaria era ir sacando singles periódica y finalmente publicarlos todos juntos en un CD, pero prefiero ir tomando decisiones de acuerdo a cómo van desarrollándose los acontecimientos, porque, ahora mismo, los discos son un soporte exclusivo para coleccionistas.   Esos cuatro temas no sólo están en YouTube, también puedes encontrarlos en Spotify y se los recomiendo a todos los amantes del rock.

Quedé muy contento con los resultados, porque no escatimé ni un euro en su producción, puesto que utilicé los mejores estudios y contraté a un maestro en hard rock, como es el ingeniero y productor inglés Stuart Epps (Led Zeppelin, Bad Company, The Firm, Jeff Beck, Alvin Lee, Twisted Sister, Vandenberg, Wishbone Ash …) para que los mezclara y masterizara.

Saliéndonos  un poco de la escena nacional, tuviste un proyecto muy ambicioso con vistas internacionales como fue Tarzen, una de las primeras incursiones de una banda de origen español con clara intención de lanzarse a la escena internacional. ¿Qué puedes contarnos de aquellos años y cómo los viviste? 

Estábamos en 1985 y la escena de rock en España había dado un bajón realmente importante, los conciertos de HEAVY METAL escaseaban. Como teníamos mucho tiempo libre, comencé a escribir temas con Danny Peyronel (ex Heavy Metal Kids, ex UFO) que había entrado con nosotros un año antes para hacerse cargo de los teclados. Con nosotros grabó el segundo álbum de BANZAI, “Duro y Potente” (1984). A esos jams se unió su hermano, el baterista Michel Peyronel, que acababa de llegar a España procedente de Buenos Aires, tras la primera ruptura de Riff, el grupo más importante en la historia del rock pesado argentino. Así, a lo tonto, montamos un potentísimo repertorio, a la vez que personalmente nos sentíamos muy bien juntos, por lo que pensamos en montar una banda paralela a Banzai, ya que nuestros compañeros José Antonio Manzano y David Biosca residían en Barcelona y Danny y yo en Madrid. Sin embargo, nos faltaba un bajista para redondear la idea, lo cual pudimos solucionar gracias a Bruce Dickinson, charlando con él en el camerino, tras un concierto de Iron Maiden en Madrid, nos dijo: “Hablad con Ralph Hood. Es un gran bajista, un tipo estupendo, hemos sido compañeros de piso y su grupo Grand Prix acaba de disolverse. Este es su número de teléfono”.  

Al día siguiente, hablamos con Ralph y le invitamos a pasar unos días en Madrid, en casa de Danny, para ver si le atraía nuestra historia. Cuando tocamos juntos los cuatro nos dimos cuenta de que los temas sonaban como una apisonadora, así que nos metimos en un estudio de Madrid y grabamos cuatro de esos temas.

A continuación, Danny se fue a Londres a presentarle el trabajo a Phil Carson, director de Atlantic en Europa, quien automáticamente fichó al grupo y nos recomendó que su antiguo socio, Dave Dee, se hiciera cargo de nuestro management. No en vano ellos dos habían sido quienes contrataron y lanzaron a AC/DC en el Reino Unido diez años antes.  Acto seguido, Carson organizó la grabación de nuestro primer álbum, en los estudios Sol, propiedad de Jimmy Page, con quien mantenía una fluida relación como director de Atlantic que era, y ya había mandado a grabar a ese estudio a otras dos bandas fichadas por él: Twisted Sister y Vandenberg, aparte del grupo que tenían por aquel entonces Jimmy y Paul Rodgers: The Firm, con quienes coincidimos en el estudio. El ingeniero de sonido y coproductor fue Stuart Epps, un profesional increíble, el cual ha coproducido los cuatro singles que he publicado en estos últimos tres años, como ya te he comentado anteriormente.

 Después de aquello, Tarzen giramos por Estados Unidos, Europa y Latinoamérica; en 1988, publicamos nuestro segundo LP, que grabamos en Londres, Los Ángeles y Buenos Aires, y finalmente nos disolvimos en Buenos Aires en 1991. Yo regresé a España en 1992 y retomé mi carrera solista, que había abandonado en 1981 para formar BANZAI.

Hoy en día tenemos bastantes grupos que giran a nivel internacional, ¿Crees que tenemos más fácil las nuevas generaciones el acceso a publico internacional? ¿Hay alguna banda actual que sigas en especial o que te llame la atención? 

Claro, desde luego que es más fácil, sobre todo al no depender de una compañía discográfica, sino de sus propios cojones. Hay muchos grupos y músicos españoles girando internacionalmente. A unos les va estupendamente, a otros no tanto, pero la historia en sí ya es un grandísimo logro. Hay decenas de bandas hispanoparlantes que sigo con gran atención y me vas a perdonar, pero son tantas que no cabrían en esta entrevista. Sus componente saben a cuáles me refiero, porque intento mantenerme en contacto con ellos.

Si seguimos hablando de tus publicaciones escritas, eres autor de los primeros manuales de guitarra moderna en castellano y editados en España, “La jungla de las seis cuerdas” y  “Psicópatas del mástil”. Desde tus inicios en la guitarra y con tu experiencia, ¿cómo crees que ha cambiado el instrumento y la forma de aprender? ¿Lo tenemos más fácil las nuevas generaciones para aprender el instrumento?  

Por supuesto que lo tenéis mucho más fácil. En Internet encuentras miles de tutoriales de guitarra, ya sean de rock, blues, jazz, folk o country music. Todo depende de lo que quieras hacer con tu guitarra. Hay gente que solo pretende aprenderse unas cuantas canciones de sus grupos favoritos para divertirse en su casa, amenizar alguna fiesta casera o tocar con los colegas en el parque más cercano.  Luego están los que quieren aprender lo más posible para poder dedicarse profesionalmente a ello algún día. Buscan asimilar todas las técnicas posibles y aprender los fundamentos teóricos de la música para comprender realmente lo que están haciendo.  Este tipo de alumno es el que a mí realmente me importa, por decirlo de algún modo. Es para ellos que he escrito mis métodos de guitarra, que han tenido y siguen teniendo un éxito sensacional, y a quienes doy las gracias por confiar en mi capacidad, tanto musical como didáctica. Ya sabes: Aprende primero las reglas y después, si quieres, puedes romperlas, que es lo primero que digo cuando imparto un clinic o masterclass de guitarra.

Antes has comentado que estabas terminando un nuevo libro, ¿qué puedes contarnos de él y cuándo podremos tenerlo en nuestras manos? 

Es un libro atípico, pues creo que no existe nada parecido. Analizo el negocio discográfico desde la aparición del fonógrafo y del gramófono y su desarrollo a través de una época en la que en el mundo surgía una pujante industria del ocio, con la fotografía, el cine y la radio, inventos que experimentarán asombrosos avances técnicos. Descubrirás a una serie de artistas, compositores, productores, arreglistas, grupos y orquestas que irán dando forma al showbiz tal y como lo entendemos hoy en día cuya música era francamente maravillosa y pienso que sería una putada que cayesen en la indiferencia o en el olvido por lo buenos que eran. Al final de la revisión de cada protagonista incluyo una amplia lista con su discografía más selecta para que el lector pueda consultar su música en Spotify y, en muchos casos, sus vídeos en YouTube. El libro pienso publicarlo a través de Amazon para que se pueda pillar en cualquier parte del mundo hispanoparlante.

¿Tienes algún consejo especial para los músicos o jóvenes guitarristas que desean diversificar sus habilidades y proyectos, como tú lo has hecho? 

Sí, que sean felices y siempre hagan caso a los dictados de sus corazones. Mi respeto y cariño para todos ellos … y ellas, que son muchísimas.

Un placer compartir esta charla contigo, seguimos esperando noticias tuyas en breve.  

El placer ha sido mío, querido amigo …

By Ricard Altadill

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