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La Fórmula Tankard

Thrash Metal will never die!

Los alemanes Tankard siempre han pasado un poco de puntillas, al menos en cuanto a éxito y popularidad, con respecto al resto de integrantes del grupito formado por las cuatro bandas más importantes del thrash metal teutón. Verdaderamente, no llego a comprender este tema con relación a Destruction, pero también es cierto que de los cuatro, ellos son los que menos he escuchado y no estoy muy puesto en cuanto a su nivel en esos términos. Y en lo que respecta a Kreator y Sodom no hay duda, ya que ellos son los primeros y, probablemente, en ese orden.

Pero todos estos temas son completamente subjetivos, y al igual que valoro las carreras de grupos como Overkill o Testament (a la larga y teniendo todo en cuenta) por encima de las de cualquiera de las bandas que conforman en grupo homónimo de las cuatro bandas más grandes de este género al otro lado del charco, Tankard son más importantes para mí que sus colegas alemanes, sólo con el permiso de Sodom (a los que habitualmente pongo a la par, pero de los cuales me queda aún discografía por completar).

Todo esto tiene mucho que ver con el aspecto gamberro y humorístico del grupo, independientemente de su querencia por hablar de cerveza y todo eso, ya que aunque Tankard no sean ajenos a temas sociales en sus letras, están muy alejados del nivel de compromiso de los otros tres grupos con temas políticos, bélicos o simplemente violentos. No me disgusta lo otro, pero los de Frankfurt me alegran la vida con sus bufonadas. Y luego está la habilidad como músicos, un tanto infravalorada desde siempre, con respecto a sus colegas y creo que precisamente por eso, por esa actitud que hace que la gente los tome menos en serio.

Además, de todos los grupos americanos y alemanes ya mencionados, sólo Overkill tienen más discos de estudio que ellos, lo que supone un compromiso más que importante con su arte por parte de un grupo que creo que ni siquiera a día de hoy puede dedicarse profesionalmente a la música a tiempo completo. Esto no hace más que aumentar mi respeto por ellos.

Muchos de esos dieciocho álbumes de estudio se pierden en la memoria colectiva del aficionado medio que no esté muy interesado en Tankard, y es que todo el mundo presta atención a según que grupos y ellos no han logrado el nivel de éxito necesario como para que les pase lo mismo. No pasa nada, y al contrario que la inmensa mayoría de sus colegas contemporáneos en cualquier parte del mundo (igual que Sodom, por cierto, y por eso no es casualidad que mi aprecio por estos sea también mayor), este grupo ha experimentado cero desviaciones en su música y una completa dedicación al género que en su día escogieron, a pesar del Grunge, del Groove, de cualquier otra cosa que apareciese en los noventa o qué sé yo. Sí, hay detalles que indican una mínima variedad, se puede cuestionar la mayor o menor calidad de alguna de sus entregas, sólo faltaba, y hasta yo señalo un par de discos en su discografía como puntos más bajos, al menos en cuanto a nivel de intensidad (y ambos me gustan), pero lo que he comentado supone que en su trabajo no haya ningún Load, Risk, Endorama o The Least Succesful Human Cannonball, por nombrar algún ejemplo, y ni siquiera ninguna de las inclinaciones temporales por sonidos más modernos que llegaron a experimentar grupos como Slayer o los mismos Overkill.

No se trata de polemizar. El tiempo pasa para todos y entiendo la necesidad de adaptarse, cambiar por motivos artísticos o, simplemente, ganar más dinero, y mientras que hay aficionados de ciertos grupos que reniegan de esas épocas más polémicas, hay otros que están encantados con cualquier momento de la discografía de su grupo preferido. Hay para todos y eso es lo bueno. Y yo mismo (considerándome bastante purista, de la vieja escuela y con un oído poco amable con según qué innovaciones) he escuchado ciertos discos y he pensado que no están tan mal. Lo que quiero decir es que si lo que más se valora es la estabilidad musical, la consistencia y la dedicación al género, Tankard son gente que se merece su cuota de atención. Recuerdo que, la única vez que he podido verlos, el bueno de Gerre terminó el show gritando a la multitud Thrash Metal will never die!, y creo que eso resume bastante bien todo lo comentado.

Two-Faced (1994)

El disco a comentar, Two-Faced, pertenece aún a la primera época del grupo, aquella que los vio debutar de la mano de Karl Ulrich Walterbach en Noise Records, y del famoso productor alemán Harris Johns, quien llegaría a producir los primeros nueve discos de la banda, entre otras cosas.  Casi todo el mundo conoce y valora aquí los tres primeros, ese trébol que es considerado por muchos como un pico de calidad que ni ha sido igualado ni lo será jamás, formado por Zombie Attack (1986) y sobre todo por los absolutamente grandiosos Chemical Invasion (1987) y The Morning After (1988). Puedo estar más o menos de acuerdo con todas esas afirmaciones.

Two-Faced es el sexto, y un disco bastante peculiar por varios motivos y coincidencias. Para empezar, porque creo que es el disco más oscuro de aquellos años en los que el grupo era aún bastante joven, menos popular incluso que el siguiente The Tankard (1995), último con Noise y uno de esos dos puntos más bajos ya señalados que, en mi opinión, tiene el grupo.

Es, además, el último álbum del batería Arnulf Tunn con Tankard, y también del guitarrista y miembro fundador Axel Katzmann. El primero, un músico genial que ya había participado en The Meaning Of Life (1990) y Stone Cold Sober (1992), en sustitución del original Oliver Werner, y el segundo, un elemento de equipo sin el que no se puede entender el sonido de esa primera época del grupo, gracias al tándem formado con Andreas Boulgaropoulos (me encanta el tono de ambos en este disco), algo que se perdería tras esa salida. Desconozco los motivos de la marcha del primero, pero en el caso de Katzmann parece que ésta fue propiciada por una artritis bastante seria. Lo curioso es que él y Tunn formarían, junto a un tal Adrian Hahn, otro grupo de thrash metal llamado Nemesis, que en 1997 sacaría un disco bastante interesante y breve de igual título. Esta banda parece ser la única aventura musical de ambos aparte de Tankard.

Luego está el hecho de ser Two-Faced el primer disco del grupo, y puede que el único en toda su carrera, en el que no haya ni una canción propia dedicada al alcohol. Se habían vuelto un grupo serio? Puede que diese esa sensación si se tienen en cuenta las letras, pero para el aficionado que no entendiese el inglés o no estuviese interesado en estos temas, la sensación es la misma.

Y también, para terminar, este disco ha sido largamente ignorado por el grupo a la hora de presentarlo en directo, y desde hace mucho. Imagino que las cosas no serían así en su día, pero así como en la actualidad es fácil encontrar en el repertorio del grupo al menos una canción de más o menos los cinco primeros discos, de éste no hay nada. Y esto ha venido siendo así más o menos desde principios de este siglo.

Sin embargo, creo que la portada de Sebastian Krüger, quien ya había dibujado todas las del grupo, a excepción de Zombie Attack (y que volvería a ilustrar alguna posterior más), es bastante identificable. No sé por qué, pero me lo parece, quizás por el recuerdo de la época, cuando ni siquiera había escuchado aún a Tankard.

Como todo el material del grupo hasta ese momento, Two-Faced se grabó en el estudio Musiclab (fundado por el propio Harris Johns), en Berlín, durante los últimos meses de 1993, y contenía más thrash metal de actitud desenfadada y algo punk, sin demasiada variedad y sin perder el hilo con respecto a los dos discos anteriores, en los cuales la batería de Tunn (sobre todo su trabajo con los pies) habían supuesto, creo yo, la principal diferencia en cuanto a sonido con respecto a los tres primeros álbumes de Tankard. Desde ya puedo decir que no soy para nada objetivo y el disco me encanta, y si bien me resulta difícil clasificar los discos del grupo, éste entra sin problema entre los diez primeros y con serias posibilidades de estar bastante más arriba.

Comienzan con “Death Penalty”, cuyo título no deja dudas acerca del tema a tratar, y no en vano, la canción empieza con un juez condenando a alguien a la silla eléctrica. El tema en sí comienza con cierta cautela, como si el grupo tratase de tomar la medida al oyente o de ponerle en situación, mientras Gerre hace saber de su desprecio por la pena de muerte, mezclando el asunto con el racismo y empezando por el final, con la manera en la que una persona puede ser ejecutada. Luego pasará a contar su estancia en el corredor y su ejecución, esta vez sí, por medio de la silla. En cuanto a la música, y como era de esperar, el grupo acelera tras esos primeros momentos gracias en buena parte a los casi omnipresentes bombos de Tunn (mucho más notorios y presentes en la mezcla que con Werner), algo que será una constante en casi todo el disco. Hay coros con respecto a la frase título, mucha velocidad, cierta variedad en los riffs y los típicos solos frenéticos del grupo en los que no falta un cierto aire blues de vez en cuando, así que para qué quieres más?

“R.T.V.” (o reality television) empieza sin ninguna concesión, con más protagonismo del bajo de Thorwart y una progresión de acordes que, a priori, parece bastante simple. Es bastante punk, de hecho, si es que tengo alguna idea de en qué consiste eso exactamente. Sea como fuere, temazo absoluto que pone el foco en cierta manera de hacer televisión, pero curiosamente, años antes de que ese tipo de programas se pusiesen de moda hasta lo nauseabundo.

Si lo escuchado hasta ahora ha sido bueno, esto no ha hecho más que empezar y “Betrayed” (una de mis favoritas), a pesar de su menos veloz inicio, otra vez con mucha presencia del bajo, aniquila al oyente en pocos segundos con uno de esos momentos que son la razón por la que a uno le mola tanto este tipo de música. Thrash veloz en una historia de desamor bastante amarga y hasta cruel, ya que Gerre no sólo recuerda todo el tema, si no que parece querer castigarse a sí mismo reviviendo los momentos más chungos protagonizados por una ex que claramente no merecía la pena (Why were you messing around with other guys? You could have told me you were not satisfied). Desconozco si se trata de una historia real o no.

Tankard – Betrayed

“Nation Over Nation” viene después, con una crítica que no llego a saber si se extiende a cualquier tipo de supremacía de un país con respecto a otro, o sólo al tema de la antigua Unión Soviética. Musicalmente tiene cierto parecido con “Death Penalty”, con ese comienzo que te hace esperar un poco, y luego la velocidad habitual con algún intervalo un poco menos rápido. Es posible que a la larga, esta canción haya terminado siendo la más popular del álbum, no sólo porque es una de las dos (junto al tema título) del mismo que Tankard eligieron para regrabar en la recopilación Best Case Scenario: 25 Years In Beers (2007), donde ponían al día (con desigual suerte) temas de su etapa en Noise, si no porque además parece ser la única de Two-Faced en aguantar un poco en el repertorio del grupo.

Llega el turno de “Days Of The Gun”, una de las canciones más especiales del disco y de toda la carrera del grupo. No tanto por su enérgica denuncia de la pobreza, la corrupción, el crimen y el abuso del rico frente al pobre en el área de Frankfurt (de una manera que resulta excesivamente seria para lo que es el grupo), si no sobre todo por ser el primer y quizás único intento de Tankard de escribir una canción de rock normal y corriente (siempre teniendo en cuenta que el grupo se dedica a lo que se dedica), y lo más cerca que se hayan podido quedar nunca de ser los protagonistas de una balada, por muy imposible que parezca la asociación mental entre esta banda y algo así. Los acordes iniciales, de nuevo con ese aire blues, son simplemente geniales, no importa lo simples que puedan parecer, y demuestran un buen gusto poco adivinable hasta el momento en un grupo de garrulazos como estos. Y esto se puede aplicar también a la muy sentida frase en la que Gerre pronuncia el título del tema. Tankard se encargan de recordar quiénes son alternando dichos acordes con momentos mucho más intensos (aunque basados en lo mismo), un solo bastante bueno y cierta barbarie final, gracias al doble bombo de Tunn, pero la sensación es la de haber escuchado algo bastante único.

Tankard vuelven a lo habitual con “Cities In Flames”, un tema bastante animado y con distintos momentos, aunque no demasiado rápido en general. Hasta que llega la ultra veloz sección del estribillo, donde el grupo lo da todo y que resulta completamente frenética. Tras una primera vuelta se adivina lo que yo creo que es un pequeño solo de bajo en mitad de todo el exceso. La letra? Ni idea, la verdad. Se habla de demasiadas cosas a la vez como para enterarme.

Tankard – Cities in Flames

Otra canción un tanto atípica es la genial “Up From Zero”, que tras un breve inicio un tanto serio se convierte en un tema a medio tiempo con ciertos acelerones thrash aquí y allá (sobre todo durante la histérica sección intermedia, con grandes solos de guitarra) más propios de lo que suele hacer el grupo y que me recuerda a un temazo como el famoso “Space Beer”, encontrado en The Meaning Of Lifre. El grupo deja un poco de lado la brutalidad habitual, pero a cambio la canción es divertida, optimista e ideal para hacer deporte. El tema va sobre vivir la vida día a día, sin tanta preocupación por el futuro, y es el más largo del disco.

El tema título, “Two-Faced”, suele ser uno de los más recordados del disco. Empieza con un riff inicial con las guitarras alternándose, para entrar cada una por un lado, hasta que ambas se unen, llega el bajo de Frank y empieza la masacre. Otra canción muy veloz y sin concesiones en la que se cuentan historias de pedofilia, corrupción, etc, protagonizadas por gente que de puertas adentro no es quien dice ser. Al final del todo volvemos a encontrar lo mismo que al principio, musicalmente hablando. Genial.

“Ich Brauch’ Meinen Suff” (traducido necesito mi pimple) es casi la canción más corta del disco y la única que trata sobre alcohol y desmadres varios. Dije antes que no había nada de esto de creación propia y así es, ya que este tema es una versión del grupo vecino de punk rock Strassenjungs. Poca historia tras este tema, ya que se trata de una versión mucho más acelerada y enérgica que la original, cuya letra habla de los esperados excesos etílicos y sus consecuencias. Es divertida y reafirma el espíritu del grupo, pero no resulta tan llamativa como otras versiones que han hecho.

“Cyberworld” sigue, en general, la línea más típica de Tankard, aunque incluyendo algo más de variedad y hasta un estribillo que suena incluso alegre y que no resulta muy acorde en ese sentido con el tema del que trata la canción. Hasta la sección instrumental intermedia es un poco distinta al principio, aunque todo cambia y me mola, una vez más, el protagonismo del bajo en la mezcla. Puedes notar que efectivamente está ahí, y más que eso. Hay una introducción hablada y la canción va de aislarse de todo en una realidad virtual bastante violenta, o quizás de confundir todo esto con la vida real.

Sigue “Mainhattan”, que más que un homenaje a su lugar de procedencia (el título es un famoso juego de palabras que mezcla Manhattan con Main, por el río Meno que divide la ciudad, y teniendo en cuenta que Frankfurt es una ciudad de rascacielos y un centro financiero más que importante), resulta una breve descripción del mismo, con su deporte, su tradición, sus asuntos turbios y sus contradicciones. Musicalmente es otro atropellado ejercicio de thrash punk con mucha intensidad y velocidad, aunque por debajo de otros temas del disco en cuanto a calidad. De todas formas, como variedad no hay mucha, si este estilo no es el tuyo, no te esfuerces en encontrar algo que te guste (o apenas, sólo por la aparición de “Days Of The Gun”). El lado bueno es que si te gusta una canción, te gustan todas!

Y ahora sí, el disco termina con su tema más breve, “Jimmy B. Bad”, una frenética y divertida historia sobre el ascenso y caída de un tipo que se convirtió en una estrella del rock de la noche a la mañana y luego se le fue todo de las manos. Lo mejor es el final, cuando Gerre te hace saber que como el tipo entró en razón, se cortó el pelo y se compró un traje, todas sus tropelías previas pasaron a ser bien vistas. La música es igual que la historia, veloz, desenfrenada y totalmente punk. Cero solos de guitarra esta vez y ya se sabe, sexo, drogas y rock & roll. Me encanta.

Tankard – Jimmy B. Bad

Y ya estaría hecho. La última reedición, lanzada entre 2017 y 2018 (cuando en Noise hicieron un genial trabajo con los discos de, al menos, sus principales grupos de la época), incluía unas pocas canciones en directo. Juntando éstas y aquellas que venían en las reediciones de The Meaning Of Life y Stone Cold Sober, uno conseguía completar entero el repertorio del grupo en aquel mítico festival que el sello celebró el cuatro de Marzo de 1990 en el Werner Seelenbinder Halle de Berlín, con motivo de la entonces reciente caída del Muro y en el que también estuvieron Coroner, Kreator y Sabbat. Lo que daría uno por tener una máquina del tiempo.

Tras este disco, Tankard pegarían un bajón en el siguiente, The Tankard, y se despedirían de Noise, creo que con cierta polémica. Mejorarían bastante (musicalmente y en cuanto a mi criterio, por supuesto) al fichar después por Century Media, aunque los dos discos que editaron con este sello (Disco Destroyer y Kings Of Beer, de 1998 y 2000, respectivamente) ni resultaron muy bien acogidos ni llamaron la atención por su éxito. Pero al menos el grupo volvió a su salvaje gañanismo musical habitual, algo que no es que hubiesen abandonado en The Tankard, pero que sí habían refinado un tanto.

Una vez que el grupo fichó por AFM Records y editó su álbum B-Day (2002), coincidiendo con su veinte aniversario, todo ha funcionado bien sin apenas excepciones y ya como cuarteto, con los entonces relativamente nuevos fichajes Olaf Zissel (batería) y Andy Gutjahr, plenamente consolidados. Siempre teniendo en cuenta que este grupo es una entidad bastante humilde, su base de fans es fiel pero es la que es, y que el éxito parece entenderse en términos de seguir teniendo la suficiente aceptación como para poder seguir sacando discos y tocando hasta que el cuerpo aguante. A día de hoy todo sigue igual, quitando la muy reciente salida de Olaf (sustituido por Gerd Lücking), aunque creo que Tankard harían bien en fichar un segundo guitarrista en directo y aunque Gerre podría moverse con algo más de soltura si estuviera en mejor forma, lo cierto es que no parece afectarle en absoluto, e incluso diría que se le ve mejor que en otras ocasiones.

Comentar también que Tankard, pero bajo el nombre de Tankwart, editaron otros dos discos en los noventa en los que sólo hicieron versiones en alemán de canciones típicas del país y mayormente festivas, de esas que la gente canta en celebraciones y que suelen ser muy populares. Esos discos fueron Aufgetankt (1994, ya con Zissel) y Himbeergeist Zum Frühstück (de 1996, esta vez ya sin Katzmann), en una onda punk, heavy metal y algo thrash muy divertida. Muy recomendables, aunque supongo que sólo para acérrimos.

¡Hasta pronto!

Texto: Diego Torres Vicente.

By Redacción Metal Hammer

Metal Hammer és una marca legendaria en toda Europa en cuanto a la difusión de la escena del hard rock y heavy metal. El primer número de la revista se editó en diciembre de 1987.

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